Una pequeña joya de Krugman, desmontando la todavía enraizada creencia -especialmente en Europa- de que la stagflation existe como la ley de hierro, fuera de las circunstancias del momento.
En los años setenta, los Lucas & al se impusieron para siempre con su racionalismo gracias al efecto que tuvo entonces la subida de los precios del crudo. Fue un choque de los costes de la oferta que por su carácter de demanda imprescindible, repercutió en todos los preciso de la economía. Ese hecho circunstancial se aprovecho para meter para siempre el dogma de las expectativas racionales: la gente aprende, no se la puede engañar, y cualquier política expansiva que lleva a la inflación generara expectativas inflacionistas.
Parece mentira, pero desde entonces vivimos de ese dogma, aunque las décadas posteriores demostraron con creces que la inflación no se convertía en inflación: que la curva de Phillips no es rígida, como pronosticaba la teoría de las Expectativas Racionales.
En el gráfico de arriba pueden ver que la relación temporal entre la tasa de paro (roja) y la tasa de variación de los salarios (azul), desde 1985, una vez acabada la crisis del petróleo, no ha sido para nada rígida. Lo cual le permite a Krugman diseñar una curva de Phillips tasa de paro - inflación negativa.
Este dogma ha tenido consecuencias fatales, pues se ha convertido en un chip ideológico incluso en la izquierda, sobre todo en Europa. "No, no bajemos los tipos de interés, no vaya a ser que venga la Stagflation y nos encontremos con el mismo paro, pero con una inflación más alta". Durante décadas, en los foros internacionales, primero se hablaba de la amenaza inflacionista, luego del paro.
A esto se refiere Larry Summers cuando le dice que le da miedo el estancamiento perpetuo.
Afortunadamente, en EEUU, especialmente la FED, ha tenido un modelo más flexible, y ha actuado siempre en el sobre entendido de que, dentro de ciertos márgenes, la inflación y el PIB se mueven paralelamente y en sentido opuesto a la tasa de paro.
Este dogma, refutado por los hechos, esta detrás de la fundación del euro en la confianza de que la política monetaria no aporta nada más que inflación y nada de crecimiento. Está en una academia económica europea totalmente anquilosada por ese corsé, que está tan encriptado en los genes, que cualquier propuesta de modelización se abre y se cierra dentro de sus límites.
Este dogma ha sido causa de persecución cuando algún investigador como Robert Barro, de Harvard, demostró que, hasta inflaciones del 10%, la inflación no tenía efectos contractivos. La persecución consistió en publicar una réplica (que nadie leía) sobre la rotunda falsedad de insidioso harvardiano. Lo gracioso es que Barro es conservador y aquí se le replicaba desde la izquierda económica. Claro, queríamos entrar en el euro, y había que sofocar cosas como esa. Brrrrr, que miedo.
Y ahora, vivimos un riesgo de stagflation? Por supuesto que sí, aunque se habla ahora reverencia lamente y con temor de la posible deflación, aunque no se sabe de donde vienen esroa fríos coperniquianoa, cuando el ministro del gobierno se ha quitado el palillo de la boca, ha escupido, y ha afirmado: ni de coña!
Da igual, en todo caso, porque los corre-ve-y-diles paniaguados no se han apeado de la única idea económica que aprendieron cuando les clavaron el chip.
"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James
There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)
No hay comentarios:
Publicar un comentario