Podíamos haber adivinado que acabarían así cuando nos robaron Repsol, porque los cuatreros cuando atracan no paran hasta que acaban con el país. En Argentina no hay alternativa. El que llegue al poder saqueará, y gobernará con ese sólo fin, y desatará la inflación. Y si no, se encargarán los caciques de las Provincias, tan corruptos o más, y con derecho a meter la mano en el Banco Nacional Argentino. Cuando un gobernador del Banco Nacional de Argentina es medianamente serio, se le despide y se pone a otro sin tanto escrúpulo. Todo es peronismo, aunque se llame de otra forma. El gobierno que logró una inflación de 1000% no era peronista, sino el radicalista de Raúl Alfonsín, gran defensor de los derechos humanos, pero tan corrupto o inepto como los otros. Una de sus ideas, felizmente no llevada a cabo, era trasladar la capitalidad de Buenos Aires a 1000 km al sur, para repoblar aquella región inhabitable. Un visionario.
Alfonsín demostró fehacientemente que con la ética y la regeneración se llega al mismo sitio de partida. Lo cual es triste, pero es nada menos que una ley de hierro. Ahora que hay tantos incautos que creen que con reformitas se cambia un país, que miren por favor los logros del pobre Alfonsín. Varias veces tomó medidas para atajar la inflación, (camino de divisa del peso al austral) pero ésta no había más que crecer:
"El Plan Primavera duró poco. Los operadores cambiarios lo rechazaron, no generó confianza y adicionalmente a comienzos de 1989, el Banco Mundial suspendió su ayuda a la Argentina. El 5 de febrero, el ministro Juan Vital Sourrouille, el presidente del Banco Central, José Luis Machinea, y el secretario de Hacienda del Ministerio de Economía de la Nación, Mario Brodersohn, resolvieron aplicar cambios en la política económica. Para ello dispusieron decretar un feriado bancario por 48 horas. Ante los rumores de inestabilidad, se inició una corrida masiva hacia el dólar. La inflación, que en febrero de 1989 era del 9,6% mensual, alcanzó 78,4% en mayo, mes de las elecciones presidenciales, adelantadas intencionalmente por Alfonsín debido a la fuerza presión de los sindicatos y los grupos económicos (en un principio lo consideró un grave error, pero con el tiempo entendió que estaba en una situación extremadamente compleja). La hiperinflación de 1989, llevó la pobreza de 25% a comienzos de 1989, al récord histórico de 47,3% en octubre del mismo año.
Lo mismo que pasó con el Currency Board de Menem (tan jaleado desde el Wall Street Journal), los cambios cosméticos de los esposos Christner, amigos de Zapatero: saqueo de la gente e inflación para poder pagar las deudas.
El meollo son los grupos de presión demasiado fuertes para que se imponga uno. Todos al final pactan los peor para los demás. Todos a llaman peronista, pero se odian.Nosotros tenemos que elegir entre un Zapatero, un Rajoy, o pegarnos un tiro. Se lo digo totalmente en serio. No hay otra. Como comprenderán...
¿La raíz del mal, donde está? Sin eficacia política no hay economía que funcione.
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