"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

martes, 5 de febrero de 2013

Japón, espejo de Europa

No sé si estoy de acuerdo del todo con Krugman, pero no puedo más que rendirme a la sencilla elegancia con la que explica el "caso" Japón.

El "caso" Japón lo llamo así porque no conseguía encajarlo en ningún modelo. Parecía ser un contra ejemplo de Keynes y de Friedman, con su deflación secular y su deuda imparable. De la deuda imparable se infiere que el multiplicador del gasto público es menor que uno a largo plazo. De la deflación, que la "agresividad" supuesta de los bajos tipos de interés del Banco de Japón ha sido estéril: la política monetaria no mueve lmolinos, para gran regocijo de los conservadores. (De ambas, deuda y deflación, se infiere una refutación de que el déficit sea inflacionario...)

Sin embargo, es un caso que les encanta a los austéricos, porque se deja explicar con los modelos estructurales, como el envejecimiento de la población y los excesos fiscales. Aunque el fracaso de la predicción de su modelo de que Japón tendría que estar inundado por una hiperinflación pone en entredicho dicho modelo.

Pero, ¿por qué una deflación permanente, que en 10 años se ha traducido en una caída del nivel de precios? ¿ No es eso un factor importante, que no se puede dejar fuera de la ecuación? Una deflación sólo se puede explicar por un fallo clamoroso del Banco Central. Claro, para los austéricos, una deflación no tiene por que ser mala, al contrario, es un acierto del Banco Central, un ejemplo a seguir. Pero entonces, ¿cómo puedes no relacionarla con la baja inversión, el exceso de ahorro, el bajo crecimiento?

O miramos a todo el conjunto o dejamos fuera, por incoherentes, la deuda pública o la inflación, o ambas, como hacen intencionadamente los austéricos. Para empezar, resulta que la deflación es una coadyuvante del aumento de la deuda/PIB, pues frena el denominador, PIB nominal. No se puede obviar alegremente diciendo que la deflación es cojonuda, mejor que la inflación.

Krugman empieza pro rechazar problemas estructurales, salvo el envejecimiento. En su gráfico, vemos que Japón ha crecido en productividad/personas en edad de trabajar con notable fuerza.

Luego no se puede hablar de economía decadente. Si se tiene en cuenta, además, que durante dos largos periodos, especialmente 1997-2007 e Pon total se estancó, eso quiere decir que en los cortos periodos en que crece, lo hace con fuerza.

 

 

 

 

 

La verdad es que el gráfico siguiente, de la inflación anual (deflactor del PIB, en azul) comparada con el tipos interés del bono nacional (rojo), explica más que cualquier trama estructural.

 



Como ven, la deflación desde el año 2000 sí que puede llamarse estructural, lo que hace que la rentabilidad nominal cero del bono sin riesgo sea atractiva en términos reales. El deflactor del PIB ha caído un 17% en 10 años.


Con un 1% de rentabilidad anual se obtiene un 3% o 4% de rentabilidad real.

Como dice el modelo keynesiano, así es imposible que no haya un exceso e ahorro sobre la inversión de riesgo.

 

Es difícil agarrarse a las variables estructurales al ver el gráfico y olvidarse de las variables "coyunturales" que parecen eternizarse.

La explicación de Krugman para este rompecabezas es el siguiente:

So how do we think about this problem? Here’s my take. Japan has pretty much spent the past 20 years in a liquidity trap; as I’ve been explaining for years, one way to understand such traps is that they happen when, even at a zero real interest rate, the amount that people would want to save at full employment exceeds the amount they would be willing to invest, also at full employment:
Why is Japan in this situation? A debt overhang from the 1980s bubble surely started the process; but surely it’s reasonable to suggest that the demography also contributes, since a declining working-age population depresses the demand for investment.
What you need in this situation is a negative real interest rate — which means that you need some expected inflation, because nominal rates face the zero lower bound.
But Japanese policy has never sought to achieve this. Deficit spending has put part, but only part, of the excess desired private saving to work; this has mitigated the slump, but not produced a booming economy, except perhaps briefly circa 2007. And the Bank of Japan has always pulled back on monetary policy when the economy looks better, instead of doing what it should, which is to keep the pedal to the metal until the inflation rate is solidly into positive territory.
Japón sería un caso prolongado de Trampa de la Liquidez, dice Krugman. El problema no es que la política fiscal ha sido deficitaria durante décadas, el problema es que el Banco de Japón ha sido extremadamente conservador, frernando la expansión monetaria en cuanto la economía empezaba a crecer, con el fin de contener la inflación.

Pese a los bajos tipos de interés, la inflación negativa hace que el tipo e Interés real que "igualaría" el ahorro y la inversión está muy por debajo del tipo nominal. La única manera de bajar ese tipo de interés real sería aumentar la inflación, hasta que el crecimiento de la demanda fuera suficiente. No es muy diferente de lo que decía Friedman para Japón, ni, por cierto, de lo que decía Krugman en 1998. Pero que haya pasado tanto tiempo es lo que convierte el problema en un rompecabezas. Lo que me costaba creer es que esa situación pudiera prolongarse décadas.

 

Eso es lo preocupante, porque la lección es sombríamente aplicable a nosotros, los del euro. De momento tenemos un BCE tan ultraconservador o más que el Banco de Japón; el que, por cierto, ha sido obligado a cambiar de política monetaria imponiéndole el objetivo de una tasa de inflación mas alta, del 2%, algo que allí es una terrible herejía. Tan herejía es, que el gobernador Shirakawa ha dimitido, supuestamente por no estar de acuerdo con el cambio de política contra su ultraconservadurismo.

 

Pese a todo, cabe sospechar de que el nuevo Premier, Abe, sea capaz de llevar a cabo su política expansiva. Ya lo intentó una vez, hace diez años, y no duro en el cargo ni un año. En el fondo, el conservadurismo es un rasgo de Japón, no de tal o cual funcionario, como el conservadurismo del BCE es de origen alemán, en modo alguno europeo. Tan difícil es refundar al uno como al otro.

 

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