El déspota benevolente

Es la creencia en el "déspota benevolente", que como un moisés lleva al pueblo hacia la tierra prometida: el progreso. Y esa tierra ¿Dónde está, qué es, quién la ha anunciado?
la ha anunciado el santo profeta de la izquierda, Marx, del que, por mucho que lo digan, no se han desembarazado. El gobierno adquiere así algo de mesiánico, pues viene a llevar al pueblo a su destino, el paraíso en la tierra. Por métodos democráticos, se supone, pero eso no es más que para adormecer al personal, pues gran parte del programa pasa por "arrancar el alma al pueblo", lo cual será democrático en la forma, pero es tiránico.
Por ello ya no hacen falta religiones retrógadas,como el cristianismo; que sin embargo, a través de sus parábolas, dicen una verdad mayor, y que antes era bien conocida: que el paraíso en la tierra no existe.
Es lo que dicen todas las religiones, sin excepción. Con enormes variantes, pero ninguna religión es tan falsa como el racionalismo materialista de hoy; sí, hablan a través de un lenguaje mitológico, pero enseñan a la gente una verdad fundamental: que no hay paraísos del hombre, hechos por el hombre. Por eso se ha creído en Dios siempre... Como último refugio contra el mal. Uien no sabe que es mejor esto que la increencia, es que no ha llegado a la madurez.
Pero, además, es que la personalidad del gallo del corral es digna de estudio. La capacidad para decir ese discurso incalificable, lleno de mentiras, pavoroso si lo lees un poco..., yo no sé si su hemisferio cerebral no conecta con el otro medio -como sugiere (el ilegible) Pedro Jota en su carta de hoy-, o qué es, pero esa capacidad para decir melonadas con tono solemne, y que encima contengan amenazas a los que no creen en esa basura, es apoteósica.
¿El pueblo? el pueblo es responsable, como lo es el de Venezuela de votar a ese gorila que les manda. En eso estoy de acuerdo, que el pueblo español tiene lo que ha comprado ya dos veces. Y volverá a comprar...
Sólo la crisis económica de inmensa magnitud que nos invade parece capaz de arrastrar a este ente a la cloaca de donde salió; pero aún así... Yo en esto no creo; la historia dice que las crisis no llevan a la catarsis, a la purificación, sino a la elección de las soluciones más extremas...
Pero también son los tiempos que vivimos... y lo que le enseñamos al pueblo... lo que pregonan los intelectuales... Stiglitz, premio Nobel de economía, canta la loa de Hugo Chávez, como mesías de la economía saludable... una economía que ya sólo exporta petróleo y que produce una inflación del 50%, mientras el país se mueve en la ilegalidad... Y tantos y tantos profetas con título de doctor, pero que no son más que chamanes.
Son tiempos de confusión, de duda, de falta de concordia, de mentira hegemónica sobre la verdad, y lo único que podemos hacer es denunciarlo, mientras nos dejen.