"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 17 de febrero de 2011

Alemania va bien

Leo en Revista Consejeros, en un art. de lidia Conde, que "Alemania está entusiasmada" porque ha llegado al convencimiento que hay un Verdad única y verdadera, y esa Verdad está en posesión de Alemania; pero como Merkel es tan generosa, nos va a regalar esa Verdad para que todos seamos iguales: Alemanes.
Wolfang Schaube, ministro de finanzas, dice incluso que en el 2013 tendremos una política económica común.
Le diría, con lágrimas en los ojos, ¡Dios le bendiga!,  si no fuera por mi maldito escepticismo que me corroe. Estoy razonablemente seguro que las navidades de 2011 serán peores que las de 2010, y las de 1012 aún peores, pero nunca pude decirse de "este agua no beberé" y estoy dispuesto a convertirme al pangermanismo si el modelo funciona.
Es irónico que el euro se hizo, cuando se hizo,  por razones geoestratégicas: en 1990 cayó el muro de Berlín; Alemania anunció su reunificación, lo que Miterrand y Thatcher vieron con horror: Alemania resurgía de sus cenizas y amenazaba con convertirse, de nuevo, en el país hegemónico y amenazante que provocó las últimas tres guerras europeas (1870, 1914, 1940). No se podía permitir si no era bajo condiciones estrictas de control de los peores impulsos alemanes.
Por esos se hizo el euro: fue la condición (reconocida en cientos de testimonios) que se le impuso a Alemania para autorizarle su unificación, que se había impedido tras la guerra como sistema para debilitar al enemigo más temido. Todo esto puede soñar a novela de espionaje barata, pero no lo es. El caso es que la última ratio para hacer el euro era la económica, que se justificó de mala manera con falacias amontonadas. Hay gente que cree en esas falacias, que creen que funcionan, y que el euro es prosperidad. El euro fue un arma política de no dejar que Alemania se hiciera en pocos años el país más potente y poblado del continente -quitando Rusia, claro está.
No voy a entrar si tenían razón o no, Miterrand y Kohl, dos hijos de la guerra, en ponerse de acuerdo para sacar la baratija del euro y distraer la atención de la emergente nueva potencia. Lo que sí es evidente es que el euro sólo ha sentado bien a Alemania. Tan bien le ha sentado, que va a seguir su imparable carrera hacia el dominio del continente gracias al euro, que tiene sus veleidades sí, pero que hasta ahora ha conseguido sacarle ventajas enormes de competitividad.
El euro no  se caerá mientras así lo decida Alemania: el euro le da ventajas, respetabilidad y confianza de Francia, y mientras sea así, estarán encantados en el euro. El que pueda aguantar que aguante, y el que no, que se xoda. El euro le quita poder adquisitivo, el que tenía con el poderoso marco, pero de momento le protege de la desleal competencia de China y Asia.
Alemania, hasta el euro, fue un país partido, controlado por las potencias ganadoras, sin soberanía oficial (no se firmó ningún tratado de paz hasta 1991, cuando el Tratado de 4 más 2 (Rusia, EEUU, Francia, Alemania y las dos Alemanias), de la que salió unida y soberana. De ahí el euro, para que no fuera tan, tan soberana.
Ese es el papel del euro. Ese es el interés de Francia en sostenerlo, aunque Francia creía que la clase política la iba a poner ella. Pero me parece que el empuje no se conforma con las ataduras.
¿Será verdad que en 2013 seremos tan iguales que tendremos la misma política económica, dictada esta vez desde Berlín, con el resignado asentimiento de Sarkozy?
Habrá tensiones. Habrá resistencias, habrá nuevas voces que  recojan la amargura del desengaño del paro y la caída de rentas, subidas de impuestos, y baja del poder adquisitivo. Si no podemos devaluar para exportar más y así aumentar nuestra renta frente al exterior, de alguna manera habrá que frenar las importaciones: consumiremos más SEATs y menos Mercedes y BMWs. ¿Cuánto puede durar un ajuste tan exigente?
Es lo que insinuaba el Nobel Pissarides cuando decía: "Es ridículo exigir que los países latinos se conviertan en alemanes. No pueden basar su crecimiento en las exportaciones". Exacto: toda una condena fría y lógica, que viene a decir: "si Ud. no es competitivo y no exporta, importe menos, reduzca su consumo". Tan claro como el agua.

4 comentarios:

João Marcus dijo...

I could feel the tears and rage while you wrote!

www.MiguelNavascues.com dijo...

Mmmmm, it was not my intention! I thought to be ironic...
Do you imagine a mnetary union of Brasil with US? It would be less folly than ours with Germany!

João Marcus dijo...

The one between Argentina and the US didn´t work either, and the end was very painful to Argentina!
On another topic, check out the latest David Beckworth post on QE2. The argument will help you see, contrary to what J Hamilton says, that it´s not a complete "mirage".

www.MiguelNavascues.com dijo...

yes i red it and it is very good.I´m returning to Friedman´s HPM, very convincing to me. and if Treasury or Reserve are absorving the HPM increase, the net effect of MP could be contracionary!