Los periódicos están eufóricos con las emisiones de deuda y lo,bajos que están los tipos de interés. Sin embargo, las razones no son optimismo sobre porque economía real...
Edward Hugh, anglosaxon afincado en Cataluña, ofrece un fino análisis sobre las cada vez más lejanas posibilidades de Draghi de defender el euro sin usar más que la palabra. Hace dos años casi, nos embaucó con su "What ever it takes" y, como a Moisés las agua del Mar Rojo, los mercados se le rindieron.
Hasta el punto de que ahora la compra de bonos de cualquier país, incluso Grecia, es frenética. Hugh explica por qué.
Los mercados apuestan a que en junio día cinco, Draghi anunciará medidas, posiblemente contundentes, contra la deflación. Si se confirma, los bonos griegos, que rinden ahora un 6,5%, podrían revalorizarse sustancialmente aún más, como lo vienen haciendo desde hace meses. Si su rendimientos se redujera a la mitad, el inversor podría ganar la bonita ganancia de capital de un 50%. Y más si el tipo baja más. Tengase en cuanta que el bono griego rendía más de un 11,5% en junio del año pasado; su rendimiento actual ha supuesto jugosas ganancias.
Pero, además, La posibilidad de que sigua cayendo (y la cotización subiendo) son considerables: si se llegara a confirmar la deflación, deberíamos esperar tipos cercanos o más bajos aún que el 1%. La tendencia es puess a la baja, acentuada o no, según Draghi saque la artillería pesada o algo más ligero.
Por eso todos los países periféricos están endeudandose más contentos que unas castañuelas.
Pero, ¿y si Draghi defrauda y no consigue arrancar al Consejo del BCE una medida contundente? No pasa nada... A los especuladores. Ya hemos visto que la tendencia es a que los tipos de interés sigan bajando... Además, si el BCE se queda corto, el euro, ante el endurecimiento monetario, se apreciaría, lo cual minimizaría las pérdidas, o incluso aumentaría las breves ganancias en el caso de que el rendimiento al que se compró sea más alto que el que rija después del anuncio del Draghi.
Probablemente, según poniendo de Hugh, pero como ya vimos de Wolfgang Münchau, Draghi no conseguirá una gran medida que nos deslumbre. Esa posibilidad está sopesada por el mercado, que recientemente se ha enfriado un poco, como se ve en el repunte del rendimiento del bono griego:
Los mercado están especulando, en definitiva, que Draghi no dejará escapar el problema de las manos, y que los rendimientos seguirán cayendo sí o sí. Si no es QE, será una bajada de tipos, y que si no es suficiente, la apuesta ofrece ventajas como una subida del euro antes de anular posiciones.
Todo esto refuerza la "resiliency" del euro, aunque las economías periféricas vayan reptando a duras penas: la deflación va a ser uncalvario, aunque los tipos bajen mucho. La salvación del euro de los ataques especulativos no tiene por qué pasar por nuestra salida definitiva de la crisis. Pero es que un a cosa es el euro y otra cosa nuestros intereses.
El día cinco será en todo caso un día interesante.
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