Se aproxima una crisis de las gordas. Un huracán escala 10, del 1 al 10.
El aleteo de una mariposa (dudas sobre la solvencia hipotecaria de préstamos marginales)podría provocar una de esas crisis típicas de verano, casualmente en agosto, cuando todos están de vacaciones.
De momento se habla de crisis de liquidez, la cual en principio exige “sólo” inyectar dinero en un mercado en el que se han secado las fuentes habituales alternativas. Estas fuentes – las privadas – sólo son líquidas, como dice Willem Buiter, cuando no se las necesita. La liquidez es tal si y sólo si la proporciona el estado, pues “a diferencia de los agentes privados, el estado tiene el monopolio del legítimo uso de la fuerza” , (argumento incontestable que suele rechinar en círculos ultraliberales a los que les gustaría implantar el dinero privado, o el patrón oro, pues parece ser que han descubierto una nueva naturaleza humana, inmune a la incertidumbre). Por cierto, la independencia conquistada por los bancos centrales es funcional: no les resta capacidad de representatividad estatal.
¿Se acuerdan de cuando hablábamos de la aparición del dinero? Pues éste es un buen momento para reflexionar sobre ello. A la más mínima duda, la gente lo atesora y no lo presta. Es lo que pasa ahora: sospechas de que algunos no van a pagar: pues, por si acaso, yo, que no tengo nada que ver, me guardo lo que tengo y no lo presto.
Sólo la autoridad en la que todos confían puede ofrecer ilimitadamente lo que se ha esfumado de los mercados: el dinero. Si no lo hiciera, la catástrofe sería de órdago. algunos - los que hace semanas llamábamos los puristas - no pueden evitar pinzarse la nariz y decir: "esto traerá más inflación". Es lo que han hecho en todas las crisis recientes, que se han paliado gracias a no hacerles caso. Así que, sencillamente, que les den.
Agosto, agosto...!