... se queda en nimiedad.
"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James
viernes, 3 de febrero de 2023
Terror gratuito
... se queda en nimiedad.
jueves, 2 de febrero de 2023
Objeción fiscal, 1933
Los trabajos de la comisión avanzaban a buen ritmo. Charles estaba tranquilo. No podía imaginar que lo que iba a cambiar por completo su situación llegaría de un sitio llamado La Coudrine, un pueblecito cercano a Péronne, en la región del Somme, del que ni él ni nadie había oído hablar nunca, pero donde vivía un agricultor llamado Sauveur Piron, que se negaba a pagar sus impuestos. Como muchos campesinos, no estaba dispuesto a «engordar a esos señoritos de París». El miércoles 16 de agosto de 1933, un ujier portador de innumerables notificaciones de apremio llamó a su puerta, acompañado por dos gendarmes, para embargarle bienes hasta cubrir los nueve mil francos que debía al fisco. Los agricultores vecinos acudieron a echarle una mano; después de intercambiar invectivas, los gendarmes tuvieron que batirse en retirada. Volvieron con refuerzos. Los agricultores también... En circunstancias normales, el suceso habría quedado circunscrito a aquel rincón del departamento, pero acabó convirtiéndose en el catalizador de un descontento general que sólo esperaba la ocasión de expresarse. Había sonado la hora de la revuelta contra los impuestos.
Se organizaron manifestaciones. En la segunda quincena de agosto, hubo no menos de cuarenta y cuatro, a las que se sumaron aquí asociaciones de la juventud patriótica y antiguos combatientes, allá sindicatos y corporaciones, acullá antirrepublicanos militantes y en todas partes gente descontenta e indignada que se consideraba expoliada, desposeída, robada. Los grandes culpables eran los impuestos; el gran enemigo, el Estado. El gobierno observaba con preocupación los colores de aquel incendio que no dejaba de ganar terreno. En Sedan, Épinal, Roubaix, Grenoble, Le Mans, Nevers o Châteauroux se concentraron miles de personas. Las fuerzas del orden tuvieron que intervenir en todas partes. Se incendiaron coches y también tiendas; las ambulancias no paraban de ir y venir. En Béziers se tomó una decisión colectiva que estaba en la mente de todos: «Los contribuyentes signatarios llaman a la movilización general para organizar, si es necesario, la objeción fiscal.» Se había pronunciado la gran frase, y no por parte de los comunistas, sino de comerciantes, artesanos, farmacéuticos, notarios, médicos... Muchos contribuyentes se declararon dispuestos a devolver, a su correspondiente diputado, su declaración de la renta sin cumplimentar. El gobierno se veía amenazado por todas partes por una forma desastrosa de revuelta: la huelga general tributaria.
El gobierno se veía amenazado por todas partes por una forma desastrosa de revuelta: la huelga general tributaria.
martes, 31 de enero de 2023
Sofocando el Sí es Sí
“El Gobierno de Pedro Sánchez, ostensiblemente, no se entrega a gobernar bien para justificar una futura reelección, sino a destruir la posibilidad de alternativa“
sábado, 28 de enero de 2023
Escenario no confortable
Las soluciones escasean
La crisis inglesa es la avanzadilla de nuestros problemas inminentes.
El The Telegraph no se muerden la lengua a la ahora de poner en su sitio al gobierno Torie. Véase por ejemplo Jeremy Adams. En su opinión, aunque teme más a los laboristas, el gobierno está fracasando estrepitosamente.
Todos estamos fracasando. Y el fracaso de Occidente es la ruina para los Países emergentes.
Como en todas partes, por ejemplo España, el gobierno se desmarca de la realidad en sus discursos mega optimistas que recurre a un futuro inventado. Por ejemplo, la IA, según el gobierno tipo occidental, es la recojo madre de todas las soluciones. En Inglaterra también. Como dice Jeremy, el ministro del Tesoro,
“Hunt dijo que le había pedido a ChatGPT, la nueva forma de IA de código abierto de la que todo el mundo habla, que escribiera las primeras líneas de su discurso. De manera similar, le pedí que escribiera mi párrafo final. "ChatGPT está al máximo de su capacidad en este momento", respondió inútilmente, y aún permaneció allí algún tiempo después. Las soluciones, al parecer, escasean.”
En el futuro no veo un escenario confortable. La deuda pública ha subido en nuestras economías de manera exponencial. Me remito a mi anterior artículo la matemática de la Deuda.
(
Desde la crisis financiera, y sobre todo desde la pandemia, la deuda pública mundial ha crecido hasta el 349% del PIB mundial. En el gráfico, se ve la deuda/PIB acumulada por EEUU, que llegó a una ratio de casi el 140% del PIB, aunque ahora ha bajado al 120%.
Alguien puede pensar que cuanto más extenso es el problema, mejor para los endeudados... y peor para los acreedores. Pues no es así.Si se produce un impago de la deuda mundial, el crédito futuro se contraerá, y la economía mundial será arrasada y caerá en manos del más fuerte. ¿Quien será el más fuerte? El o los que tengan el crédito suficiente para endeudarse y comprar a bajo precio los activos mundiales, aunque sería un caso extremo.Controlar la deuda/PIB es problemático, porque exige crecer y y mantener el flujo de pagos debidos. En concreto, Solo estabilizar la ratio significaría que la tasa de crecimiento del PIB nominal fuera igual o mayor al tipo de interés devengado. Esto se deduce de que el incremento anual de la ratio%Deuda/PIB = Déficit/PIB + deuda*interés/PIB - %PIB.Para que dicho incremento sea cero, el presupuesto debe ser equilibrado (déficit cero) y el interés debe ser inferior al incremento % del PIB. Es decir, estabilizar el presupuesto y que el PIB más que el nivel del tipo de interés.Pero lo que nos dicen las predicciones para los próximos años es que el crecimiento va a ser muy bajo. Es posible que los tipos de interés bajen, según predice el modelo de L. Summers: vivimos un lento estancamiento (Secular Stagnation), lo cual se deduce de la lenta caída secular de los tipos de interés, indicio de que el rendimiento del capital decae y, por ende, también la inversión. A ello se agrega la caída de la demografía en los más países más destacados, como EEUU, China, Europa.Esto augura unos ingresos fiscales decrecientes y unos gastos por desgracia difíciles de recortar, con una población activa menguante, y gastos sociales que tienden a consolidarse, por la resistencia de la población a renunciar en nombre del futuro, lo que agudiza la transferencia de cargas financieras a generaciones futuras. Estos futuros deudores tienen una precisión cierta de que, por primera vez en setenta años, no van a ingresar una renta vital mayor que la de sus padres.¿Cual serían las soluciones para recortar mundialmente la Deuda/PIB?Adelantó algunas, pero ya digo que son difíciles de implementar.Una posibilidad, quizás la mejor, sería una negociación mundial para consolidar deudas con activos, y aplicar una reconversión de la deuda neta para alargar vencimientos y recortar tipos de interés. Tal tipo de reconversión supone un castigo para los acreedores, pero como son dudas de gobiernos frente a frente, todos saldrían ganando con la operación: se generaría más crecimiento y bajarían los tipos. La economía mundial encontraría un horizonte más despejado y se desinflarían conflictos amenazadores que ensombrecen el horizonte.Pero es difícil confiar en que se produzca, por varios motivos. Primero, los gobiernos del mundo tendrían que reconocer sus deudas con los demás, a lo que ciertos países seguro se negarían. Segundo, las negociaciones podrían ser largas, si es que las hay. Tercero, en esta hipótesis se entrometen cuestiones de geoestrategia que pueden anular las buenas intenciones desde antes de comenzar. Cuarto, el reciente Foro de Davos demuestra que la mayoría de los gobiernos, y CEOs de multinacionales, están más inclinados a proyectar una ilusión de que estamos a punto de entrar en una era de revolución tecnológica, que para difundir ni siquiera ligeras notas de pesimismo. “Estamos mejor que nunca”, es el mensaje.La solución alternativa sería que los gobiernos, país a país, se pusieran manos a la obra para reducir la deuda. Esto, cuando los bancos centrales están en modo de doblegar la inflación, sin haberlo conseguido del todo, dañaría a la economía mundial en una medida difícil de tomar por la contracción de la demanda que supondría. Y no se piense que si los bancos centrales abandonan su lucha, los mercados de deuda se destensarían. La inflación, tarde o temprano, haría subir los tipos de interés por encima de la tasa de inflación.Tampoco se puede soñar con una política de represión de la deuda bajando los tipos en toda la curva, como se hizo tras la Segunda Guerra Mundial. Entonces era una política aceptablemente políticamente, que además no generó inflación. Hoy sería imposible, porque los mercados, más libres que entonces, no lo aceptarían: no comprarían esa deuda más que a rendimientos muy altos, lo que implica un caída de su valor...Los bancos centrales quieren atenerse a su mandato, pero los gobiernos, que son sus accionistas, no colaboran a ello, pues aumentan su deuda y eso impulsa a su monetización= inflación. Es más, las deudas públicas han aumentado, pese a que los impuestos se han subido, y pese a la inflación, que siempre ayuda a aumentar el PIB nominal, denominador de la ecuación.En realidad, con el aumento de las participación en el PIB, el gasto público ha invadido y sobrepasado al sector privado, de cuya contribución productiva vivimos todos, incluso el estado. Cuando una empresa privada se vuelve improductiva, quiebra y se liquida. Cuando el estado aumenta su su gasto y sus funcionarios, está generando un efecto”crowding out” a largo de expulsión de la inversión privada, la que a largo plazo crea riqueza, puestos de trabajo sostenibles y productividad.Además, los gobiernos han descubierto repentinamente lo cool que es aumentar el gasto armamentista, del 0,5% del PIB a 4 o 5 veces más. Una muesca más en el presupuesto y la deuda.Hay otra razón para impedir la reducción de la deuda mundial. Se trata de la agenda 2030, de lucha contra el calentamiento climático, lo que irremisiblemente aumenta la deuda pública y desplaza la inversión privada. Sencillamente, no se ha producido, ni se producirá a corto plazo, el cambio tecnológico que permita reconvertir las industria mundial sin grandes quebrantos de empleo, caída de la renta, y aumento de la deuda. Desgraciadamente, la dichosa agenda es una quimera que crea ilusión, pero plantea problemas irreductibles - aparte de que hay países, digamos China, que sistemáticamente no cumple esos acuerdos. Los firma para que Occidente se cubra más de deudas...Esos problemas no se dicen, pero están acechando.
Desde la crisis financiera, y sobre todo desde la pandemia, la deuda pública mundial ha crecido hasta el 349% del PIB mundial. En el gráfico, se ve la deuda/PIB acumulada por EEUU, que llegó a una ratio de casi el 140% del PIB, aunque ahora ha bajado al 120%.
Alguien puede pensar que cuanto más extenso es el problema, mejor para los endeudados... y peor para los acreedores. Pues no es así.Si se produce un impago de la deuda mundial, el crédito futuro se contraerá, y la economía mundial será arrasada y caerá en manos del más fuerte. ¿Quien será el más fuerte? El o los que tengan el crédito suficiente para endeudarse y comprar a bajo precio los activos mundiales, aunque sería un caso extremo.Controlar la deuda/PIB es problemático, porque exige crecer y y mantener el flujo de pagos debidos. En concreto, Solo estabilizar la ratio significaría que la tasa de crecimiento del PIB nominal fuera igual o mayor al tipo de interés devengado. Esto se deduce de que el incremento anual de la ratio%Deuda/PIB = Déficit/PIB + deuda*interés/PIB - %PIB.Para que dicho incremento sea cero, el presupuesto debe ser equilibrado (déficit cero) y el interés debe ser inferior al incremento % del PIB. Es decir, estabilizar el presupuesto y que el PIB más que el nivel del tipo de interés.Pero lo que nos dicen las predicciones para los próximos años es que el crecimiento va a ser muy bajo. Es posible que los tipos de interés bajen, según predice el modelo de L. Summers: vivimos un lento estancamiento (Secular Stagnation), lo cual se deduce de la lenta caída secular de los tipos de interés, indicio de que el rendimiento del capital decae y, por ende, también la inversión. A ello se agrega la caída de la demografía en los más países más destacados, como EEUU, China, Europa.Esto augura unos ingresos fiscales decrecientes y unos gastos por desgracia difíciles de recortar, con una población activa menguante, y gastos sociales que tienden a consolidarse, por la resistencia de la población a renunciar en nombre del futuro, lo que agudiza la transferencia de cargas financieras a generaciones futuras. Estos futuros deudores tienen una precisión cierta de que, por primera vez en setenta años, no van a ingresar una renta vital mayor que la de sus padres.¿Cual serían las soluciones para recortar mundialmente la Deuda/PIB?Adelantó algunas, pero ya digo que son difíciles de implementar.Una posibilidad, quizás la mejor, sería una negociación mundial para consolidar deudas con activos, y aplicar una reconversión de la deuda neta para alargar vencimientos y recortar tipos de interés. Tal tipo de reconversión supone un castigo para los acreedores, pero como son dudas de gobiernos frente a frente, todos saldrían ganando con la operación: se generaría más crecimiento y bajarían los tipos. La economía mundial encontraría un horizonte más despejado y se desinflarían conflictos amenazadores que ensombrecen el horizonte.Pero es difícil confiar en que se produzca, por varios motivos. Primero, los gobiernos del mundo tendrían que reconocer sus deudas con los demás, a lo que ciertos países seguro se negarían. Segundo, las negociaciones podrían ser largas, si es que las hay. Tercero, en esta hipótesis se entrometen cuestiones de geoestrategia que pueden anular las buenas intenciones desde antes de comenzar. Cuarto, el reciente Foro de Davos demuestra que la mayoría de los gobiernos, y CEOs de multinacionales, están más inclinados a proyectar una ilusión de que estamos a punto de entrar en una era de revolución tecnológica, que para difundir ni siquiera ligeras notas de pesimismo. “Estamos mejor que nunca”, es el mensaje.La solución alternativa sería que los gobiernos, país a país, se pusieran manos a la obra para reducir la deuda. Esto, cuando los bancos centrales están en modo de doblegar la inflación, sin haberlo conseguido del todo, dañaría a la economía mundial en una medida difícil de tomar por la contracción de la demanda que supondría. Y no se piense que si los bancos centrales abandonan su lucha, los mercados de deuda se destensarían. La inflación, tarde o temprano, haría subir los tipos de interés por encima de la tasa de inflación.Tampoco se puede soñar con una política de represión de la deuda bajando los tipos en toda la curva, como se hizo tras la Segunda Guerra Mundial. Entonces era una política aceptablemente políticamente, que además no generó inflación. Hoy sería imposible, porque los mercados, más libres que entonces, no lo aceptarían: no comprarían esa deuda más que a rendimientos muy altos, lo que implica un caída de su valor...Los bancos centrales quieren atenerse a su mandato, pero los gobiernos, que son sus accionistas, no colaboran a ello, pues aumentan su deuda y eso impulsa a su monetización= inflación. Es más, las deudas públicas han aumentado, pese a que los impuestos se han subido, y pese a la inflación, que siempre ayuda a aumentar el PIB nominal, denominador de la ecuación.En realidad, con el aumento de las participación en el PIB, el gasto público ha invadido y sobrepasado al sector privado, de cuya contribución productiva vivimos todos, incluso el estado. Cuando una empresa privada se vuelve improductiva, quiebra y se liquida. Cuando el estado aumenta su su gasto y sus funcionarios, está generando un efecto”crowding out” a largo de expulsión de la inversión privada, la que a largo plazo crea riqueza, puestos de trabajo sostenibles y productividad.Además, los gobiernos han descubierto repentinamente lo cool que es aumentar el gasto armamentista, del 0,5% del PIB a 4 o 5 veces más. Una muesca más en el presupuesto y la deuda.Hay otra razón para impedir la reducción de la deuda mundial. Se trata de la agenda 2030, de lucha contra el calentamiento climático, lo que irremisiblemente aumenta la deuda pública y desplaza la inversión privada. Sencillamente, no se ha producido, ni se producirá a corto plazo, el cambio tecnológico que permita reconvertir las industria mundial sin grandes quebrantos de empleo, caída de la renta, y aumento de la deuda. Desgraciadamente, la dichosa agenda es una quimera que crea ilusión, pero plantea problemas irreductibles - aparte de que hay países, digamos China, que sistemáticamente no cumple esos acuerdos. Los firma para que Occidente se cubra más de deudas...Esos problemas no se dicen, pero están acechando.)
