"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 18 de octubre de 2014

Consecuencialista

The Economist lleva unos cuantos artículos dedicados a Cataluña, que me llevan los demonios leerlos. La frivolidad de esta gente -como la de Edward Hugh, catalán de adopción, en una réplica al Economist que no llego a entender- me pone los pelos como escarpias. ¿Pero qué se cree esta gente que es la democracia? Yo creo que no entienden ni papa cuando hablan y se posicionan frívolamente a favor del referéndum.

Un referéndum nunca ha sido democracia. Eso tenían que saberlo los anglosajones, o eso creía yo, no sé por qué ¿porque siempre he sabido que la democracia nació en Anglosajonia? A ver si ahora van a tener razón lo franceses y la verdadera democracia nació en la Revolución Francesa... Me cuesta creerlo, con el Terror, Napoleón, la inestabilidad posterior... Siempre odie a Napoleón y me sentí anglófilo, pese que soy medio francés. Pero cada vez que voy a esa gran ciudad que es París, y veo la exaltación de Napoleón y sus victorias en los nombres de las estaciones de metro, me dan ganas de vomitar.

No me voy a meter en un debate sobre cual es la teoría de la democracia más válida: sólo quiero invitar a considerar las consecuencias de una eventual ruptura ente Cataluña y España. Sí, lo confieso, soy consecuencialista. Eso me permite una ventaja: confieso que me importaría una higa que Cataluña se independizara si no hubiera consecuencias devastadoras. En realidad, estoy hasta los webs de sus lloriqueos, no los soporto.

Pero ha evidentes consecuencias de una ruptura, y para ambos lados, aunque, como soy consecuente, las consecuencias para el otro lado me la chuflan. Por mí, si se quieren quedar suspendidos en el aire, sin encajar en ningún mapa sensato, que se vayan. Pero lo que pasaría en el resto de España no me la chufla.

La ruptura de los invisibles lazos que nos unen -o que nos atan, si prefieren- sería una caída en el vacío. En una crisis como la actual, con el delicado estado financiero de Cataluña, su más que probable quiebra, salpicaría a todo el mundo. Por lo menos Escocia tenía la jugada algo pensada: seguirían perteneciendo a la £. La respuesta de Londres de que de ninguna manera el BoE iba a cubrir a la banca de Escocia fue un factor importante en el NO del referéndum que descerebrada mente permitió Cameron, que estaría ahora en galeras si hubiera ganado el SÍ.

La aventura -o locura- de Cataluña no tendría ninguno de estos riesgos controlados. Dejaría de recibir la ayuda financiera de Madrid, sin la cual estarían quebrados. Cataluña cree que una Independecia fiscal aumentaría sus recursos, lo cual es falaz, pues la ruptura supondría una caída de su economía -y, por ende, de sus ingresos fiscales- que la dejarían al borde de la quiebra. Pero a mi me la chufla. Lo que no me la chufla es que eso nos salpicaría a España y a Europa indefectiblemente.

Lo lógico es que si Cataluña se va de España, la banca, como ya ha anunciado, y las empresas, se tendría que residenciar en España (como se llame lo que quede). Jurídicamente, además, estaría fuera del euro. Es decir, un vértigo que no desearía a mi peor enemigo y que puede dejar en cosa de niños la crisis actual. Podría ser un terremoto que se expandiera a toda Europa fácilmente.

En segunda ronda de consecuencias, no me hace ninguna gracia la dinámica de centrifugación que se pondría e marcha en lo que queda de España. Si Europa no es capa de frenar crisis actual, imaginen lo que sería con un miembro de tanto peso en población y economía como España yéndose al garete. ¿Se imaginan el dinero que tendría que poner Alemania simplemente para que España pudiera hacer frente a su deuda pública?

Yo no descarto que el euro temblara. No descarto que lo haga sólo por la incertidumbre actual, que ya ha dado señales de que las primas de riesgo repuntaban. Pero sí encima se desata otro foco de inestabilidad, me sorprendería que no hubiera fuertes turbulencias en los mercados. Pero la dedico odiado impide hablar de estas posibilidades, que son bien reales; lo que no es realista es pensar que las cosas van a seguir igual, u que los mercados van a valorar a España y Cataluña exactamente igual que el día anterior.

Por eso no entiendo la ligereza con la que se comenta esta eventualidad en Europa. Y menos en Inglaterra y EEUU. El embajador de esta gran nación ha sicho recientemente que para EEUU "es un asunto interno de España". Pues no, la consecuencia no serían internas.

2 comentarios:

Antonio J dijo...

Por intentar buscar una explicación a su lógica extrañeza me atrevo a señalar nuestra absoluta irrelevancia exterior.

En los setenta éramos una incógnita y despertábamos todo el interés porque geopolíticamente era relevante evitar una deriva indeseable a la muerte de Franco.
Con Aznar se logró el espejismo de aparecer como aliados fiables y comprometidos.

Fue el canto de cisne si quiere ponerle un nombre, a partir de ahí, el descrédito exterior ha sido tan palmario que simplemente se nos ningunea sin contemplaciones.

Ni siquiera somos el malo de la clase que merezca cierta atención, apenas otro alumno del montón.
El efecto indirecto de ese ninguneo es que nuestros problemas no se analizan con detenimiento y en perspectiva, únicamente se destinan a una sección informativa equivalente a las andanzas de esos personajes del famoseo friqui. Eso que el XIX dejó grabado a fuego en el imaginario europeo y a que tanto partido hemos sabido sacar, por cierto.

Ese "análisis"(?) frívolo siempre es propicio para el ejercicio del paternalismo nacionalista más humillante,con la trasposición de lugares comunes y el recurso a los tópicos más groseros.

Y me temo que si bien ese tratamiento informativo lo hemos ganado a pulso, al final esa cura de realidad también nos consuela al percatarnos de que en todas partes cuecen habas, y esa superioridad inicial que atribuíamos a nuestros vecinos cuándo menos debe ser tamizada.

www.MiguelNavascues.com dijo...

Sí, irrelevancia es la palabra. Pero insisto en que la consecuencias para todos serían funestas. Como Escocia por cierto, que no se han dado cuenta que es el principio del dom de la Gran Bretaña. Están en un estadio más atrasados, pero ahora empieza la fase de de las concesiones. Dentro de unos años, ¡qué risa!