La economía no keynesiana (o neoclásica, NC: agrupemos aquí a todos los que creen que la economía se dirige a sí misma a través de las decisiones individuales) se basa en que los precios varían y se acomodan a las condiciones de oferta y demanda. Si en los mercados individuales sucede esto, la transmisión a los demás mercados acomoda los excesos de oferta a los de demanda. Si en el mercado de carbón hay un exceso de oferta por mal calculo de los productores, el precio bajará. Los oferentes tendrán menos ganancias, los demandantes se encontrán con un exceso de renta que podrán gastar en otro mercado. En vez de comprar sólo carbón, podrán ir a comprar una joya a su esposa. O bien, si es un tacaño, podrá ir a abrir una cartilla de ahorro a su familia. Esto aumenta el ahorro; el aumento del ahorro hace abaratar el coste de inversión: el tipo de interés es más bajo, la inversión productiva aumentará hasta que el nuevo tipo de interés iguale a la nueva eficiencia marginal de capital EMC.
[La igualdad coste marginal - precio marginal (marginal: de la ultima unidad contratada o vendida), garantiza el equilibrio general. Un empresario contratará N trabajadores de tal forma que el enésimo sea el que iguale su aportación al producto con su sueldo].
En suma, el juego ágil de los flujos de ahorro e inversión y tipo de interés equilibran el mercado de ahorro e inversión. Si el tipo de interés es manipulado por las autoridades para incentiva más inversión, según el modelo de Hayek se produce un exceso de inversión en capital, baja la EMC. Si el tipo de interés sigue bajando, los bancos se endeudan más, prestan más, hasta que la subida de precios hace subir el tipo de interés, se interrumpe el proceso abruptamente.
En la economía de Keynes no hay tal sincronización ahorro-inversión vía tipo de interés. Las demás variables que influyen en la inversión y el tipo de interés "no se están quietas": cuando el tipo de interés ha reaccionado para reequilibrar el mercado, el ahorro y la inversión se han movido a otras posiciones.
Estas variables son la renta de las familias y los beneficios esperados. La renta (y la renta esperada) determina el ahorro; los beneficios esperados determinan la inversión. Por lo tanto, el tipo de interés, como coste de la inversión, se enfrenta a una comparación con dos variables sobre las que no influye.
1) el tipo de interés puede ser muy bajo, pero el miedo a la caída de renta lleva a la gente a atesorar dinero para el futuro. El ahorro se desvía a fondos líquidos, por mucho que la caída del interés los haga no rentables.
2) los beneficios esperados son volátiles, dependen del estado de ánimo de los emprendedores (animal spirits), que si lo ven turbio, no invertirán, sino que también atesoraran saldos líquidos. Por mucho que baje el tipo de interés, es posible que la tasa de beneficio estimado sea más baja aún. Por lo tanto, la oferta de ahorro y la demanda de inversión se alejarán de la posiciones de pleno empleo.
Las cantidades ofrecidas y demandadas pierden sensibilidad a los precios. Por eso, a veces se dice ¿Por qué la gente no compra en bolsa, si está baratísima y el tipo de interés es bajísimo? Porque prefieren la seguridad de un saldo líquido que el riego, por bajo que sea, de inmovilizar el dinero durante un tiempo determinado. Un marciano que viniera del espacio no lo entendería, pero si le dieran dinero para invertirlo haría lo que todo el mundo. Este bajo tipo de interés que no invita a invertir y que no impide el atesoramiento de saldos se llama "trampa de la liquidez".
La economía de Keynes es inestable, y la estabilidad prolongada conduce al exceso de confianza y de inversión. Las cantidades se mueven más deprisa que los precios, y puede haber procesos acumulativos retroalimentados que desbaraten las expectativas. Los cambios en los balances pueden conducir a problemas de liquidez y solvencia contagiosos. Una economía puede estancarse prolongadamente.
