"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Fumata sistémica

En un pueblo viven unas cuantas personas. Digamos tres. Una es peluquera, otra es tendero, y otra produce los bienes de consumo que vende el tendero. Una vez cada quince días el tendero va a arreglarse a la pelu, y también lo hace el productor de huevos y otros productos. Con ese dinero la peluquera va casi todos los días a la tienda a hacer la compra. De vez en cuando va el agricultor a comprar cosas que él no produce. El tendero, así vez, va a la hacinda del agricultor a comprar huevos etc. La economía está estancada, no crece, pero los personajes no lo echan el falta.

Cada uno consume una parte de su renta, dejando guardado algo para otros tiempos. Eso es ahorro. El ahorro es preferir no consumir ahora para consumir más tarde. Este ahorro se atesora en liquidez, en una caja de zapatos.

Un día la peluquera se enamora del tendero. El tendero la corresponde. Hacen planes de futuro, de tener hijos, etc. Por ello deciden ahorrar más. Entonces ella gasta menos en la tienda, y el tendero pasa a comprar menos al agricultor. Este ve que sus ingresos se reducen sensiblemente. Piensa en torpedear los planes de sus convecinos, al fin y al cabo ella es la única fémina de por ahí... En todo caso, debido a que gana menos, decide reducir su consumo y ahorrar más.

Esto reduce la renta de la pareja. No se lo esperaban, se dan cuenta de que los planes que han hecho no cuadran con los ingresos. Deciden, por lo tanto, ahorrar más (consumir menos).

Cada vez que hay una nueva ronda de aumento del ahorro, la renta social baja. Esto es la paradoja del ahorro en su expresión más tosca.

Tiene un fallo, claro. Que el ahorro no es rentable. Pero lo es, aunque la gente no necesita una recompensa para ahorrar. Le basta la incertidumbre frente al futuro, incluso con un interés negativo, como veremos luego.

Pero vamos a hacer al ahorro rentable. ¿Cómo ? Para que el ahorro se convierta en más dinero al cabo del tiempo, hay que introducir un prestatario que coje ese ahorro para invertirlo, a cambio de pagarle al prestamista un tipo de interés. Es decisivo que haya este escalón: el prestatario que es un inversionista que se arriesga a tomar prestado para hacer un proyecto de inversión productivo, que le va a dar un beneficio unitario por encima del tipo de interés pagado. En esta fase no hay intermediario financiero. El ahorrador se relaciona con el inversionista directamente,

Creo que no necesitamos aumentar el número de personas habitantes del pueblo. Podemos supones que el agricultor quiere ampliar su cosecha de huevos comprando más gallinas, para lo cual expone ese proyecto a a feliz pareja, y les dice que por su ahorro que van a hacer para la boda y los hijos, él les dará una recompensa del 3% al año. Hay poco riesgo, porque sólo se trata de comprar las gallinas y que pongan huevos.

La pareja le da encantado el dinero, porque recibirán su ahorro incrementado en un 3% dentro de un año.

Ahora el ahorro ya no es un cese del consumo hoy por el mismo consumo futuro: es una renuncia a consumir hoy por un consumo mayor el año próximo. En equilibrio, el tipo de interés será igual a la valoración que hace la gente de esa renuncia, y coincidirá con la valoración que hace el agricultor de de su beneficio futuro.

Naturalmente, no hay fallos de mercado. El mercado íntertemporal, que es el de ahorro/inversión, establece los precios (los tipos de interés) de equilibrio perfectamente. Al vencimiento, la pareja recibe su ahorro más el 3%, y el agricultor obtiene más huevos y más beneficios o bien por su venta o bien porque los consume él, o bien porque con ellos fabrique alimento elaborado a que podrá almacenar en frío y vender en el futuro. Todos ganan.

Esto es básicamente el capitalismo. Una renuncia al consumo gratificada, una inversión productiva, con un aumento del producto social constante, salvo altibajos inesperados, pero aumento , igual a la tasa de remuneración del ahorro, 3%, que es lo que al cabo del segundo año dicho producto ha aumentado. Este es básicamente el modelo neoclásico: a veces hay alteraciones, pero son episódicas y se corrigen a sí mismas mediante un movimiento del tipo de interés y de los precios. Como veremos, esta arca día feliz se rompe cuando introducimos lo que define de verdad el capitalismo: la finanzas.

Durante un periodo funciona. Al cabo de 10 años el producto social o PIB ha aumentado más de un 30%. Ha nacido hijos, cuyo cuidado se lleva una buena parte de esa renta. Pero la acumulación de renta despierta más ambiciones. Hasta ahora la vida en el pueblo ha sido espartana, pero por qué no, se puede ahorrar más,restar más y a más largo plazo, y comprar un coche para llevar a los niños a la escuela del pueblo de al lado, u una televisión... Incluso un pequeña repetidor eléctrico, que sustituya al generador de petróleo, que huele y contamina... Lo único que hay que hacer es ahorrar y endeudarse más, pero a más largo plazo. Claro que hay que ampliar la red de ahorradores y de inversores, pero para eso están los bancos, que son lao que ponen en contacto a estos. Eso si, el banco cobra una intermediación, pero queda algo, y el inversor ha de pagar más, pero lo compensa el mayor beneficio.