Todos los países están endeudados de tal manera que el futuro está cada vez más condicionado. Es curioso que esto haya sido simultáneo a la inflación actual, que los bancos centrales están intentando reconducir. Una hazaña cada vez más imposible, pues tarde o temprano tendrán que comprar esa deuda, que tarde o temprano se traducirá en más inflación. Como si no bastara la amenaza Putin de subir los previos energéticos, ya reavivados por la creciente demanda china.
Esto augura un futuro inflacionista, muy diferente al escenario anterior de estabilidad de precios. Pero uno de los factores que habían contribuido a esa contención de precios, la globalización, está desapareciendo. La Globalización había creado una competencia extrema entre países, lo que había deflactado los precios mundiales. Lo malo es que algunos países polizones, cono China, habían manipulado sus precios de exportaciones con un tipo de cambio devaluado y unos costes internos muy bajos. Eso se tradujo en la invasión china de los mercados mundiales, sobre todo de EEUU, y un excedente acumulado exterior gigantesco, pues EEUU y sus aliados lo permitían e, incluso, metieron a China en la OMC. Miel sobre hojuelas para China. Conquistaba los mercados de sus enemigos, y acumulaba una riqueza con la que compraba deuda de los pardillos occidentales, con el resultado actual de nuestra enorme deuda con China y, encima, nuestros mercados sometidos a sus precios manipulados. China, dueña del mundo. Nosotros, con unas deuda creciente precisamente con China. Esa es la realidad.
Entonces esto traza unos escenarios futuros, incluso a coro plazo, nada halagüeños. Por una parte, una inflación que no bajará a sus niveles de décadas anteriores, pero inevitable a partir de un nivel crítico de deuda que Loma bancos centrales tendrán que comprar, emitiendo dinero.
Por otro lado, a un periodo de inflación puede sucederle otro de contracción, porque ya nadie quiere esa deuda, lomque hará subir los tipos de interés al,cielo, como sucedió en 1930-34. Tras la inflación de los 1922, se intentó, con enorme desacierto, reimplantar el paredón oro, lo que provocó la,crisis de 1929, preludio de la llegada de Hitler al poder y la Segunda gran Guerra.
Esto es el panorama que hemos sembrado, bajo la atenta mirada mirada de China...
viernes, 27 de enero de 2023
En el nombre de
Érase una vez, en Algeciras, un islamista, cuyo nombre no quiero saber, que rezó a Alá, y en su nombre, tomó un cuchillo o machete, no se muy bien, y salió a la calle a matar. Asesinó a un sacristán de la parroquia, un hombre que no había hecho mal a nadie. Ahora se han cerrado filas en defensa del Islam que, como todo el mundo sabe, no tiene nada que ver, ni remotamente, con el hecho. Hecho que ya se ha repetido en Europa decenas de veces, y recientemente. Pero las autoridades cierran filas: no, no ha sido el Islam. Incluso Ignacio Vera, hoy, en su lamentable columna, que cuelgo aquí.
Es verdad que en España hay musulmanes perfectamente adaptados e integrados en España. Yo soy amigo de algunos.
Pero también es cierto que hay fanáticos islamistas que matan atropellando a paseantes, incluso a niños. Francia ha sufrió muchos actos vandálicos, e Inglaterra, y Alemania. Recuérdese. Una vez en Niza uno de estos lanzó un camión contra centenas de paseantes domingueros. Y otros, en otros países, innumerables y olvidadas veces.
Las autoridades europeas quieren sofocar como sea que nos han declarado una guerra, arraigada en varios gobiernos islamistas, y ejecutada por frentes militares financiados por esos países amigos, como el DAES.
Una larga guerra de desgaste que lleva ya muchos años, desde que empezaron a invadir Europa con sus mujeres preñadas, un arma letal que al cabo de los años, ha resultado en millones de musulmanes inadaptados, rencorosos (solo en Francia en torno a 7-8 millones), que quieren desahogar su frustración vital abrazando el Islam como arma arrogadiza. Suben y bajan los atentados, pero no cesan ni cesarán. No sé si lograrán su objetivo final, pero seguirán matando gente que pasaba por ahí. Culpa suya.
