"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 8 de agosto de 2013

Reichstag

Ayer citaba un artículo del alcalde de Londres, en el que decía que le encantaba Berlín y los berlineses. En algunas cosas estoy de acuerdo con él. En Berlín, parece vivirse muy bien. Pero en otras no tanto. La historia del Mal, tan íntimamente asociada a la historia de la humanidad, rara vez deja de producirme una sensación ambigua, entre el rechazo y la fascinación. Creo que esta ligada a mi afición a la historia. Veo la historia, no como la lucha entre el bien y el mal, sino algo más prosaico: la lucha entre al mal y el mal menor. 

No es improbable que la mayor historia del mal absoluto sea la de Hitler. Hoy he visitado el Bundestag alemán, el Parlamento, ubicado en el Reichstag [Casa u Hogar del Imperio], su sede antigua desde que se terminó en a finales del XIX. Ya solo los retrasos en su edificación, que empezó a pergeñarse en 1871, dan una idea de la poca afición que le tenian algunos a las representaciones populares, aunque fueran de un Imperio. Reich en alemán, con mayúscula, quiere decir "Imperio". Cuando Bismark unificó los reinos alemanes gracias a la victoria sobre Francia, instauró el II Reich, el segundo Imperio, comiéndose el II Imperio francés, el de Napoleón III. Después de la malhadada República de Weimar (en la que el Reichstag estuvo a la deriva de la inestabilidad constante) Hitler, Nada más ganar las elecciones, en 1933 (no debe olvidarse que Hitler llego al poder a través de las elecciones), hizo la siguiente vileza (narración de Wikipedia) con la que se hizo con el poder absoluto.

1933-1945: Incendio y Nacionalsocialismo

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Decreto del Incendio del Reichstag "para la protección del pueblo y el estado".
La noche del 27 al 28 de febrero de 1933, cuatro semanas después del nombramiento de Adolf Hitlercomo canciller del Reich, el edificio del parlamento ardió. La sala de plenos y algunas habitaciones cercanas a la misma fueron consumidas por las llamas. Se trató sin duda de un incendio provocado, aunque el asunto de la autoría no está resuelto a día de hoy. De lo que no cabe duda es de que los nazisfueron los grandes beneficiados por el incendio. Esa misma noche desataron una oleada de terror contra sus enemigos políticos. El Reichspräsident Hindenburg fue forzado a firmar al día siguiente la llamadaReichstagsbrandverordnung (Decreto del Incendio del Reichstag) "para la protección del pueblo y el estado". El párrafo 1 derogaba los derechos civiles elementales; el párrafo 5 establecía la pena de muerte para delitos de "alta traición".
En mayo de 1933, el comunista neerlandés Marinus van der Lubbe, junto con algunos miembros notables del Partido Comunista como Georgi Dimitrov, fue acusado de provocar el incendio por el Tribunal de Justicia del Reich en Leipzig. La acusación sostenía que el incendio era una señal para desencadenar un golpe de estado. Se celebró una vista pública en la que van der Lubbe fue condenado a muerte, gracias al cambio en la legislación y a una confesión dudosa. Fue ejecutado en enero de 1934.13 Los otros acusados fueron puestos en libertad por falta de pruebas. Como maniobra propagandística, el proceso resultó un desastre para sus organizadores, sobre todo por la superioridad retórica de Dimitrov en sus duelos dialécticos con Joseph Goebbels y Hermann Göring.




Mientras el parlamento —en el que desde julio de 1933 solo había diputados nacionalsocialistas— se reunía en el edificio de la Krolloper, se realizaron reparaciones de emergencia en la cúpula del Reichstag, pero sintomáticamente no en la sala de plenos, que también estaba calcinada. Mientras, el edificio albergaba exposiciones tendenciosas con títulos como "El judío eterno" y "El bolchevismo, sin máscara".5También se mostraban maquetas del plan Welthauptstadt Germania (Capital del Mundo Germania), una utopía ideada por Albert Speer junto al propio Hitler para transformar Berlín en una ciudad colosal. El pabellón Halle des Volkes, con una cúpula de 290 m de alto, se habría edificado junto al Reichstag y, según palabras del historiador Michael Cullen, este habría parecido a su lado la cabina de una letrina...
Después de la Segunda Guerra Mundial, el Parlamento fue trasladado a Bonn, la nueva capital de Alemania amputada. Sólo tras la caída del Muro, en los primeros años noventa, volvió la capital y el parlamento a su antigua ubicación.
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Una sensación de malestar me acompaña mientras visito este lugar y veo la magnifica exposición de fotos que recorren la historia del edifico desde que pusieron la primera piedra. En dicha foro se puede ver al Káiser, Guillermo, empequeñecido por la enorme figura de uniforme, vasco incluido, del Canciller Bismarck, uno de losmpoliticos mas lúcidos (a la par que cínicos) de la historia europea. Si él es dificl pensar en un aQlemania gtande y unida. él due el partero la Gran Alemania, y lo hizo com eficacia, peeo momprecisamemtenpor medios diplomáticos. Con él comenzó el "problema aleman".

El pobre edificio que recorro [que hoy no se llama, obviamente Reich, Imperio, sino Parlamento] no tiene la culpa de esa historia siniestra; además, la rehabilitación que se ha hecho después de la Unificación es soberbia, realza la majestad del conjunto. ¿Pero es posible visitarlo sin sentir cierta aprensión por las cosas que sucedieron en él?







Además, las vistas que se ven desde la soberbia cúpula de cristal de Norman Foster son francamente deprimentes. La majestuosidad que alguna vez tuviera este centro se ha perdido por completo por un abigarramiento de edificios a cual más mediocre. Si alguno tiene gracia arquitectónica, se pierde en la saturación del área, que debería ser más espaciosa en respeto por el pasado. Es como si en una noche de farra los borrachos se hubieran jugado a los dados la colocación y el diseño de los edificios.


Probablemente, cuando cayó el muro de Berlín, se encontraron con edificios feos que por alguna razón, decidieron respetar y rehabilitar. Si la razón fue el ahorro (sospecho que el vicio mayor de los germanos), fue un ahorro pagado con creces en fealdad. A veces es mejor derribar y dar espacio para que la historia se rehabilite también.

El caso es que es el Parlamento más poderoso de Europa [antes sede de la legitimidad imperial], en sus decisiones, está gran parte de nuestra suerte, como sabrán. Los países de la Unión somos cada vez menos soberanos, pero esa cesión no se ha ido al conjunto de Europa, sino directamente aquí, al antiguo Reichtag, no siempre inspirado por las musas de la libertad, la democracia y la tolerancia. Además, resulta que sigue siendo el Parlamento más nacionalista de la UE, lo que le ha permitido ceder menos soberanía que los demás. Los fantasmas que lo habitan son inquietantes. Me gustaría que hubiéramos guardado un poco más las distancias con este centro absorbente de poder que luego lo administra sólo para su interés nacional.

Guillermo II lo desdeñó. Hitler lo incendió. La República de Weimar no lo honró. La Reunificación ha fortalece dio a Alemania, pero simétricamente los demás socios europeos nos hemos encogido. Hay un invisible hilo conductor que desvía el poder de Europa hacia este edificio que una vez fue la sede del Imperio, con pretensiones de heredar el antiguo Sacro Imperio Romano Germánico.

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