"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

martes, 23 de diciembre de 2014

Navidad

La Navidad es para mí una mezcla de sensaciones enfrentadas. Las que me recuerdan a mi infancia son placenteras. Las que me traen al presente las más recientes, me producen estrés y melancolía.

Estas Navidades es pertinente preguntarse si son las últimas que pasamos como siempre han sido en España, di el año que viene, una vez más, sucederá lo mismo de siempre: los niños felices, magia en el aire, contaminada por el espíritu mercantilista: el Corte a inglés haciendo caja. Luego vendrán las rebajas, que siempre dan sorpresas placenteras.

Un pequeño Belén que ha puesto mi mujer me ha retrotraído a las Navidades de antaño, cuando no hacia falta preguntarse quién es uno, qué hacer en la vida -mejor, qué hacer con la vida-, qué quiere uno ser de mayor. Aquellas Navidades eran un ambiente protector contra la incertidumbre y la dureza, algo que te arropaba y acunaba tus sueños más felices.

Ahora me doy cuenta: he actuado sistemáticamente para no tener que responder a esas preguntas, que nunca me hice hasta que, insistentemente, empezaron a hacerse alrededor mío. Me sentía como esas mujeres -u hombres- que no tienen ganas de casarse pero que temen que se les pase el momento y ser la última de las hermanas y amigas en tener familia e hijos, o quedarse demasiado sólo. Yo no quería responder y esperaba que la vida, que me llevaba como un corcho en la corriente, me desembarcara en un sitio tranquilo, sin mucho ajetreo, que me permitiera seguir desenvolviendo mi madeja interior, la única constante que tenía. Pero al final me tuve que responder.

Ya sé que hay otros que nacen con una estrella en la frente y un ANGEL les dice que han de ser alguien, han de hacer algo sonoro, que siempre, siempre será interpretado en clave triunfal. Son los Moisés, los que tienen la convicción de una misión en la Historia, salvar un pueblo a pesar de ser reacio a ser salvado. Siempre he tenido fricciones con los de la estrella, y eso que en cuanto los veo procuro quitarme de su camino, pero no sé que pasa que ven algo en mí que les irrita. Los pocos verdaderamente inteligentes que me he encontrado han sabido comprender mis intenciones y han sido afables y buenos amigos conmigo. He procurado aprender de ellos, sabiendo que nunca llegaría a su nivel de brillantez.

He conocido a unos cuantos de estos de la estrella que tenían un punto nada oculto de sadismo. No les bastaba apartar la gente de su camino, si no que además tenían que dejar una muesca de dolor. Nunca tuve duda de que su ascensión no valía si no conseguían hacer putadas a los demás. Tenían un camino ascendente, tenían obstáculos en otros que querían lo mismo, y sin embargo se ensañaban con los que les dejaban paso. Increíble, pero cierto. Les he visto hacer llorar a mujeres que sólo pensaban en su familia y sus hijos.

A estos, no tengo más remedio que desear verles caer. Para llegar arriba hay que ser duro, pero no cruel con los que sólo miran el espectáculo. Es como si un jugador de fútbol se liara a patadas con los niños de las gradas y encima quisiera que esos niños le adoren.

Sobre estos he aprendió también que la "Struggle for life" es un mito. No hay lucha de individuos por El mismo objetivo. Hay asociaciones de los más fuertes para hacerse con los mejores puestos y luego repartírselos. Desde su punto de vista es mucho más eficaz asociarse. Algunos quedarán descontentos, pero solos no hubieran llegado tan lejos. De ahí surgen amistades, encontronazos, odios a muerte, deserciones, traiciones, cambio de bando, etc, que es el leit motiv de esta gente. En ese proceso hacen y se hacen daño a sí mismos, pero mientras no tiene el tedio vital que tarde o temprano nos invade a todos; sólo consiguen retrasarlo, incluso morirían antes de que su presencia sea demasiado insoportable.

Y este mundo no estaría completo sin los lémures, esos seres huidizos, sin entidad propia, que saben hacerse imprescindibles cuando en realidad no sirvan para nada específico, salvo para hacer la pelota al que creen que va a llegar lejos. Esto no es ninguna broma. Consigue penetrar en la intimidad del fuerte, quién curiosamente, necesita confiar sus debilidades a alguien advenedizo, que sólo sabe ser palancanero de las lágrimas y suspiros que la soledad del líder se tiene que tragar. Ni su esposa llega a saber lo que sabe el lémur. Y un día te lo encuentras encima de ti, tomándote las medidas para la putada que piensa hacerte.

La Navidad es necesaria como una tregua en ese devenir constante a ninguna parte. Por un momento, recuerdos de aquel mensaje de paz, tan bien pergeñado, soñamos que existe un mundo mejor. Es como una variedad en la posada en el camino que describía Fernando Pessoa, "Libro del Desasosiego",

"Considero a la vida como una posada en la que tengo que quedarme hasta que llegue la diligencia del abismo. No sé a dónde me llevará, porque no sé nada. Podría considerar esta posada una prisión, porque estoy compelido a aguardar en ella; podría considerarla un lugar de sociabilidad, porque aquí me encuentro con otros. No soy, sin embargo, ni impaciente ni vulgar. Dejo a lo que son a los que se encierran en el cuarto, echados indolentes en la cama donde esperan sin sueño; dejo a lo que hacen a los que conversan en las salas, desde donde las músicas y las voces llegan cómodas hasta mí. Me siento a la puerta y embebo mis ojos en los colores y en los sonidos del paisaje, y canto lento, para mí solo, vagos cantos que compongo mientras espero.

Para todos nosotros caerá la noche y llegará la diligencia. Disfruto la brisa que me conceden y el alma que me han dado para disfrutarla, y no me interrogo más ni busco. Si lo que deje escrito en el libro de los viajeros pudiera, releído un día por otros, entretenerlos también durante el viaje, estará bien. Si no lo leyeran, ni se entretuvieran, también estará bien."

4 comentarios:

Pablo Bastida dijo...

Gracias por el regalo de Navidad. Simplemente una delicia de post, a la altura del excelso alcohólico portugués.

www.MiguelNavascues.com dijo...

Muchas gracias, Pablo. Feliz Navidad

Miguel E. dijo...

Algún día, en un mundo mejor, las personas ambiciosas y crueles (que dudo sean más brillantes que tú, a pesar de que tú lo creas) te pedirán perdón por sus afrentas.

Feliz Navidad y gracias, de corazón, por tu brutal y purificadora (para mí, al menos) sinceridad.

Modificas la existencia de mucha gente con tu coherencia, de verdad.

Mucha gente sabe lo que está pasando de verdad y sufre, pero de forma diferente (ya no están en la ignorancia). Y en el fondo lo agradecen(cemos).

www.MiguelNavascues.com dijo...

Graciaa, Miguel, pero no me gusta que me pidan perdón. No sé por qué, ¿quizás porque soy más del Antiguo Testamento? Hay cosas que no me cuesta perdonar, pero las ganas de hacer daño, no.