Anónimo dijo...
A mí siempre me ha llamado la atención el que no exista un examen, en general, para tener hijos. Creo que no todos tenemos la capacidad.
Se oye: Que vengan los que vengan; No, sólo uno; Yo, la parejita. Es como si uno llegara a un bar y dijera : Una de calamares!!
Creo que en el fondo, la necesidad de tener un hijo es un egoísmo natural, y da la sensación que heterosexuales extremistas, creen perder un derecho propio si aceptan que otro tipo de parejas (porque es, simplemente, otro tipo de pareja) también los puedan tener. Creo que nadie está en un escalón superior.
No entiendo por qué se duda de que un hijo, nacido y criado en un entorno homosexual, no pueda vivir en completa felicidad. ¿El resto de niños lo son? Perdón,pero no me lo creo.
Parece como si se negara la existencia de muchos hogares en los que los niños no son felices. Hogares en los que el niño vive entre malas caras, sin la existencia del amor, junto a problemáticas como la existencia de drogas, alcohol, violencia.
Supongo que estaremos de acuerdo en que todas esas problemáticas las podemos vivir en cualquier hogar, ¿no?
No juzgamos la realidad, que es cruda muchas veces, pero sí nos vemos con el derecho, y algunos hasta casi con la obligación, de prohibir a quien quiere dar amor.
No sé si eso es muy de "normal"
Se oye: Que vengan los que vengan; No, sólo uno; Yo, la parejita. Es como si uno llegara a un bar y dijera : Una de calamares!!
Creo que en el fondo, la necesidad de tener un hijo es un egoísmo natural, y da la sensación que heterosexuales extremistas, creen perder un derecho propio si aceptan que otro tipo de parejas (porque es, simplemente, otro tipo de pareja) también los puedan tener. Creo que nadie está en un escalón superior.
No entiendo por qué se duda de que un hijo, nacido y criado en un entorno homosexual, no pueda vivir en completa felicidad. ¿El resto de niños lo son? Perdón,pero no me lo creo.
Parece como si se negara la existencia de muchos hogares en los que los niños no son felices. Hogares en los que el niño vive entre malas caras, sin la existencia del amor, junto a problemáticas como la existencia de drogas, alcohol, violencia.
Supongo que estaremos de acuerdo en que todas esas problemáticas las podemos vivir en cualquier hogar, ¿no?
No juzgamos la realidad, que es cruda muchas veces, pero sí nos vemos con el derecho, y algunos hasta casi con la obligación, de prohibir a quien quiere dar amor.
No sé si eso es muy de "normal"
Luis H Arroyo & Miguel Navascués dijo...
Tema este último, el de anónimo, que cae en para mí la falla mayor de la "Ilustración" extrema que vivimos: la racionalización de toda novedad. La racionalización lo cubre todo -parecemos creer-, cuando, en realidad, razonamos sobre unas premisas últimas, axiomas, que no se pueden demostrar.
¿Puede demostrarse que la familia tradicional-heterosexual ya no es necesaria para la superveniencia de nuestra civilización? Yo no puedo responder más que observando que la FT lleva milenios como la base de la crianza y educación emocional de los niños; y también que dentro de esa familia se han ido produciendo cambios que la han reforzado, y otros que la han debilitado. ¿Por qué esa confianza que su disolución no es ningún problema? Por exceso de racionalismo. Todo se puede cribar por el tamiz de la razón, y todo se puede cambiar o mejorar sin consecuencias futuras.
El "buenismo" es en realidad un exceso de racionalización. No niego ni afirmo que pueda ser más feliz un niño criado en un "hogar" homosexual; me parece indemostrable. Lo que digo es que las consecuencias futuras de eso, si se generaliza, nos son desconocidas. Pero las habrá.
El abuso de razón se comete aquí con la implícita asunción de que los heterosexuales son más infelices que los homosexuales, o así lo parece. Y que en un "hogar" homo, le darán probablemente igual o más calor y amor y felicidad, no menos.
El abuso de razón se comete aquí con la implícita asunción de que los heterosexuales son más infelices que los homosexuales, o así lo parece. Y que en un "hogar" homo, le darán probablemente igual o más calor y amor y felicidad, no menos.
Eso es prescindir de una serie de cosas que han consolidado a la familia hasta ahora (si no, la civilización no hubiera evolucionado hasta aquí): el amor (irracional y no replicable) de la madre, o instinto de maternidad; el amor del padre a su crianza, el amor entre hermanos; la guía sin palabras que suponen los padres; la transmisión de valores que siempre, al principio, son no racionales... y una serie de sentimientos primarios que son los que hacen a la familia de siempre más fiable que lo otro. ¿Que estas cosas pueden fallar? indudablemente, como pueden fallar en la alternativa. el otro día vi en el "País" una entrevista con una señora muy lista que negaba el instinto de maternidad ¿cómo lo sabía? ¿Por que ella no lo sentía?
Es así como creo que se debe razonar: con prudencia, lo que M Novak llama "Humble Faith, Common Sense". La Faith se ha ido por el desagüe; conservemos la prudencia.
PS: En cuanto a la lesbiana que decide tener un hijo y formar un hogar lesbiano (comentario de Carlos), ahí no tengo nada que decir, francamente. Me imagino que si decide ser madre biológica será por algo, y que el amor que sienta por su hijo la hará preocuparse de su bienestar. Me parece retorcido, pero me resulta imposible analizar y juzgar una decisión que pasa por parir, y difícil de perseguir. Sólo puedo decir: no me fío, pero por instinto. Pero ¿por qué nos avergonzamos de ese instinto? Es simplemente el juez que llevamos dentro, imprescindible en la cohesión social, y que ahora anda reprimido por el buenismo.
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