En el ABC de ayer, Alberto Recarte vuelve a dar muestra de su infundado optimismo. Además nos llama "intelectuales perezosos" a los que no somos tan optimistas como él. Reproduzco lo más selecto de su artículo, y le respondo brevemente (para no salir de la dulce pereza intelectual que me embarga):
Comentario: todo esto me parece un batiburrillo inextricable. En términos de % de PIB, en el gráfico adjunto pueden ver los pasivos totales, netos, y por sectores frente al exterior. La barra azul es la posición deudora bruta internacional, que a mitad de 2013 había aumentado dos puntos, hasta más del 199% del PIB, sobre el saldo de fin de 2012.La economía española ha superado la parte más baja del ciclo descendente. Lo que significa, simultáneamente, que estamos en el peor momento económico desde 2008, tras seis años de crisis, y que hemos comenzado a crecer. Sobre bases sólidas, siempre que el gobierno siga reduciendo el déficit público hasta el 2,8% del PIB en 2016.En la medida en que se ha logrado estabilizar la economía española, los comunicadores, políticos y economistas identificados con la catástrofe, que habían pronosticado, una y mil veces, la quiebra del Estado y de la propia España, han comenzado a criticar el crecimiento, por ridículamente pequeño, o a asegurar que vivimos, -como lossupuestamente ingenuos extranjeros que están invirtiendo aquí-, un espejismo, porque nuestra deuda es tan grande que la suspensión de pagos es inevitable y que, más pronto que tarde, habrá que hacer, incluso, una quita. La primera crítica es irrelevante, fruto de la pereza intelectual. La segunda, la de la deuda, hay que intentar resolverla.Todas las consideraciones anteriores son un prolegómeno para emitir un juicio sobre silos diferentes sectores económicos endeudados podrán ser capaces de hacer frente a sus obligaciones en los próximos años, en un entorno de crecimiento moderado, con alto desempleo, poca creación de empleo y un número cada vez más elevado de pensionistas.El año 2000, tras dos años de incorporación al euro, el endeudamiento total de familias, empresas y AAPP era de 983.000 millones de euros, el 156% del PIB de ese año.En 2004, ese endeudamiento global se elevaba ya a 1.517.000 millones, el 180% del PIB de ese año.En 2008, el endeudamiento se había disparado hasta los 2.539.000 millones de euros, el 233% del PIB de ese año.En 2011, el año del fin del gobierno de Rodríguez Zapatero, el endeudamiento total alcanzó los 2.867.000 millones, un 274% de un PIB reducido a 1.046 billones de euros. En ese momento, las AAPP tenían una deuda de 736.000 millones de euros, las familias 871.000 y las empresas 1.259.000 millones. Las perspectivas eran tenebrosas.En 2013, el endeudamiento global se situará en torno a los 2.800.000 millones de euros. El primer freno al aumento de la deuda total. Pero la reducción del PIB hasta los 1.029 billones mantendrá el porcentaje de deuda total en torno al 272% de ese PIB.Distribuido entre un 94% de las AAPP, un 76% de las familias y un 102% de las empresas. Dentro del crédito a las empresas hay que destacar que el concedido para actividades inmobiliarias y el sector de la construcción, junto con el transferido a la SAREB, alcanzaba, en septiembre de 2013, un total de 300.000 millones de euros.El cambio de ciclo no es neutral para el endeudamiento, que disminuirá en gran parte como consecuencia de las decisiones de política económica tomadas por el actual gobierno. Parece lógico hacer un cálculo de todas esas variables para 2017, un año en el que los catastrofistas aseguran la quiebra, pero en el que, por el contrario, se debería haber materializado una gran reducción en el endeudamiento.En primer lugar, el crédito para actividades inmobiliarias y el sector de la construcción, incluido el de la SAREB, debería haberse reducido hasta los 75.000 millones de euros, sin que eso afecte negativamente a la actividad. El crédito hipotecario para las familias se reducirá en un mínimo de 150.000 millones, porque muchas hipotecas terminarán de pagarse.En segundo lugar, el PIB aumentará, quizá a un ritmo promedio del 1,5% anual, lo que junto con un aumento de precios de otro 1,5% anual, permitirá que alcance 1,16 billones en 2017.En tercer lugar, el endeudamiento podría disminuir por compras de inversores extranjeros en otros 15.000 millones al año. En total, 60.000 millones en 4 años.Finalmente, nuestras menores necesidades de invertir liberarán ahorro para pagar deuda a un ritmo de 20.000 millones anuales, en promedio, en los próximos 4 años.Con esos condicionamientos, en 2017, el endeudamiento de las AAPP, según los planes oficiales del gobierno, podría ser de 1.125.000 millones y el del conjunto de familias y empresas podrían haberse reducido hasta los 1.315.000 millones. El endeudamiento global sería, por tanto, de 2.440.000 millones, un 210% de un PIB que alcanzaría los 1,16 billones de euros. Nos estaríamos acercando a la normalidad.El endeudamiento de empresas y familias sería inferior al de la media de los países desarrollados. El de las AAPP seguiría en torno al 100% del PIB. Un porcentaje que tendría que reducirse hasta un 80% del PIB en los años siguientes para permitir un mayor crecimiento económico. No creo que estos datos desborden optimismo. Son el resultado de unas políticas de saneamiento que están funcionando y que nos alejan de la catástrofe. La gran incógnita es si el actual gobierno será capaz de seguir haciendo lasreformas necesarias y si el que gane las próximas elecciones, en 2015, será tan sensato como ha sido, hasta ahora, el gobierno de Rajoy.
Al lado tienen la deuda bruta de cada sector frente al exterior. Como ven, salvo el sector financiero que baja un poquito - supongo que gracias a las ayudas cargadas a la deuda de las AAPP-, tanto éstas como las familias y empresas aumentan su endeudamiento en más de dos puntos porcentuales. Este sector, el sector privado no financiero, alcanza el cien % de deuda exterior sobre PIB
Así es difícil que el consumo y la inversión muestren ganas de manifestarse, cuando además el crédito a este sector sigue cayendo a fuerte ritmo.
Este cuadro es un reflejo de lo que ha hecho la política de austerismo: comprimir la deuda pública a costa de la deuda de los demás sectores, cuando una política inteligente hubiera sido la contraria, aumentando el PIB, primero, y luego transfiriendo recursos al sector privado con endeudamiento público a bajo interés... pero es utópico en Eurolandia, no le ha dado la gana a Alemania. Los que me leen saben a que me refiero así que no lo repito por pereza intelectual.
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