
Cuando los dioses quieren perder al hombre, le hacen perder la razón. Creo que se refiere a que le hace perder el sentido de la orientación que él no sabe que tiene. Un día, un dios maligno les susurra al oído ideas de gloria. El hombre siempre está dispuesto a cambiar el mundo.
Estamos en plena decadencia de nuestra manera de vivir, lo que los americanos llaman "our way of life". Yo llamo a eso a una manera sutil y muy tupida de solucionar los conflictos sociales, de una forma que solo se ha conocido en un corto tiempo y una zona del mundo limitada, aunque ni siquiera de forma ininterrumpida. Esa red es fruto de una decantación, una evolución lenta que, a veces, es modificada para bien, a veces para generar grandes conflictos.
¿Occidente va hacia su final?¿y va deprisa o lentamente? Es difícil saberlo con certeza. Las cosas cambian, siempre, pero no sabemos si esos cambios van acompasados o, por el contrario, se anulan, si tienen sentido unidireccional o no.
Hace sólo dos décadas, Japón, Europa y EEUU eran aliados y gobernaban el mundo. La motivación más o menos confesada era la amenaza de la URSS. Gracias a ese leit-motiv, el mundo era gobernado por consenso. Pero es que, dentro de cada país importante de occidente, se goberrnaba desde la moderación, llámese centro, o llámese consenso.
Hace poco lo recordaba Greenspan en el FT a propósito del Tea Party (un evidente factor disgregador. aquí): EEUU estuvo gobernado desde después de la guerra mundial por un centro político capaz de ponerse de acuerdo en las cosas más importantes. Por ejemplo, por acuerdo bi-partidista, el Congreso fue capaz de acabar con el déficit público bajo la presidencia de Clinton (pese a que los proyectos de éste en seguridad social eran faraónicos).
La caída de la URSS y del muro de Berlín fue el principio del fin de la hegemonía de Occidente sobre el mundo. En 1990, El presidente Bush (padre) fue capaz de articular una gran coalición mundial para echar a Sadam Hussein de Kuwait. había tortas para participar, sobre todo porque la fuerza la ponían los americanos, pero también porque había un fundamento moral. 11 años después, su hijo fue incapaz de lo mismo, y no sólo porque la causa no fuera tan justa: Occidente ya estaba roto.
Todo esto son síntomas, que no causas, más difíciles de rastrear. Se pueden enumerar otros hechos que aparentemente son causas del proceso de ruptura, pero podrían ser nada más que síntomas. Por ejemplo, la ya citada caída del muro de Berlín ha restado motivación a la unión de 40 años. O la emergencia de China, que evidentemente ha jugado intencionadamente a dividir. Quizás China no ha hecho más que agrandar una herida abierta.
Una causa aparente, no mencionada, es la creación del euro, que tuvo un signo antiamericano bastante evidente, por lo menos ideológicamente. No es un secreto que la izquierda, ampliamente antiamericana, apoyó con calor la creación de un factor de separación con el "imperio", pese a que había otra izquierda que veía en el euro una especie de instrumento demoníaco de sumisión a los mercados (sic).
De alguna manera, Europa se ha distanciado de USA, o al revés, sin que eso e haya traducido en mayor unidad nuestra. El euro ha sido un elemento de disensión. Japón simplemente se ha hundido solo. Y tampoco se puede decir que haya servido parra unir internamente a España. Tampoco se sabe si es un proceso disgregador que viene de lejos, acumulativo, encadenando causas y efectos, o es transitorio y pasará. Yo me temo que no es transitorio. Los líderes ahondan en la división, aunque aparentan no hacerlo. Antes aparentaban unidad y la lograban. Ahora crean disensión, como si los dioses hubieran decidido sembrar la desorientación. No es fácil volver a la unidad anterior, sobre todo si nadie la añora. Antes, quizás, acertaban de causalidad, y ahora simplemente no aciertan. La desorientación impera, y genera desorientación. Sólo es patente que, hasta 2000 aproximadamente, EEUU, Europa y Japón actuaban coordinadamente. Y con éxito. Podemos creer en los hados, el destino, o designio de un dios: da igual. No podemos ser mas que expectadores, interesados o o, de lo que pasa.
También, decía Homero, cuando los dioses se aburren siembran la discordia para que haya guerras, y los avtes canten las hazañas de los héroes. Pero no son los dioses, son los hombres los que se aburren y han de descubrir nuevas diversiones.
3 comentarios:
Quedo sin palabras y eso no es facil para mi. No observo en los mercados situaciones que no hayan sucedido varias veces antes. Europa preocupa claro, pero no hay una situacion tan dramatica. Entiendo que en Spain el desempleo es terrible y esto hace ver las cosas oscuras, la situacion es dificil pero no tan desesperada. Acaso sera la vieja aficion hispana a la autoflagelacion?. Charlete
Ya digo que no estoy seguro. Solo resalto ciertos hechos.
Aparte de. Eso, no creo los mercados sean los mejores augures, sobre todo. Cuando se trata de todo, no solo de economía.
Publicar un comentario