"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 18 de julio de 2013

La implosión de los clásicos

Vivimos en una burbuja ideológica. Esta burbuja dominante es que el sistema económico de mercado es eficiente. Es decir, al final consigue llegar a un resultado satisfactorio llamado equilibrio. Dentro de este paradigma caben desde los ultra liberales austéricos hasta los intervencionistas de mayor o menor grado, pero que creen en el sistema aunque parcialmente. (Yo me incluyo en estos.)

En los últimos treinta años el paradigma dominante ha estado inclinado hacia los puristas, aunque en la práctica la política ha sido mixta, con gran peso de la política monetarista y menos peso de la política fiscal. Durante treinta años nos hemos (los países desarrollados, con la excepción de Japón) esforzado con más o menos fortuna en bajar nuestras deudas y reducir el déficit. Los bancos centrales contribuyeron al éxito relativo con políticas monetarias tolerantes, aunque la inflación no se presentó. Esta política se vio influenciada por lao no keynesianos, en realidad monetaristas con rigidez de precios.)

Estos años de bonanza, entre finales de los ochenta y 2008, nos indujo a pensar que el paradigma era cierto en su versión sesgada al liberalismo. Se abrazaron las etiquetas "mercados" y "globalización" como etiquetas políticas más o menos traicionadas en su ejecución. Pero en conjunto, el esfuerzo era por liberalización y pro consolidación fiscal.

Esta impresión de victoria del clasicismo era falsa, no se sostenía confrontada a la realidad. Las políticas llamadas liberales no fueron tales, sino una mixtura de da liberalizaciones financieras (nefastas) políticas comerciales intervencionistas de competencia desleal (China) y globalización financiera, una mixtura que acabó en catástrofe. Pese a ello, se sigue vendiendo la idea de que la cosa puede funcionar, de que la economía (neo)clásica es la única verdadera.

Yo creo que ha fracasado estrepitosamente. No me refiero a tal o cual teoría más o menos sesgada a uno u otro lado del espectro, sino a la creencia de que a largo plazo todo se arregla. Primero, es una gran debilidad no definir cuánto es ese largo plazo, porque si se puede quemar a un par de generaciones, no es muy riguroso pedir paciencia a los más desasistidos. Decir quw a largo plazo rodo se arregla es una buela a lao millonaws que se van a a quedar en la cuneta, ¡muy similar a la el régimen comunista, que decía que había que esperar a que el verdadero comunismo llegara! Segundo, parece que ese equilibrio es inestable, que con el tiempo la estabilidad atrae acciones que llevan a riesgos sistémicos.

Además, es que no hay pruebas contundentes de que ese equilibrio se alcance alguna vez simplemente porque la combinación de factores en el momento cero sea la óptima. No hay momento cero. El tiempo no se para, y lo que sucede afecta al resultado, sea dual sea la idoneidad del principio respecto a la resultados. Es decir, al trayectoria afecta al resultado final, lo que pasa en el camino es determinante, más determinante que el principio. Si alguna vez se alcanza el equilibrio, es de casualidad, y no suele dejar a todo el mundo satisfecho, por lo que los siguientes pasos llevan a destruirlo.

La propiedad de un proceso que se determina por los factores iniciales se llama "ergodicidad". La economía no tiene esa propiedad, no es independiente de las vicisitudes del camino que no se han previsto en el modelo. Esto es lo que ha demostrado la crisis, aunque siempre hay escuelas que dicen a posteriori que tal o cual persona o banco o institución han tenido la culpa. Pero eso es puramente ideológico, muy difícil de demostrar, y además, puede que estén reconociendo que replicar su modelo en la realidad es simplemente imposible, porque no cuadra con la naturaleza del hombre.

Sin embargo, seguiremos aferrados al paradigma de la eficiencia de los mercados individual y socialmente, como si las acciones y efectos no determinaran el camino y éste el resultado final. Una propuesta más intermedia, sin llegar al extremo socializante, esta teñida de desprestigio tras años y años de insertar la creencia en la bondad de los mercados en generaciones de economistas. La placidez o la desidia intelectual no ha rechazado siquiera la eficiencia de los mercados financieros, que han sido los culpables de los excesos pre crisis. Un sector financiero que llega a llevarse rentas mayores que lao demás sectores no e un signo de eficiencia, que digamos.

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