Paris, Discoteca Bataclán, 2015, 130 muertos, culpables de pasar por ahí. Recuerdan a la mujer embarazada pidiendo socorro, colgada de un balcón durante horas? Qué error el suyo, estar embarazada y pasar por ahí! Etc.
Que son psicopatas? Sin duda, pero también sicarios enviados por Alá para que DAES (y sus patrocinadores) logre su objetivo final.
Si, Ignacio Vera. El terrorismo antes nos unía. Ahora no, porque las autoridades quieren ser cómplices. Nosotros, los indefensos, no queremos guerra. Sólo pedimos un poco de eficacia policial. Y no entreguismo políticamente correcto!
miércoles, 25 de enero de 2023
Matemática de la deuda
Alguien puede pensar que cuanto más extenso es el problema, mejor para los endeudados... y peor para los acreedores. Pues no es así.
¿Quiebra de los bancos centrales?
domingo, 22 de enero de 2023
Geoestrategia
La geoestrategia es un arcano para la inmensa mayoría, la que con sus votos decide quien gobierna y legisla un país durante cuatro años.
En este artículo tenemos una prueba de lo lejos que nos quedan estos temas tan ignotos como de crucial importancia. No hay más que pensar en el vil comportamiento de Francia con España en cosas cono el santuario para la ETA en la región Vasco francesa (hasta los noventa), y la resistencia de nuestro vecino a la entrada de España en la Comunidad Europea, tan necesaria para consolidar la Transición a la Democracia (1986).
¿Por qué nos odiaba tanto Francia? Como explica Contreras, era su modo de debilitar su potencial frente del Sur, que mostraba un florecimiento económico incómodo.
Hoy Francia ha rechazado el gaseoducto que hubiera alimentando a Alemania con La energía que antes venía de Rusia. Alemania es el archienemigo de Francia; la Unión Europea se forjó con el objetivo prioritario de unir las economías de ambos para quitarle las reiteradas ganas invasoras a Alemania. Desde los comienzos de esa Unión, Francia se otorgó el liderazgo político, ya que Alemania partía de una malísima imagen por su reciente nazismo... Pero ya en los años sesenta se convirtió en el incómodo líder económico que Francia no se esperaba. Francia no quería ni quiere fortalecer la economía alemana, para su gusto demasiado potente. Prefiere debilitar a su “aliado” y mantener su liderazgo político, aunque sea de unos países económicamente cuestionados, aunque hasta ahora Francia y Alemania siempre han votado juntas en las grandes cumbres europeas en cuestiones europeas, como la posible expulsión de Grecia que pedían algunos miembros. en caso discrepancia, han hablado aparte y se han puesto de acuerdo para votar lo mismo. En este extraño baile del minué se encuentran profundos motivos con siglos de antigüedad de guerras entre ambos.
Por lo tanto, es detectable una jerarquía no explícita en la UE: mandan Francia y Alemania en los momentos difíciles, y los demás raramente pintan algo. Hay países, como la unión de Benelux, que está de acuerdo con ello, y a los Nórdicos no les interesa demasiado. A los del Sur se les da un toque de trompeta de vez en cuando, pero de lo contrario no tienen mucho poder: son países que dependen demasiado de Las transferencias del Norte: Países de carácter cuasi mendicante, generalmente masivamente apoyado con los votos. Irlanda es la única que se ha independizado con su boyante economía.
España, en concreto, no tiene capital político para tener más peso en las decisiones, sobre todo porque al electorado español, además de fraccionado, no le importan esos problemas. Tradicionalmente, España ha tenido una política exterior de muy baja intensidad, y en declive, desde el siglo XIX. El separatismo y la división de las regiones han liquidado lo poco de capital que acumuló el régimen anterior, al que sí le preocupaban estos problemas como condicionante de la paz y prosperidad interior.
sábado, 21 de enero de 2023
Inversión directa extranjera
¿Impresionante, no?
Lo que vemos es que, desde que gobierna Sánchez, se ha registrado una notable caída de las inversiones extranjeras, más de un 31%. La política de esta gobierno ha sido tan nefasta para la inversión general que lo que sorprende es que la caída no haya sido más pronunciada.
viernes, 20 de enero de 2023
La democracia
Creo que uno de los problemas de la Democracia es que reduce el horizonte temporal del que está en el Poder de manera aguda, hasta el punto de reducirlo a menos de los cuarto años usuales que transcurren entre dos elecciones. Más aún, si el que ha ganado las elecciones ya empieza a pensar en las siguientes y supedita sus decisiones a eso.
