"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 10 de octubre de 2014

El marxismo y la democracia en España

Una vez, en mi juventud, quise ser revolucionario. Me lié a unos amigos que me hicieron comprender que el marxismo era la única verdad revelada por el hombre. Eso, y el hecho incontestable que las chicas que iban a las asambleas de la Facultad eran mucho más guapas y más frescachonas, me inclinó definitivamente.

La primera asamblea a la que fui tuve suerte: una joven guapísima, con la falda corta y que daba unos saltos preciosos, se me abalanzó y estuvo toda la asamblea abrazándome. Pero no fue más que un fugaz espejismo, pues resultó ser la novia de uno de los de la mesa, o sea, un verdadero revolucionario, y desapareció en cuanto la asamblea se disolvió porque era la hora de comer. Como siempre, me quedé perplejo.

Desde mucho antes yo había aprendido que a las mujeres no hay perseguirlas, sino dejar que ellas te persigan, si quieren: y desde luego, que no hay que ligar con ayuda de la ideología. Así que me fui a comer con mis amigos, aunque estos me miraban con envidia y recelo, como siempre pasa en casos así. No se daban cuenta que el que estaba frustrado con motivo era yo. Había probado el sabor de la miel más exquisita, pero me había despertado estrepitosamente del sueño antes de engullirla. Ellos, en cambio, no habían caído desde tan alto.

Después mi marxismo se fue enfriando, porque poco a poco (siempre he sido muy lento, seguro pero lento), me di cuenta de que mis amigos marxistas eran de una rama completamente nueva para mi: el Troskismo, de Trosky. Tuve que disimular mi ignorancia antes está incómoda revelación. Eso me obligó a unas lecturas fatigosas e incomprensibles para ponerme al día, pero que no asimilaba bien, pues ellos se irritaban cada vez que postulaba una afirmación revolucionaria. Si leer a Marx me resultó siempre una tortura, por su retorcimiento y fanatismo, tener ahora que aprender sutilezas troskistas me nubló la mente. Y no por eso volvió a presentarse un par de piernas asamblearias como aquellas. ¿Sería troskista la dueña? Yo creo que sí, porque el Troskismo, como el anarquismo, siempre ha tenido mucho atractivo en España.

Aunque llegué a tener una idea de Marxismo, nunca tuve ni pajolera de Troskismo. Me decían que era más humano que el primero, pero nunca supe por qué. Lo único que llegué a colegir es que debería ser así, porque Stalin, que empezaba a estar mal visto entre mis amigos revolucionarios, había mandado ejecutar a Trosky, o sea, que sí, debería ser más humano. Trosky fue asesinado en su exilio en México por Ramón Mercader, un stalinista catalán, mediante un azadón, o un hacha, no recuerdo bien, hincada en la cabeza. Troskista o no, esa imagen me retrajo aún más de mi ardor rojo. (Ahora recuerdo que quizás fuera un Píolet, algo que siempre he odiado - como el alpinismo- y que me pregunto como llegaría allí.)

Me autodefiní, entonces, como marxista en teoría, que quería decir que no pasaba del plano intelectual: no entraba en la acción revolucionaria. Me dijeron inmediatamente que eso no era válido, pues el marxismo se culmina en la acción o no es marxismo. Era como darse un lote, decían, pero con ropa, o follar con condón, otra metáfora muy usada (muchos no había follado ni con ni sin). Oir eso, desde luego, era duro. Me atuve a las consecuencias, sobre todo porque la policía respetaba a los que estaban en su casa dándole al intelecto, pero para nada a los que iban por ahí armando follón. Debe ser por eso que el atractivo que irradiaba hacia las piernas con minifaldas decayó mucho: porque no era un hombre de acción.

Tampoco es que mi labor intelectual fuera intensa y fructífera. Seguía en un estado de confusión total, y además el Marx que se destilaba de mis colegas de universidad no me caía bien. Me quedaron unas frases altisonantes, sobre la plusvalía y el inevitable desplome del capitalismo, pero eso me impedía comprender por qué había que hacer la revolución si de todas formas iba a caer. Es decir, proponían cortar el árbol antes de que creciera y el fruto madurara, lo que me parecía abortar el proyecto antes de tiempo. Cuando me oían decir eso recelaban. Empezaron a pensar si no era yo un infiltrado, en todo caso un poco tonto. Me fueron dejando de lado, y yo a ellos. Pero bueno, algunos de ellos consiguieron yacer con piernas bonitas, aunque otros probaron el duro suelo de la cárcel.

Eso de la cárcel y el sexo parece ser que era un dopaje que reforzaba la fe. Porque muchos de ellos se hicieron más y más fanáticos; otros se hicieron hippies, una salida muy concurrida entonces, y mucho más recomendable. A mi me sacaron de mi atontamiento unos nuevos amigos ilustrados, que me quitaron las telarañas dándome una perspectiva más abierta, lo que nunca les agradeceré bastante. Cuando un día, sin apenas darme cuenta, me dije -"coño, ya no soy marxista"- me quité un peso de encima, o mejor dicho sentí como si me lo quitara, porque en realidad hacía tiempo que me había liberado.

La fiebre del marxismo en España está inversamente relacionado con el catolicismo. España es anticlerical desde el siglo XIX. Leyendo a Caro Baroja, resulta que no se sabe muy bien el porqué de ese anticatolicismo virulento, que sacó a la gente a la calle a matar curas. Entonces surgieron las leyendas negras de que los curas envenenaban las fuentes de Madrid y eran los culpables de las epidemias que mataban más a los pobres que a los ricos. Muchas de esta municion ideológica salía de las logias masónicas, que entonces bullían, en torno al trienio liberal. No era un liberalismo pacífico y constructivo, y por eso apenas duró unos años. Y eso que la Constitución de 1812 era rigurosamente respetable con el catolicismo -aunque no con las propiedades y abusos de la Iglesia.