Hemos introducido el sistema financiero. Antes había dinero, pero era "neutral", como les gusta a los neoclásicos. Ahora hemos introducido una separación entre los ahorradores últimos (el tendero y la peluquera) y los inversores últimos (el agricultor) con ello conseguimos que el dinero de todos lo distribuya un experto, en función de criterios de riesgo y rentabilidad. El ahorro llega más lejos y a más gente emprendedora. La rentabilidad del banco repercute en los depositantes y en los accionistas (que pueden coincidir). La búsqueda del interés propio es lo óptimo para el conjunto. Todos se benefician de obtener sus intereses, porque en esa medida aumenta el producto social o PIB. Queda demostrada la veracidad de la economía neoclásica: la búsqueda del máximo beneficio es lo óptimo para todos.

Ya tenemos uma sociedad capitalista en marcha. Ahora ya sólo falta el pequeño detalle de la bolsa, y otros mercados, pero si los metemos explicaremos mejor lo que pasa.

Cuando se introducen mercados especializados en prestar dinero y vender activos, que son títulos de propiedad de un derecho o de una participación en un capital social, el capitalismo se vuelve a más productivo, pero más arriesgado en un sentido: el riesgo sistémico. El aumento del perdido de endeudamiento para financiar proyectos más ambiciosos está muy bien, pero se crea inmediatamente el riesgo sistémico. El riesgo sistémico no es el riesgo de que una entidad se equivoque y quiebre. Es el riesgo de que el fallo de una persona, empresa, o entidad no pueda hacer frente a un pago a su vencimiento, y eso sea el primer eslabón de una cadena, potenciada por el grado de apalancamiento de u sistema que es un entrando de deudas que hasta ahora parecían sólidas y cobrables. Entonces todo se desmorona es decir, lo que llamamos mercados financieros. Resulta que que los sólidos activos (casas, acciones, fábricas, proyectos) no son sólidos, y se quieren vender como sea. Ha llegado la crisis.

Esta crisis sucede muy de vez en cuando, pero es devastadora. Lo es porque la gente se ha quedado de repente sin activos ni rentas pero con unas deudas frente a los demás enormes, técnicamente impagables. Por supuesto, aumenta el ahorro, pero como al principio del cuanto del pueblo, o por rentabilidad, sino por pánico. Y eso ahorro se guarda en forma de dinero, como en el pueblo, al principio. Todo el mundo queiren dinero vendiendo lo que sea a cualquier precio. Cuanto más diré este panico, más caerá el PIB y el empleo. Y cuanto más se enquiste el niveles de deuda en relación a la renta, más tiempo se estancara el PIB y el desempleo.

Si se fijan, el problema no es culpa de nadie -no hace falta que sea culpa de nadie- es un error sistemático de las expectativas formadas individualmente. Cada uno individualmente ha actuado racionalmente, en función de unos riesgos y unas rentabilidades. Lo que pasa es que el riesgo sistémico no ha sido bien calculado, o se ha desdeñaso.

La quiebra individual está bien porque uno paga sus errores. La quiebra colectiva, sistémica, no está bien porque produce uno efectos económicos y sociales que la acción individual no va a resolver. Primero, el alegre "liquidacionismo", es un error grandioso, porque se lleva por delante a empresas productivas como no productivas. Segundo, el,efecto sicológico sobre los inversores es letal y duradero. Tercero, los efectos de histeresis sobre el capital y el trabajo son permanentes. Cuarto, el problema del desempalancamiento es decisivo par recuperar la normalidad.

Lo dejo aquí porque resultaría muy largo. Pero creo que habrá una segunda parte.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Espero ansioso la segunda parte a fin de explicar inteligiblemente lo que esta pasando a varios vecinos de mi pueblo

Anónimo dijo...

Y entonces es cuando el banco central, viendo como cae la demanda, el empleo y el PIB decide atarse los machos y sacar la regadera de billetes.

Billetes, billetes y más billetes hasta que... bueno, aun no sabemos bien hasta que, o hasta cuando. Solo sabemos que sin regadera las cosas son más difíciles.

Y entonces llegamos al debate de siempre: ¿sirve de algo la regadera de 3 litros cuando ya has regado durante tres días? ¿Debería sacar la regadera de 5 litros? ¿Y por qué no una mega regadera de 200 litros? Pero... ¿y el agua de la regadera a quien va? ¿Es justa su distribución?

www.MiguelNavascues.com dijo...

Sobre todo si la regadera tiene agujeros