No estoy diciendo nada nuevo. En Economía se conoce como ciclo electoral, es decir, ciclo provocado por el gobierno con decisiones que le benefician a corto plazo y perjudican a la nación a un horizonte más largo.
Esto explica, por ejemplo, el aumento de la deuda pública, que además de descargarse sobre los hombros de futuras generaciones, tienen un efecto depresivo sobre las inversiones privadas. También explica la manipulación de los mercados financieros para sostener mejor esa deuda, lo que puede llevar a la inflación. Estas y otras políticas, de clara intención electoral, no son lamentablemente percibidas así por los electores, que como se puede observar, tiene motivaciones nada racionales, o muy poco.
En España estamos viviendo un ciclo electoral muy pronunciado de este cariz, que está degradando instituciones básicas para el orden democrático. Sí, el orden democrático puede ser víctima de los que dicen defenderlo. ¿Pero no llegó Hitler al poder en una elecciones en 1933? Hay tantos casos de “selección perversa” mediante intachables elecciones...
Lo único que sabemos es que “la democracia es el peor sistema excluyendo todos los demás”, decía Churchill. Eso quiere decir que, a veces hay que defenderla contra la ceguera de sus beneficiarios, si éstos están ciegos. ¿Pero cómo, si el que ejerce el poder se encarga sistemáticamente de sembrar de bombas al que viene después?
Muy difícil, si no hay un convencimiento generalizado de las consecuencias de lo que se está urdiendo?
jueves, 19 de enero de 2023
Nosotros jugamos en otra competición
martes, 17 de enero de 2023
El origen de la Unión Europea
Sabía que cierta clase social, en todos los siglos, grandes o pequeños, era siempre la misma..., pero también sabía lo que era la fiebre y la decadencia, y conocía sus síntomas. Tibia promiscuidad; tolerancia de la debilidad; ironía sin fuerzas; ingenio indiscreto; la agudeza por la agudeza misma; sangre cansada, despilfarrado su ardor en la ironía, en insignificantes aventuras, en mezquinos anhelos, en refinados fatalismos, en una lánguida inutilidad. «Desde aquí no será salvado el mundo –pensó–. Pero ¿desde dónde entonces?».(Eric Maria Remarque, “Arco de Triunfo”)
El Tratado de París (formalmente Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero),[1] firmado el 18 de abril de 1951 entre la República Federal Alemana, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos, fue el tratado que dio origen a lo que posteriormente sería la Unión Europea. El tratado estableció la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) que formó parte, primero, de las Comunidades Europeas y, luego, de la Unión Europea. Entró en vigor el 23 de julio de 1952 y expiró el 23 de julio de 2002, exactamente cincuenta años después de su nacimiento, tal como estaba previsto en su tratado.[1] Las competencias en materia de producción y comercio del carbón y el acero fueron asumidos en ese momento por la Comunidad.
En 1950 los franceses estaban obsesionados con lograr algún tipo de acuerdo para evitar una nueva invasión de Alemania, que ya habían sufrido tres veces desde la guerra Franco-prusiana de 1871.
España solicitó el estatus de país asociado a la Comunidad Económica Europea por primera vez el 9 de febrero de 1962, mediante una carta escrita por el ministro de Asuntos Exteriores Fernando María Castiella al presidente del Consejo de Ministros de la CEE, el francés Maurice Couve de Murville: partiendo de «la vocación europea de España», su situación geográfica y sus intereses económicos, el gobierno franquista solicita en esta carta «una asociación susceptible de llegar en su día a la plena integración después de salvar las etapas indispensables para que la economía española pueda alinearse con las condiciones del Mercado Común».[5][4][6] Sin embargo, dado que la CEE prefería que España tuviese un régimen democrático, fue denegada la adhesión mediante un mero acuse de recibo por carta el 6 de marzo.[7] En efecto, para ese año se estaban elaborando documentos en donde se exigía que para ser miembro debían ser Estados democráticos:[8]