En la economía neoclásica no pasa eso: los movimientos de precios restablecen la normalidad rápidamente. La flexibilidad de precios garantiza el ajuste sin grandes penas. el tipo de interés debe de ser simpre acorde con el que equilibra bel mercado de ahorro e inversión. Según los libertario, si este tipo es determinado por el patrón oro, mejor. Pero el PO en su historia no ha sido anticíclico, sino todo lo contrario: procíclico. Exactamente como lo es el euro hoy.
Hay dos diferencias entre ambos puntos de vista Neoclásico, Keynesiano, o NC, K):
Una es que en el mundo (neo)clásico los sujetos no se dejan engañar por variables nominales: ven detrás de los precios el valor real (relativo a su renta real y demás precios) de las cosas. No hay efectos reales de las variables nominales. El dinero es un velo que cubre la economía pero deja verla. Los movimientos de precios se compensan unos a otros y conducen al equilibrio de pleno empleo.
En el mundo de Keynes, las variables nominales tienen efectos reales antes de que el sujeto haya podido ver si el cambio le afecta en términos reales. El ejemplo más elocuente es el tipo de cambio. Un ajuste vía tipo de cambio es más fácil y rápido que ajustando los precios y salarios ... Hay que decir que estoi está totalmente incorporado al monetarismo de Friedman. En la economía NC los sujetos no se dejan engañar, y un ajuste cambiario sería absorbido rápidamente por cambios en los salarios y precios. No hay Ilusión Monetaria.
En el mundo K, un movimiento de precios en un mercado puede desencadenar otros, ser acumulativos y arrastrar a todos lo mercados a posiciones no de pleno empleo de los recursos. Los movimientos de precios a veces no son compensatorios. En K, las expectativas son muy importantes, pero no son "racionales", porque la información es escasa y la incertidumbre es variable. Hay un cierto margen para la subjetividad en el cálculo del riesgo y el error y la sobre reacción. El equilibrio y la estabilidad son siempre transitorios, y no necesariamente de pleno empleo.
Por el coste de información, hay rigideces a corto plazo en los salarios y precios. hasta un umbral, a los empresarios y trabajadores les cuesta más ajustar los salarios a su nuevo equilibrio, prefiriendo esperara a ver si los cambios son permanentes o transitorios. Prefieren, en otras palabras, ajustar plantilla (o irse al paro). El ajuste vía cantidades es constante en el mundo K. Esos ajustes distorsionan la formación de expectativas.
[La igualdad coste marginal - precio marginal (marginal: de la ultima unidad contratada o vendida), garantiza el equilibrio general. Un empresario contratará N trabajadores de tal forma que el enésimo sea el que iguale su aportación al producto con su sueldo].
En suma, el juego ágil de los flujos de ahorro e inversión y tipo de interés equilibran el mercado de ahorro e inversión. Si el tipo de interés es manipulado por las autoridades para incentiva más inversión, según el modelo de Hayek se produce un exceso de inversión en capital, baja la EMC. Si el tipo de interés sigue bajando, los bancos se endeudan más, prestan más, hasta que la subida de precios hace subir el tipo de interés, se interrumpe el proceso abruptamente.
En la economía de Keynes no hay tal sincronización ahorro-inversión vía tipo de interés. Las demás variables que influyen en la inversión y el tipo de interés "no se están quietas": cuando el tipo de interés ha reaccionado para reequilibrar el mercado, el ahorro y la inversión se han movido a otras posiciones.
Estas variables son la renta de las familias y los beneficios esperados. La renta (y la renta esperada) determina el ahorro; los beneficios esperados determinan la inversión. Por lo tanto, el tipo de interés, como coste de la inversión, se enfrenta a una comparación con dos variables sobre las que no influye.
1) el tipo de interés puede ser muy bajo, pero el miedo a la caída de renta lleva a la gente a atesorar dinero para el futuro. El ahorro se desvía a fondos líquidos, por mucho que la caída del interés los haga no rentables.
