"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 29 de junio de 2008

Domingo de Agon. La final. Unamuno, Soraya y Rubalcaba

En un día sobrecargado de calor y de consigna patriotera como éste -llega un momento en que uno está saturado hasta de la selección- no hay mejor refresco mental que volver, después de tantos años, a Unamuno, el antifilósofo por excelencia. A veces me da por temer que un día me vaya a defraudar; y es que el alejamiento falsea el recuerdo y debilita la fe.
Pero releerlo es un ejercicio de confirmación, de reafirmación; y de regreso a las esencias.
La Agonía del Cristianismo
es una obra de esencias. Como cuenta el autor en el prólogo, es una obrita de encargo de cuando estaba exiliado, huyendo, en París, de la dictadura de Primo de Rivera. Unamuno se llevó mal con Alfonso XIII y con el dictador, que le desterró a Fuertenventura. Es decir, le quitó su medio de vida -su cátedra- y luego le desterró. Desde allí se escapó en un barco, fletado por sus amigos, a Francia. Como él mismo cuenta, el libro y el título le fue sugerido por un editor, pero lo escribió enfrebecido. (Supongo que el hecho de que el dictador fuera de uno de esos católicos españoles de misa dominguera no dejó de influir en él). Pese a estas vicisitudes, aparentemente circunstanciales, repito que es un libro de esencias.
Como el mismo Unamuno dice, obra de "composición viva... reproduce en forma más concreta, y por más improvisada, más densa y más cálida, mucho de lo que había expuesto en mi obra El sentimiento trágico de la vida". O sea, pura esencia de la esencia.
Hoy no es un día de agonías, aparentemente. Pero Unamuno entendía agonía en su sentido original griego, de lucha, de vida, pues la vida es lucha - agonía- más o menos oculta, más o menos evidente.
Hoy es un día de ilusiones una y otra vez rentabilizadas por unos y otros, saduceos y filisteos. Desde Soraya -esa inepta- hasta Rubalcaba - ese desalmado- nos han ofrecido un artículo sobre la selección y la final de hoy. Para que veamos que ellos también bajan del olimpo y participan el la vida -la agonía- de la vida.
El de Soraya, la ruborizante y lelita Soraya, es simplemente horripilante: no se pueden decir más tópicazos por milímetro cuadrado. El del Rubalcaba, el de la cara de hormigón armado, de faz inruborizable, no es malo. incluso coincido con él en que prefiero ganar -o perder- frente a Alemania que a Turquía.
Un día lento, que no acaba de pasar. Los domingos son así; pero éste más. Unamuno y su eterna prosa, tan antiestética -y por ello tan fresca-, me lo ha salvado - en el caso de que España tenga mala suerte.
Ojalá gane España, que está muy bonita sin complejos, luciendo la bandera con alegría. Es lo más natural del mundo querer sentir el orgullo de la tribu. La tribu, para la inmensa mayoría, es España.
Una hora sólo para que empiece la agonía. Vibremos con Luis y los suyos. Ojalá ganen; yo no me conformo, como Sorayita, con jugar la final ( se nota que ésta no agoniza: no vive). Sólo me contentaré con ganar.

1 comentario:

aboibo dijo...

No sé si reparaste en una oprobiosa toma de las cámaras. Oprobiosa, sí. El de "la nación es un concepto discutible y discutido", (o viceversa), alcanzó anoche su más alta cota de oportunismo presentándose en el palco de autoridades luciendo un "pin" con la bandera española.
Aún me quedaba esto por ver.