
El gráfico del bono japonés a 10 años indica la sed que hay de liquidez en el mercado. Se compra un bono con tal de que rinda menos de 1% anual. Sensacional. La gente ha asimilado muy bien que el Banco de Japón es antiinflacionista, tanto que, se teme más a la deflación que a la inflación. Es el sueño de nuestros banqueros centrales, convencidos de que se puede vivir con los precios cayendo, como en Japón, donde caen al 2% anual. Eso sí, nadie invierte. Bueno, si invierten en bonos, por un miserable 1%, o menos, anual. Ayer hubo una subasta del letras anuales, que se vendieron como bollitos al 0,1%.
¿Eso es lo que nos espera? Puede. Japón pasó por una crisis bancario que tardó 10 años en solventar, y lo hizo a base de endeudarse para comprar activos malos. Téngase en cuenta que Japón arrastra una deuda del 200% de PIB, pero se prefiere deuda a bonos privados o acciones. Algunos pronostican eso para EEUU. No lo creo, pues la FED tiene una tradición de ser más proactiva. No se quedará de manos cruzadas si la inflación cae por debajo del 0%. No es imposible que sea nuestro destino, aunque en Japón hay un paro del 4%, pues su mercado laboral es muy flexible.
Pero ¿y el BCE? el BCE no tiene una tradición. Siempre se ha considerado un trasunto del Bundesbank, que, a su vez, es el modelo del Banco de Japón. No sabemos. Simplemente sabemos que tenemos que marcar el paso de Alemania (¿de la oca?) para que nos vaya un poco bien. Pero somos incapaces. Mimetizar a Alemania es difícil. Mimetizar cualquier país es difícil. Mientras, Japón se acostumbra a esa parálisis, de no crecer en nada, porque su banco Central es ultraconservador, sin que nadie sepa muy bien por qué. Bueno, cualquier funcionario ahora es ultra, pues no el van a colgar del palo mayor si la inflación baja, mientras que si la deuda sube, eso es cosa de políticos, allá ellos.
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