En el gráfico de abajo se correlaciona el PIB regional per capita de las regiones (eje vertical) con la transferencia neta que reciben del gobierno neutral (eje horizontal) . La relación negativa entre PIB Per. capita y tramsferencias es clarísima: a menos PIB, mas dinero redistribuido. Lo,cual responde a un criterio que se puede discutir, redistribuido, pero que es un criterio. (Tengan en cuenta que el PIB per capit regional no entran las transferencias.)
El problema es que esas transferencias las gestionan los poderes regionales, y ahí es donde entra el despilfarro y la corrupción del clientelismo. Clientelismo que empieza por el nacionalismo insaciable.
Por lo tanto, el problema es, no el criterio de asignación de la transferencias estatales (en proporción inversa a la riqueza e la región) sino la pésima gestión de las CACAs, incluida Cataluña.
Ahora Cataluña se ampara en que no quiere participar en ese reparto, porque "ella produce mas de lo que recibe". Como tiene signos de identidad diferencial. Dice, puede formar nación aparte y quedarse con la tanto que produce.
Tiene su lógica. Aunque es una lógica que no se corresponde a la realidad. Primero, porque no todos los catalanes son separatistas.
Segundo, porque, como dice Abel Fernández en Sintetia, esas transferencias de renta se convierten luego en ventas de bienes y servicios de Cataluña al resto de España. Como saben todos los economistas, es muy difícil medir la traslación final de un impuesto o una transferencia (impuesto negativo) y a quien benéfica netamente. Pero un impuesto cobrado en Cataluña que se redistribuye desde el gobierno es una renta que compra productos catalanes que se venden en España.
Luego el efecto neto de romper esa red de impuestos/trasnferencias no es claro. Lo que es claro es que habria una perdida neta de ventas de Cataluña que ellos piensan que podrían sustituir. En todo caso, el argumento Catalanista de que sale perjudicada es falaz.
Otra cosa es el criterio en sí. Pero hemos de partir de la base e que los españoles odiamos la desigualdad, más que otros pueblos. Es lo que llaman el pecado nacional. Me estoy refiriendo al colectivo, no al sentimiento personal. Colectivamente somos envidiosos. Expulsamos a los judíos porque eran prósperos, y el clero y el pueblo llano les envidiaba por ello y su acceso al poder. Si tenemos en cuenta que eran el grupo más productivo, se deduce que preferimos antes la equidad que el avance. No tienen más que hablar con al gente y verán como es así en un 99% de las veces. No saben qué es productividad (creen que es trabajar mucho) y no ven porque al más productivo (el que logra mas frutos con menos trabajo) le debe tocar mayor renta. Para la buena gente española es un argumento chirriante.
Lo malo del mecanismo actual de transferencias es que es muy opaco, y se puede engañar a la gente con que su región es la peor maltratada, lo que es difícil demostrar, visto el gráfico. Por lo tanto, un sistema más transparente -y necesariamente, más centralizado- seria más apaciguador. Simplemente, seria más justo. Digamos que loa puntos estarían pegados a la línea.
El problema es que esas transferencias las gestionan los poderes regionales, y ahí es donde entra el despilfarro y la corrupción del clientelismo. Clientelismo que empieza por el nacionalismo insaciable.
Por lo tanto, el problema es, no el criterio de asignación de la transferencias estatales (en proporción inversa a la riqueza e la región) sino la pésima gestión de las CACAs, incluida Cataluña.
Ahora Cataluña se ampara en que no quiere participar en ese reparto, porque "ella produce mas de lo que recibe". Como tiene signos de identidad diferencial. Dice, puede formar nación aparte y quedarse con la tanto que produce.
Tiene su lógica. Aunque es una lógica que no se corresponde a la realidad. Primero, porque no todos los catalanes son separatistas.
Segundo, porque, como dice Abel Fernández en Sintetia, esas transferencias de renta se convierten luego en ventas de bienes y servicios de Cataluña al resto de España. Como saben todos los economistas, es muy difícil medir la traslación final de un impuesto o una transferencia (impuesto negativo) y a quien benéfica netamente. Pero un impuesto cobrado en Cataluña que se redistribuye desde el gobierno es una renta que compra productos catalanes que se venden en España.
Luego el efecto neto de romper esa red de impuestos/trasnferencias no es claro. Lo que es claro es que habria una perdida neta de ventas de Cataluña que ellos piensan que podrían sustituir. En todo caso, el argumento Catalanista de que sale perjudicada es falaz.
Otra cosa es el criterio en sí. Pero hemos de partir de la base e que los españoles odiamos la desigualdad, más que otros pueblos. Es lo que llaman el pecado nacional. Me estoy refiriendo al colectivo, no al sentimiento personal. Colectivamente somos envidiosos. Expulsamos a los judíos porque eran prósperos, y el clero y el pueblo llano les envidiaba por ello y su acceso al poder. Si tenemos en cuenta que eran el grupo más productivo, se deduce que preferimos antes la equidad que el avance. No tienen más que hablar con al gente y verán como es así en un 99% de las veces. No saben qué es productividad (creen que es trabajar mucho) y no ven porque al más productivo (el que logra mas frutos con menos trabajo) le debe tocar mayor renta. Para la buena gente española es un argumento chirriante.
Lo malo del mecanismo actual de transferencias es que es muy opaco, y se puede engañar a la gente con que su región es la peor maltratada, lo que es difícil demostrar, visto el gráfico. Por lo tanto, un sistema más transparente -y necesariamente, más centralizado- seria más apaciguador. Simplemente, seria más justo. Digamos que loa puntos estarían pegados a la línea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario