Los mandatarios occidentales siguen diciendo (con la boca pequeña) que apoyan cualquier movimiento pro democracia en Egipto. Casi ninguno se llama a engaño, y menos Israel, que ya ha visto algo muy parecido en 1979 con la revolución Iraní. Entonces, la democracia trajo a Irán el régimen de los Ayatolás, que con el tiempo se ha visto reforzado con el plebiscito del pueblo. Es un régimen democrático contrastado por los resultados de sus elecciones. Puede que creamos que eso no es democracia homologada, pero eso es porque nos creemos los expendedores de la marca; es la democracia en la que los países de la zona se sienten a gusto.
Israel sabe muy bien esto, y que la venida de la democracia en Palestina supuso dar rienda suelta al terrorismo diario en su propio territorio. La democracia en Egipto puede salir milagrosamente bien, pero hay que ser muy ingenuo para creerlo. Con la revolución iraní, manipulada o tolerada desde ciertos países como Francia (país refugio del Ayatola Joemini), que nunca han renunciado erigirse en potencia protectora del mundo árabe, Israel perdió un fuerte aliado. Con la de Egipto, da por hecho que perderá al único que le quedaba en el mundo musulmán. Aliado logrado gracias a los esfuerzos de la diplomacia americana, en 1979, y que permitió aislar a Siria y dejarla inerme en cualquier intento de ataque directo. Es muy improbable que el tratado de paz de entonces no sea revisado, gane quien gane el poder de la revolución de la calle, puesto que a Mubarak lo han dado por amortizado en nuestros decadentes países.
Pero el problema de Egipto no es sólo Egipto: es toda la corona de países que se empujan unos a otros para acabar con Israel, y entre los que hay que contar Argelia, que estuvo a punto de caer en manos de los islamistas a principios de los noventa, en unas elecciones perfectamente democráticas, afortunadamente abortadas por un gobierno nada demócrata, pero que durante 20 años ha contenido -a duras penas- el ardor sangriento dentro de sus fronteras.
Otro ejemplo, éste bien reciente, de fracaso de implantación de la democracia en la zona: Irak, parachoques de sujeción para Arabia Saudí y de Israel. La guerra de Irak trajo una posterior democracia fracasada, tachonada de atentados crueles.
No sé si las potencias occidentales han hecho bien o no en lavarse las manos. Lo que veo es que una vez consolidada la peor opción (la más probable), va a ser muy difícil entrar en una zona que desde Turquía a Egipto, con Arabia Saudí en medio, va estar más unida y más firme. Y lo que me parece ridículo es, como se ha hecho hasta ahora oficialmente, decir que a "Egipto no le interesa meterse en un conflicto..." ¿no tenemos ya suficientes pruebas que los gobiernos no actúan por fríos intereses materiales? Otra muestra de nuestra aplastante lógica occidental.
Los "Hermanos Musulmanes" de Egipto es el primer grupo radical, inspirador, Alma Mater (si se me permite el oxímoron), de todo lo que ha venido después, incluido Ben Laden. Llevan desde hace al menos 60 años tendiéndoselas tiesas con el gobierno (corrupto, sí) de los militares, que derribaron al Rey Faruk (más corrupto aún) en los 50. Aquí nadie está libre de tacha desde nuestros valores occidentales, ni los gobiernos, ni los pueblos, alimentados con la única ideología que todos abrazan: el rencor a los "infieles" que destilan las cofradías del Corán. Donde hay Corán la democracia no puede prosperar.
Israel sabe muy bien esto, y que la venida de la democracia en Palestina supuso dar rienda suelta al terrorismo diario en su propio territorio. La democracia en Egipto puede salir milagrosamente bien, pero hay que ser muy ingenuo para creerlo. Con la revolución iraní, manipulada o tolerada desde ciertos países como Francia (país refugio del Ayatola Joemini), que nunca han renunciado erigirse en potencia protectora del mundo árabe, Israel perdió un fuerte aliado. Con la de Egipto, da por hecho que perderá al único que le quedaba en el mundo musulmán. Aliado logrado gracias a los esfuerzos de la diplomacia americana, en 1979, y que permitió aislar a Siria y dejarla inerme en cualquier intento de ataque directo. Es muy improbable que el tratado de paz de entonces no sea revisado, gane quien gane el poder de la revolución de la calle, puesto que a Mubarak lo han dado por amortizado en nuestros decadentes países.
Pero el problema de Egipto no es sólo Egipto: es toda la corona de países que se empujan unos a otros para acabar con Israel, y entre los que hay que contar Argelia, que estuvo a punto de caer en manos de los islamistas a principios de los noventa, en unas elecciones perfectamente democráticas, afortunadamente abortadas por un gobierno nada demócrata, pero que durante 20 años ha contenido -a duras penas- el ardor sangriento dentro de sus fronteras.
Otro ejemplo, éste bien reciente, de fracaso de implantación de la democracia en la zona: Irak, parachoques de sujeción para Arabia Saudí y de Israel. La guerra de Irak trajo una posterior democracia fracasada, tachonada de atentados crueles.
No sé si las potencias occidentales han hecho bien o no en lavarse las manos. Lo que veo es que una vez consolidada la peor opción (la más probable), va a ser muy difícil entrar en una zona que desde Turquía a Egipto, con Arabia Saudí en medio, va estar más unida y más firme. Y lo que me parece ridículo es, como se ha hecho hasta ahora oficialmente, decir que a "Egipto no le interesa meterse en un conflicto..." ¿no tenemos ya suficientes pruebas que los gobiernos no actúan por fríos intereses materiales? Otra muestra de nuestra aplastante lógica occidental.
Los "Hermanos Musulmanes" de Egipto es el primer grupo radical, inspirador, Alma Mater (si se me permite el oxímoron), de todo lo que ha venido después, incluido Ben Laden. Llevan desde hace al menos 60 años tendiéndoselas tiesas con el gobierno (corrupto, sí) de los militares, que derribaron al Rey Faruk (más corrupto aún) en los 50. Aquí nadie está libre de tacha desde nuestros valores occidentales, ni los gobiernos, ni los pueblos, alimentados con la única ideología que todos abrazan: el rencor a los "infieles" que destilan las cofradías del Corán. Donde hay Corán la democracia no puede prosperar.
3 comentarios:
Buen post; realmente el dilema es jodido: democracia islámica o dictadores aliados. Todo abonado por un Occidente desorientado, incapaz de creer en sus principios, mucho menos de promoverlos fuera. Ay.
Sí, jodida. No sé, como decía Isaias Berlin, no todos los conflictos son reducibles a la razón.
La situacion en Egipto es muy muy complicada y dificil. Aqui no se olvida y esta muy presente el asunto Iran y los Ayatolas. Supongo que Saudi arabia esta jugando su papel. Pero es una situacion muy dificil. Charlete
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