Esperanza versus rensentimiento

Un artículo de Salvador Sostres, muy acertado en su punto de vista. Quizás sea ya imposible el retorno de ese espíritu, el espíritu de la Transición, hecha desde el centro sociológico frente a los extremismos. La memoria histórica es flaca, y la recuperación de nuestras mejores virtudes, casi quimérica. Pero al menos no nos dejemos llevar por el rencor.

Yo tampoco "veo necesaria la reforma de la Constitución ni posible un consenso sobre cómo habría que reformarla"... El día que se acuerde abriría la Constitución, con lo alejadas que están las intenciones de Hunos y Hotros, adiós España.

Dije hace un par de días (a propósito de esa jueza patibularia argentina que quiere entrullar a Martín Villa y, de paso, a la Transición. ¿Quién mueve esta marioneta?), que sin Adolfo Suárez y Martín Villa y otros, la transición hubiera sido una cosa recocida entre Fraga, Felipe y Carrillo, es decir, entre extremos (el PSOE bajo la tentación permanente de tirarse al monte), como puede resultar ahora si se abre la Constitución para que cualquiera pueda opinar,

Ya no hay líderes como esos; no hay líderes, simplemente. Tampoco hay líderes europeos que apoyaron sin fisuras aquella Transición que parecía imposible. No hay líderes que apelen a la estabilidad, a la prudencia, a la equidad, porque todos están enfangados en su telaraña de corrupción y mentiras. Aquellos líderes salieron del viejo régimen para liquidarlo, con una hoja de ruta sin tentaciones de los extremos, a los que resistieron, como Ulises resistió inumerables veces a las llamadas de abandono, en su largo viaje a su Itaca. 
La política exige conciliar intereses, sentimientos, ideas opuestas, sabiendo cual debe ser el final del camino. Ahora no hay camino, ni líder que sepa descubrirlo. Pero esto debe ser interpretado por un político, que sepa cuando debe ceder para poder seguir avanzando sin perder el objetivo, y sepa aunar voluntades limando diferencias y matices que no dejan ver con claridad. La política no es matemática. 

Salvador Sostres:

"Rafael Ansón ha escrito "Un año mágico" sobre los momentos más decisivos de Adolfo Suárez. Fue el tiempo más brillante de la Historia de España. Reforma más que ruptura; imaginación más que inmovilismo; avanzar porque lo contrario nunca es quedarse quieto y siempre es retroceder. La valentía por encima del tacticismo y la moderación para protegernos de los totalitarismos...

"... El libro recorre a través de escenas casi inverosímiles la tensión de aquel año y de aquel proceso, pero uno al leerlo no puede dejar de pensar en nuestro tiempo, y en la falta que nos hace volver a imaginar un país mejor, volver a ser valientes, a ser audaces, a asumir el riesgo de dar lo mejor de nosotros mismos para ingresar en la nueva modernidad. Si lo hicimos una vez, podemos volver a hacerlo.

"No veo necesaria la reforma de la Constitución ni posible un consenso sobre cómo habría que reformarla; pero resulta imprescindible un nuevo contrato entre gobernantes y gobernados, un nuevo enamoramiento como el que durante la Transición nos hizo mágicos, y una nueva confianza en la política que, tal como entonces no pasó por Arias Navarro ni por Carrillo, tampoco ahora tendría que pasar por Aznar ni por Pablo Iglesias...

"... Sólo desde la locura, desde la hipocresía o desde una indignación más teatral que justificada se puede hacer una enmienda a la totalidad a la vida pública española. Si nos dejamos llevar por el resentimiento, y no por la esperanza, el país se romperá por la mitad y dilapidaremos el fruto y el esfuerzo de nuestra era más próspera y prodigiosa, tal como en aquel año, de no ser mágico, habríamos podido acabar franquistas o comunistas. El mayor enemigo de la libertad es el caos y los extremismos son el caldo de cultivo del totalitarismo.

"Quien mejor colabora con la extrema izquierda es la extrema derecha, y ambas significan el abismo. Tenemos que apelar a nuestro talento y desterrar la rabia. A pesar de que la vida es efímera, podemos volver a hacer que nuestros días sean inmortales.