2) los beneficios esperados son volátiles, dependen del estado de ánimo de los emprendedores (animal spirits), que si lo ven turbio, no invertirán, sino que también atesoraran saldos líquidos. Por mucho que baje el tipo de interés, es posible que la tasa de beneficio estimado sea más baja aún. Por lo tanto, la oferta de ahorro y la demanda de inversión se alejarán de la posiciones de pleno empleo.
Las cantidades ofrecidas y demandadas pierden sensibilidad a los precios. Por eso, a veces se dice ¿Por qué la gente no compra en bolsa, si está baratísima y el tipo de interés es bajísimo? Porque prefieren la seguridad de un saldo líquido que el riego, por bajo que sea, de inmovilizar el dinero durante un tiempo determinado. Un marciano que viniera del espacio no lo entendería, pero si le dieran dinero para invertirlo haría lo que todo el mundo. Este bajo tipo de interés que no invita a invertir y que no impide el atesoramiento de saldos se llama "trampa de la liquidez".
La economía de Keynes es inestable, y la estabilidad prolongada conduce al exceso de confianza y de inversión. Las cantidades se mueven más deprisa que los precios, y puede haber procesos acumulativos retroalimentados que desbaraten las expectativas. Los cambios en los balances pueden conducir a problemas de liquidez y solvencia contagiosos. Una economía puede estancarse prolongadamente.
En la economía neoclásica no pasa eso: los movimientos de precios restablecen la normalidad rápidamente. La flexibilidad de precios garantiza el ajuste sin grandes penas. el tipo de interés debe de ser simpre acorde con el que equilibra bel mercado de ahorro e inversión. Según los libertario, si este tipo es determinado por el patrón oro, mejor. Pero el PO en su historia no ha sido anticíclico, sino todo lo contrario: procíclico. Exactamente como lo es el euro hoy.
Hay dos diferencias entre ambos puntos de vista Neoclásico, Keynesiano, o NC, K):
Una es que en el mundo (neo)clásico los sujetos no se dejan engañar por variables nominales: ven detrás de los precios el valor real (relativo a su renta real y demás precios) de las cosas. No hay efectos reales de las variables nominales. El dinero es un velo que cubre la economía pero deja verla. Los movimientos de precios se compensan unos a otros y conducen al equilibrio de pleno empleo.
En el mundo de Keynes, las variables nominales tienen efectos reales antes de que el sujeto haya podido ver si el cambio le afecta en términos reales. El ejemplo más elocuente es el tipo de cambio. Un ajuste vía tipo de cambio es más fácil y rápido que ajustando los precios y salarios ... Hay que decir que estoi está totalmente incorporado al monetarismo de Friedman. En la economía NC los sujetos no se dejan engañar, y un ajuste cambiario sería absorbido rápidamente por cambios en los salarios y precios. No hay Ilusión Monetaria.
En el mundo K, un movimiento de precios en un mercado puede desencadenar otros, ser acumulativos y arrastrar a todos lo mercados a posiciones no de pleno empleo de los recursos. Los movimientos de precios a veces no son compensatorios. En K, las expectativas son muy importantes, pero no son "racionales", porque la información es escasa y la incertidumbre es variable. Hay un cierto margen para la subjetividad en el cálculo del riesgo y el error y la sobre reacción. El equilibrio y la estabilidad son siempre transitorios, y no necesariamente de pleno empleo.
Por el coste de información, hay rigideces a corto plazo en los salarios y precios. hasta un umbral, a los empresarios y trabajadores les cuesta más ajustar los salarios a su nuevo equilibrio, prefiriendo esperara a ver si los cambios son permanentes o transitorios. Prefieren, en otras palabras, ajustar plantilla (o irse al paro). El ajuste vía cantidades es constante en el mundo K. Esos ajustes distorsionan la formación de expectativas.
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