"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 22 de mayo de 2009

La vida

Cuando digo en el blog anterior que nuestra civilización se basa en la exaltación de la vida, Lo digo, en primer lugar, porque fue la creencia básica que recibí en el colegio de curas en el que me eduqué. Antes de ir ahí, estuve en el Liceo Francés de Madrid, donde recibí una educación jacobina con malos tratos recurrentes, y donde fui nada feliz de los 4 a los 9 años. Cambiar de ese centro prestigioso a uno de religiosos que hacían eso por vocación, fue como pasar del infierno al cielo. Comencé a tener amigos, a practicar la religión -sin mucha metafísica- y a jugar al fútbol.  Por cierto, no tuve conocimiento de abuso de ningún tipo, ni físico ni sexual, salvo los cachetes que, la mayoría de las veces, estaban más que justificados. Si no estoy desmemoriado del todo, fui feliz. Incluso iba al colegio los días de fiesta, a jugar al fútbol, a ver a mis amigos y a la sesión de cine. Para mí la ideología que compartía -llamémoslo así- era sobre todo vitalismo. Si luego cambié -a peor- me descreí, y me volví más escéptico y pesimista, desde luego que los religiosos no tuvieron la culpa.
Luego, cuando leí a Julían Marías que lo mejor de esa época era las ganas de vivir que se respiraba entonces, creo que tiene toda la razón, con todas las cautelas debidas a una apreciación tan subjetiva. Ahora, mirando hacia atrás, pienso que es una pena que se haya perdido lo esencial de eso. Pero sí, estoy seguro que se ha perdido, y no creo que para bien.
Siempre he ligado esa felicidad a las ganas de vivir el minuto siguiente que adquirí allí, pues en el Liceo no tenía esa sensación tan simple pero básica. La vida se dividía, para mí y mi amigos, en momentos felices y aburridos o tostones, pero yo daba por hecho que después del tostón -o del dolor- venía algo bueno. No había más que esperar. Había un Dios que garantizaba eso. Como ven, no se absorbía mucha metafísica. Aunque no se puede extrapolar mi experiencia a todos, no todos reaccionábamos igual.  
Los tiempos cambian, y hay que cambiar con ellos, pero debe permitirse conservar algo de lo bueno del pasado, y no intentar derribarlo con saña. Al fin y al cabo, ese es el sentido de admirar el Arte antiguo, que no se intenta destruir porque sea de una determinada creencia.


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1 comentario:

Anónimo dijo...

pero si es que eso es la vida, el deseo de vivir el siguiente minuto. No creo que haya muco mas. Tantas metafisicas son el invento de 'intelectuales' impotentes jugando a ser dioses. Charlete