Un sutil gimoteo Europeo:
Un importante ejecutivo de la política europea, que pidió no ser identificado, dijo que una nueva ronda de expansión monetaria de la Reserva Federal de EE.UU. sería "irresponsable", ya que haría más competitivas las exportaciones de EE.UU. a expensas de sus rivales.
"En otras palabras, ¿cómo se atreven uds. a actuar para proteger su economía de la deflación y el desempleo de dos dígitos? De este modo, nuestra política de dinero escaso se hace aún más perniciosa y destructiva!"
Krugman tiene razón: Si a la UE le inquieta perder competitividad con el $, no tiene más que obligar al BCE a depreciar el euro. El tipo de cambio del euro es lo único que los ejecutivos de la zona, a través de Consejo, puede imponer al BCE. Es decir, el Consejo de ministros, reunido solemnemente, podría decirle al BCE que aumente su oferta monetaria hasta que el tipo de cambio euro/$ alcance el 1,2 $/euro, por poner un ejemplo (ahora está en 1,4 $/euros).
(NB: El tipo de cambio de cualquier nación está por ley en manos de los gobiernos.)
Pero, claro, eso sería admitir que el BCE expandiera su oferta monetaria (no se puede devaluar sin aumentar la oferta de billetes de euros emitidos por el BCE), y eso va en contra de los deseos de la doxa oficial: hay que combatir la inflación, incluso ahora, con tasa de paro cercanas al 20%. Es más, si se mantuviera fijo ese tipo de cambio, la oferta monetaria de la zona euro variaría al ritmo de la de EEUU. Tendríamos un tipo de cambio competitivo un una oferta monetaria expansiva, que es lo que nos conviene. De hecho, es lo que pasará, sin declaraciones oficiales, pues el BCE no podrá resistir que el euro se acerque a 2$/euro.
Yo la ironía la veo en que EEUU, con la tasa de paro del 9,5%, y una inflación del 1%, prefiera eludir el riesgo de una deflación, mientras que Europa, un carajal con los bancos aún tocados, con tasas de paro aún más altas, y con el riesgo de se rompa el euro, elija el camino le interesa a un sólo país: Alemania. Lo que se traduce, si se fijan bien, en que Alemania querría contraer la oferta monetaria mundial. Afortunadamente, no puede.
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