"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 21 de agosto de 2008

La intimidad, maldita sea. La solemnidad, maldita sea

Les supongo hasta la coronilla de las baboserías que se han dicho sobre la tragedia de Barajas. Si no es así, perdonneme mi desahogo.
Ha sido una tragedia para cada uno de las vícitimas y familiares que han tenido la fatalidad de encontrarse ahí. Y todos hemos sentido pasar cerca ese aleteo siniestro que se deja sentir cuando pasan estas cosas.
La televisión, sobre todo la nacional, se ha encargado de trivializar hasta la saciedad el mínimo detalle: Y es que desmenuzar la tragedia puede aproximarnosla o, todo lo contrario, deshacerla en lo vulgar. Un osito de peluhe nos hace temblar; unas hueras palabras nos irritan.
Intentar entretener al personal con la caza de lo morboso, es terrorófico. Eso hace televisión: cientos de corresponsales, la mayoría sin formar, ayer buscando el cotilleo banal, hoy a la caza de lo macabro. Ahí están, jovenes y jóvenas que apenas llegan a 20 años, diciendo barbaridades, en un tono de lo más burocrático, para disimular que son carroñeros en busca de carnaza, amparados en la libetad de expresión. Así, a base de conexiones "autorizadas", en nombre de la "la sagrada libertad de información", se hace decir a gente indefensa, con los nervios en punta, cosas para las que uno no está preparado jamás. Por ahí pasa un pobre hombre que no quiere salir en televisión: se tapa la cara con la mano, ¡ingénuo! ya puede ser un pobre padre, o hijo, temblando por la suerte de su pariente: será presa de las cámaras, y de los micrófonos, convertidos en cazadores de la intimidad que antaño, no hace tanto, era la intimidad más íntima, ante la que todos volvíamos la cara para respetarla.
Ahora ya no, maldita sea. Ahora consideramos normal mirar, maldita sea. Y tenemos que ver el alma indefensa de esos pobres hombres y mujeres, que ellos, en su ser más íntimo, sólo quieren prolongar ese momento que se acaba, de esperanza, antes de que caiga la fatalidad.
Televisión, la gran banalizadora.La que trivializa todo, lo trágico y lo cómico: todo lo iguala, todo lo democratiza. La que impide que esa tragedia tenga la hondura personal que en cada alma debe tener. Es la democratización de la profundidad: cuanto más se extiende, menos hondura hay.
Y nada de solemnidades ante la muerte. Nada de Oraciones, de ceremonias religiosas, las únicas que han sido modelizadas para estas ocasiones. Antes, los medios de expresión del dolor eran más serios. Hoy, con un aplauso, se recompensa a las víctimas. Es lo que nos enseñan.

3 comentarios:

aboibo dijo...

"Antes, los medios de expresión del dolor eran más serios. Hoy, con un aplauso, se recompensa a las víctimas. Es lo que nos enseñan".
Sí, es lo que le han metido en el alma a la gente para "desalmarla". Ya la tienen a su arbitrio.
Un "fallo" sin embargo vendo observándoles. Y entrecomillo porque seguramente no hay tal y el fallo es mío como observador: Cuando a los entrevistados famosos de la TV se les ha muerto algún familiar o amigo, suelen aludir a él mirando hacia arriba acompañándose de las enigmáticas palabras "donde quiera que esté".
Por qué, hombres? No concreten ustedes tanto, que nos meten en líos. No hay Dios. O, como mucho, admitimos alguna "fuerza", algún algo; y no hay inmortalidad, no anden mirando para arriba al recordar a los muertos. Si acaso para abajo, por el concurso de la gravedad, que esa sí existe. No me sean cuentistas, pobre gente. O gentecilla o gentuza.
Dan pena; prefiero creer, eso sí, muy humildemente, en Dios. Para, cuando sea mi hora, decirle tomando prestadas las palabras a Unamuno: "Recíbeme, Padre mío en tu seno, misterioso hogar. Descansaré en Ti, pues vengo rendido del duro bregar". Y que nadie ande mirando para arriba para recordarme. Ni para abajo.
En la Paz de Dios. Y será bastante.

Anónimo dijo...

Well well well......

www.MiguelNavascues.com dijo...

Muy bueno Abb, pero resignémonos a contemplar el espectáculo a una buena distancia, siempre que podamos. Y la mejor distancia es no poner la TV. A eso le añades por ejemplo una bena lectura como es a que citas, y mejor. Por cierto, ¿Has visto a ese hombre hasta las narices, que no quiere políticos, sino soluciones?