"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 18 de septiembre de 2014

Jueves negro

Gran artículo de Arcadi Espada en el Mundo. Escocia supone hoy el principio del fin del imperio burocrático europeo. Un desmantelamiento que puede ser muy conflictivo. "El separatismo es la guerra", dijo Mitterrand en su último discurso. ¿El resultado del referéndum? Sólo relevante a corto plazo. Porque las políticas seguirán siendo las mismas: entreguismo, apaciguamiento, cobardía. Como dice Arcadi al final, ¿esto es un asunto de quién? Nadie se pone de frente.
La crisis ha tenido una gran parte de la culpa. Pero la crisis económica europea ha sido causada por los políticos. Escocia se quiere ir porque no aguanta el austerismo de los Tories. Nosotros llegaremos a estallar por el austerismo de Alemania, austerismo de hondas raíces nacionalistas. Europa ha fracasado cuando se ha topado con los intereses nacionalistas, que no han desaparecido como esperaba Monnet, el ideólogo de Europa: un burócrata francés.

DESDE el 13 de agosto de 1961, en que la ciudad de Berlín, y con ella Alemania, quedó dividida en dos mitades, Europa, la Europa nacida en Potsdam y felizmente corregida en 1989, no vivía una jornada tan decisiva como la que hoy incumbe a los escoceses. Hoy se decide la continuidad o la destrucción de un Estado europeo y se constata, como si aún no fuera suficientemente amarga y elocuente la lección de la historia de que el nacionalismo, después de dos guerras y ochenta millones de muertos, sigue siendo el principal riesgo de Europa.

Ayer, en el Congreso, el presidente del Gobierno español, de forma rápida e incluso algo atropellada, acertó a decir que el referéndum escocés y la intentona catalana eran un torpedo en el corazón de la Unión Europea. Aunque lleguen tarde, tardísimo, y aunque prueben paradójicamente el lado débil de su política ante el nacionalismo, yo me alegro mucho de estas palabras del presidente. Estas palabras contrastan con la doctrina del asunto interno que Europa, pusilánime y torpemente, ha ido pronunciando en torno a los dos proyectos secesionistas. Europa ha reaccionado ante estos dos supuestos de secesión con la boca mínima del juridicismo, fiada a que la arquitectura legal y el principio -económico- de la realidad bastarían para disolver las intenciones secesionistas. Y ha olvidado que estos dos intentos de secesión no obedecen a razones económicas ni tampoco a razones vinculadas con el ejercicio de la llamada identidad cultural, sino a emociones políticas perfectamente gestionadas por un caciquisimo populista y sentimental. Aún es la hora de que en todo este larguísimo año de agitación nacionalista se haya oído la voz grave y tajante de un político europeo, ¡uno solo!, subrayando el lugar moral que el nacionalismo ocupa en la historia europea. Es cierto que parece un tópico aludir a la retórica francesa que cíclicamente, y a la vista del paisaje político, se pregunta: «Ou sont les grands hommes?» Pero en esta hora de banalidad se echa de menos, por ejemplo, el Mitterrand que en su último discurso, en Berlín, sentenció: «Le nationalisme, c'est la guerre». Y se echa de menos, sobre todo, la ausencia de un profundo y comprometedor relato europeo.

Si hoy el voto escocés se decanta por el secesionismo Europa habrá entrado, casi sin advertirlo, a su funesto estilo siglo XX, en una dinámica de fagotización imparable. Ella misma, entonces, se habrá convertido en un asunto interno. La pregunta es un asunto interno de quién.

2 comentarios:

Pablo Bastida dijo...

Lo de las "emociones políticas perfectamente gestionadas por un caciquisimo populista y sentimental", va al centro de la diana. Como los atenienses hace 2500 años, los que tenían más tradición democrática casi que nadie se han entregado a los demágogos, ¿que se puede entonces esperar de los catalanes? Esto puede ser el fin no solo de la UE sino también y sobre todo de la democracia. Me pregunto como estará durmiendo Tony Blair estos días.

www.MiguelNavascues.com dijo...

No creo que sea capaz de relacionar causa efecto con lo que él desató, igual que con la insensata guerra de Irak.