"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 12 de octubre de 2014

De la deuda privada a la pública

Como se puede comprobar en el cuadro de abajo, la deuda privada es en general mucho más alta que la pública en los países desarrollados (DM).

Sin embargo la deuda sobre la que se hace caer la culpa de la crisis y el estancamiento es la deuda pública.

Si nos fijamos en los países del sur de Europa, los que peor lo han pasado y lo siguen pasando, tenemos el siguiente cuadro:

% de PIBN

Deuda pública Deuda privada

Irlanda. 124 318

Francia. 91 161

España. 94 206

Portugal. 129 250

Italia 133 125

Grecia. 175 129

Comparemos estas cifras con dos países no Euro:
 
EEUU. 105       160

RU.       90        186

Es decir, observamos lo mismo. Pero en estos dos países, la deuda privada ha seguido una trayectoria  a la baja. 

La obsesión con la deuda pública es malsana, porque la deuda pública es un peso mucho menor para la economía que la deuda privada. Demostración: la fuente del crecimiento productivo es el sector privado, el único que ha de vender su mercancía por un precio, que luego se convierte en fuente de ingresos para las empresas, trabajadores, y la Administración vía impuestos.

Lo que impide el crecimiento del PIB es la deuda privada, pues son los sectores productivos, trabajadores y empresarios, los que han de dedicar una parte de sus ingresos a devolverla.

Lo que vemos en el cuadro es que hay países con una deuda sobre PIB (es decir, sobre ingresos totales) dos veces o incluso dos veces y media más grandes que la deuda pública.

España tiene una deuda privada más de doble de grande que la deuda pública.

Ahora veamos como se han generado estas deudas siguiendo el caso de España. En 2008, España era felicitada porque tenía la deuda pública más pequeña de Europa y una de las más pequeñas de mundo: 37% de PIB. Era felicitada efusivamente por todo el mundo. Seis años después, tiene una deuda/PIB de 100% que se ha multiplicado casi por tres. Un cambio tan dramático se debe a la caída se los ingresos fiscales y al aumento del gasto debidos ambos a la crisis y al aumento de las necesidades sociales.

En vez de programar una vuelta a cifras normales en un plazo largo, hasta que la economía se recuperara, se decidió enérgicamente lo contrario: que el mal era la deuda pública y que debería ser reducida inmediatamente.pr ellos e dictamino una reducción de gasto y un aumento de los impuestos.

Esto ha sido letal para la economía privada, que es quien paga los impuestos. Esta se ha visto aplastada primero por la crisis: caída de los ingresos y aumento del paro. Luego por el aumento de la presión fiscal: menos renta disponible: luego por la caída del gasto público: caída de ingresos sociales. A ello se ha de añadir la caída de la inflación por debajo de lo esperado.

Mientras la deuda públicas se controlaban, pero malamente, porque los ingresos fiscales no aumentaban pese al aumento de la presión fiscal, las deudas privadas no podían devolverse, lo que contraía a su vez las rentas de los acreedores: el desapalancamiento se estancaba.

Lo que se necesita en un caso así es: un estado que se financia a bajo coste para apoyar y suplantar al sector público mientras éste devuelve su deuda. Para ello es necesario un banco central que compre el exceso de deua pública en el mercado, para que su tipo de interés se mantenga bajo. Mientras la inflación sea muy baja, no hay ningún problema: el tipo de interés nominal será positivo, y de lo que se trata es bajarlo lo más posible.

En suma, sería más sano que el sector público absorbiera más deuda privada, que el banco central comprara la deuda pública sin preocuparse por la inflación (que no existe), y que el sector privado se viera estimulado cuanto antes a invertir y producir y crear empleo.

Lo que ha hecho EEUU, en donde la deuda pública ha aumentado mientras la privada disminuía.


Pero antes que nada hay que admitir que los agentes económicos no tienen muchas luces, que se equivocan al predecir el futuro, y que contraen deudas con información asimétrica respecto a los acreedores. Lo cual dista mucho de ser una realidad: la mayoría de los modelos siguen basados en la clarividencia de los agentes. 

 

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