"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 11 de octubre de 2014

CAP 22

Han logrado introducir tal cantidad de connotaciones negativas en los sintagmas "Keynes", o "keynesiano", que la gente se pone de uñas cuando intentas sacarla de la falacia económica actual. Así que es mejor no mencionar la economía de Keynes como alternativa, y hablar simplemente de "Economía del desequilibrio". 
La diferencia esencial es que la Economía del desequilibrio niega que la economía de mercado sea capa de volver al pleno empleo una vez abandonado. Los ciclos económicos no son circulares, con alzas y bajas que se compensan. Los ciclos se deben a la conjunción de variables importantes que impiden recuperar la senda del pleno empleo. Es más, nada garantiza que con el tiempo se corrijan esas disfunciones por sí solas, sin intervención de la autoridad. 
Pensemos un momento en la cantidad de actividades sociales que funcionan aparenemente gracias a la coordinación espontánea. Un sencillo ejemplo, es la circulación peatonal por la acera. Puedes confiar que la gente vaya andando son pensar en ello, sino en otras cosas, o hablando, con otra hablando por teléfono, etc. En ciertas condiciones muy amplias, la circulación peatonal será fluida, sin necesidad de un agente exterior que intervenga y la dirija. 
Ahora supongamos que las circunstancias varían: que aumenta la cantidad de gente; que se producen atascos y aglomeraciones, que hay obras que obligan a hacer maniobras, que dichas maniobras hacen frenar al que va detrás que se topa con el que va más atrás aún, quién vuelca la cesta de la compra de una señora sin querer, la cual se enfada y se tira al suelo para recoger los nabos y las alubias, lo que produce otro pequeño incidente... 
Toda esta gente que andaba automáticamente por la acera ha visto frustradas sus expectativas personales que se había formado inconscientemente. No de una manera severa que le obligue a cambiar de planes, pero quizás de una manera irritante para algunos, que ven que ya no podrán hacer todo lo que tenía pensado, o que tendrá que volver al mercado a comprar alubias, o que tendrá pedir dinero a su madre de nuevo para comprar otra piruleta que se le ha caído con los nabos de su madre... Pequeños incidentes cotidianos, generalmente insignificantes a nivel colectivo, pero... 
Con los términos que he usado se puede trasladar el escenario a la circulación de los coches. Entonces aquí la frustración de expectativas es un poco más grave, incluso puede tener consecuencias mortales, si una ambulancia se ve atrapada con un caso urgente: no llegará al hospital a tiempo de salvar la vida del paciente. Esto será una alteración sería de los planes de los médicos que estaban esperando la ambulancia a una hora, les obligará a retrasar otras urgencias previstas, lo que les pide alterar su agenda incluso para varios días. 
Creo que podemos aceptar que un colapso circulatorio de una gran ciudad necesita la intervención de los políticos y expertos para solucionarlos. Es fácil imaginar que, sin eso, el colapso no mejoraría, se agravaría con el tiempo, y que podría llegar a una situación. Desabastecimiento, riesgo social de la salud, agravamiento de situaciones precaria... Podemos quejarnos de que las autoridades y los expertos tarden más o menos en solucionar el problema, pero no de que intervengan. ¿No trataríamos de locos a los que protestaran por la injerencia del poder político en una situación de riesgo progresivo, con reacciones individuales de efectos acumulativos arriesgados y peligrosos para los demás? Pues eso es a lo que exactamente nos invitan los economistas liberales, con su pretensión de que en una situación de colapso de los sistemas de coordinación espontánea, de aumento del pesimismo e incertidumbre, las cosas fluyen por sí mismas porque cada individuo y empresa, persiguiendo sus propios intereses, ponen en marcha una "mano invisible" que devolverá tarde o temprano la fluidez de la circulación económica. 
He subrayado tarde o temprano, porque el tiempo que se tarda en salir del colapso no es relevante para los liberales. No entra en sus objetivos que el tiempos es lo menor posible. Ellos priorizan que se cumplan los principios liberales, es decir, sencillamente, que no haya injerencia del estado. No computan los costes exponencialmente crecientes para la sociedad que la crisis se prolongue años y años. 
Transpongamos eso a un economía compleja en la que han de armonizarse intereses contrapuestos,  pero que se influyen unos a otros. Esas influencias mutuas son positivas siempre, según los liberales. Pero según el sentido común, no tiene por qué ser así. La experiencia de la tremenda crisis que sufrimos hace difícil de conciliar con esta idea simplista. Es un idea simplista pensar que las expectativas de los inversores se concilia espontáneamente con la de los trabajadores, y que estos vn a consumir exactamente lo que quieren vender los productores. 
Los inversores tienen en mente lo que van a ganar con la inversión, pero esto no depende de un cálculo objetivo válido para todas las estacione y circunstancias. Hay épocas de boom en que se conforman con un tasa de ganancia muy baja, porque creen que su capital va a ser más rentable que su coste de adquisición y mantenimiento. Pero cuando el boom revierte y viene la caída, su percepción de lo que vale la pena invertir es muy distinta. 
En definitiva, los agentes dejados a sí mismos, no tienen un motivo para creer que todo volverá prontamente a la normalidad. Lo mismo, el que ha perdido su trabajo tiene una visión más pesimista sobre encontrar otro y mantenerlo establemente. 
Luego el plazo de tiempo de normalización no está escrito en los genes humanos, ni en ninguna ley social, al contrario. Y el tiempo aumenta el pesimismo y se retrasan las decisiones tendentes a restablecer la normalidad. 
Para cualquier propuesta alternativa, incluso no Keynesiana, recortar el  el tiempo de normalización es crucial, porque las pérdidas en recursos físicos y humanos es incalculable, pero sobre todo porque la angustia de los parados de larga duración no se puede paliar más que con ayudas nunca satisfactorias, y menos cuando tiene un vencimiento fijo. 
El objetivo declarado de una economía Keynesiana es el pleno o empleo. El objetivo e declarados de las economías de raíz liberal es que se respeten las decisiones individuales sin injerencia pública, tarden lo que tarden en surtir efecto.  

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