La pregunta es, pues, si es bueno que la compra de deuda por parte del BCE, ¿se puede decir ya que vemos la luz al final del túnel de la crisis? La respuesta es... ¡no! Y no lo es porque una cosa son las palabras de Draghi y otra muy distinta los hechos del BCE. El gobernador no toma decisiones por sí solo y todavía hay muchos consejeros del BCE (los de la órbita alemana) no están convencidos que la intervención del BCE sea la solución. Además, si el BCE comprara deuda Española y después España se viera obligada a hacer una quita, el BCE sufriría pérdidas importantes. En estos momentos no existe un acuerdo sobre cómo se repartirían esas pérdidas. Y hasta que no haya acuerdo sobre eso, el BCE no va a poder comprar. Finalmente, no está claro que el mandato del BCE le permita comprar deuda soberana. Draghi pareció hacer una especie de vertical-puente intelectual al argumentar que "si la prima de riesgo es tan elevada que interfiere con la efectividad de la política monetaria, entonces es mandato del BCE el actuar para reducirla porque la política monetaria es mandato del BCE". Este es un argumento rocambolesco y rebuscado para llevar a cabo una política de compra de activos que, en realidad, no es el mandato del BCE y pronto van a salir las voces discordantes dentro del BCE (voces que seguramente tendrán acento alemán) que exigirán al BCE que se atenga a su mandato. No sería la primera vez que el gobernador ha dicho algo de lo que ha tenido que retractarse unos días después.
Tendremos, pues, que esperar a ver si las palabras de Draghi se transforman en acciones por parte del BCE. Si eso no pasa pronto, la euforia desaparecerá.
Es lo que pienso, y lo que dije ayer. De todas formas, en BI son más optimistas. No ofrecen datos muy concretos. Pero ojalá tuvieran razón.
Creo que Alemania es como ese escorpión que le pide a la ranita que le cruce el rio. La ranita dice que le da miedo que le clave el aguijón. El escorpión le dice que no, porque entones se ahogaría. La rana le sube, y a mitad de camino, el amiguito le clava el rejón. -¡Pero no decías que...!-Si, pero es que no lo puedo remediar: es mi esencia. Y se ahogan los dos.
Moraleja: no creas que la guía de todos es la razón. Cada uno tiene su esencia.
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