Con el tiempo ese liberalismo masónico fue sustituido por el marxismo, y sobre todo por el anarquismo. Ese odio contra la iglesia se amalgamó en una nueva ideología, que decía que "la religión era el opio del pueblo". Ningún crisol mejor para acoger y reactivar los resquemores contra la iglesia española; la cual, por su parte, había hecho muchos méritos para ello.

Así que nada más natural que la oposición más visible al franquismo fuera de cuño marxista. Eso permitía a los partidos comunista y otros "compañeros de viaje" presumir que eran la única oposición al franquismo. Simplemente era la más ruidosa, como se vio en las primera elecciones.

Es más, el dictador, sutilmente, permitía la difusión de libros marxistas, pero no liberales. (Esto lo habían los dictadores del mundo entonces, pues así conseguían más ayudas de EEUU en su guerra fría con la URSS.) No sé si Franco lo hacía por eso, pero en todo caso sabía que los españoles nunca confiarían en una ideología que probablemente sería minoritaria. En cambio, temía el apoyo de EEUU a una oposición liberal o democristiana. En todo caso, Franco se manifestó siempre adversario acérrimo del liberalismo, la causa de la caída del régimen dinástico y la entrada del comunismo. Para él el comunismo era un efecto colateral del liberalismo. Por cierto, ¿han observado la poca ostentación de marxismo que hace "Podemos"?

Que Franco era antiliberal se puede ver en el asesinato de su más fiel colaborador, Carrero Blanco. Si Carrero hubiera heredado el poder a la muerte de Franco (como parecía ser su intención al nombrarle Presidente de gobierno, cargo que siempre había ostentado él mismo), la apertura democrática hubiera tardado demasiado, o no hubiera llegado, para el gusto de algunos como EEUU, que quería meter con urgencia a España en la OTAN y en la Comunidad Europea (por ese orden, como efectivamente sucedió). El retraso de la homologación democrática hubiera supuesto un riesgo de involución o algo peor, la caída en una revolución de dudoso final, apoyada quizás por el bloque soviético.

EEUU tenía prisa, así que dejó hacer, o teledirigió, o participó, en el asesinato de Carrero Blanco ejecutado por ETA, el único escollo a la monarquía parlamentaria homologada. Entre el asesinato de Carrero y la llegada de la democracia pasaron menos de tres años. Hubo que quitarse de en medio al presidente que sucedió a Carrero, Arias Navarro, un nostálgico plasta pero que no fue difícil hacerle dimitir con la presión del "Amigo Americano".

En todo caso, la apertura llegó de los enemigos de Franco, los que querían sustituir a su régimen y sus débiles apoyos, que dentro y fuera de España no eran ya importantes. Otra interpretación pasaría por admitir que Carrero era un demócrata, algo harto inverosímil. Así que nuestra homologación total con el mundo occidental llegó gracias a la geoestrategia y a la Guerra Fría. Los comunistas quisieron subirse al carro, pero sin mucho crédito con su eurocomunismo fracasado. EEUU estuvo presente siempre en la,transición, como desveló José María de Ateilza, conde de Motrico (uno de los puntales de EEUU y del rey) cuando dijo: vino Kissinger, y nos dijo, tenéis que hacer, esto, esto y esto...
Que nosotros los españoles hayamos dilapidado esa chance, es una tristeza, porque no es fácil que se repitan circunstancias tan propicias...Pero era de esperar. En España hay demasiados que quieren siempre partir de cero, poner las manecillas del reloj en las doce, no tener en cuenta la historia, redefinir la democracia, que no es una idea, es una evolución histórica.
Las oportunidades como esa no están siempre disponibles, por mucho que pertenezcamos a Europa. Europa es débil, así que no se puede esperar de ella en las crisis graves más que reglamento. Europa se lavará las manos como Pilatos, como siempre ha hecho. Y EEUU no es el de hace 40 años. 

6 comentarios:

Mou dijo...

Espectacular Mike

www.MiguelNavascues.com dijo...

Zanx

Anónimo dijo...

Cuanto más leo su blog más necesito seguir leyendolo...
Estoy de acuerdo con el otro comentario: brillante.

No nos deje Miguel. Siga escribiendo.

Antonio de Badajoz.

www.MiguelNavascues.com dijo...

Muchas gracias, Antonio. Nunca le olvido, Antonio de Badajoz

Pablo Bastida dijo...

Muchos años después de haber pasado mis propias fiebres rojas, como todo hijo de vecino, se me ocurrió leer el Corán, y, ¿a que no lo adivinas? ¡Me acordé de mis compis de facultad y de agrupación local! Por supuesto que ambos se mueven en planos diferentes pero el feroz dogmatismo es el mismo: esto es el Bien porque lo digo yo, y punto. Supongo que a todos los desengañados nos llega nuestro momento San Pablo, cuando nos damos cuenta de que lo que creíamos era una genial aportación intelectual al progreso humano era más bien pobre en lo intelectual pero se mantiene en pie porque ha sido sacralizado como una parodia de religión en una sociedad secularizada que sin embargo sigue necesitando certezas.
Y yo también estoy de acuerdo: brillante post.

www.MiguelNavascues.com dijo...

Estoy de acuerdo, todo es religión secularizada. Gracias