Unión monetaria versus unión fiscal. Escocia

Frances Copolla analiza la pretensión que tiene el partido nacionalista escocés de que el Banco de Inglaterra debería comprarle la nueva deuda que emita el futuro gobierno de Escocia, en su "plena devolución de poderes fiscales" a la que aspira.

Copolla expone las razones por las que eso no es posible. Una de las razones es que eso no ha funcionado en la Unión Monetaria Europea, ergo no sigamos por ese camino. Tiene toda la razón. Es más, a través de su claro análisis, muestra los terribles fallos que se cometieron al fabricar el euro.

El punto de partida de Copolla es el déficit democrático. Es verdad, dice, que el Banco de Inglaterra podría legalmente ser autorizado por el gobierno nacional (a pesar de la exclusión de Escocia) a comprar deuda de Escocia. Es decir, existe la posibilidad legal. ¿Pero a santo de qué el gobierno cedería a esa petición de una minoría del territorio, contra el interés del 90% restante? Tendría que estar muy claro que esa decisión estaria fundada en un interés específico de la mayoría.

Es meridiano que una Escocia independiente con plenos poderes fiscales no puede imponer su voluntad fiscal y monetaria a la amplísima mayoría. Eso sería admitir situaciones pintorescas, como que Escocia se endeudara más que lo que lo hiciera el Reino Unido, y forzara un bail-out pasando por encima del Parlamento: donde supongo que ya no tendría representación. Y eso, aunque Escocia siga manteniendo su parte de capital en el BoE, porque esa cuota es minoritaria.

En suma, una unión monetaria sin una unión fiscal no puede funcionar, como demuestra el Euro. Si Escocia quiere soberanía, debe serlo totalmente, no por partes.

Pero esta lógica económica fue desconocida cuando se fabricó el euro. Se engaño a la gente con el sofisma de que la política fiscal y monetaria podían ser independientes, u ello se basaba en que la política fiscal sobraba. Para dejarlo claro, se forjó la ficción del pacto de estabilidad fiscal -reforzado recientemente con la inclusión en la Constitución española de unos límites sobre el déficit. (Cláusula que no ha sido incluida en la mayoría de los paises del euro, por cierto.)

El Pacto de Estabilidad es como el perro del hortelano: ni deja hacer política fiscal democrática al país miembro, pero tampoco hay una autoridad que garantice su cumplimiento.

Si se suprime la válvula de ajuste del tipo de cambio, algunos países van a sufrir déficits estructurales permanentes frente a los países más productivos. Ese bache de productividad no se cierra en un pis pas, como ha demostrado tenebrosamente la política de devaluación interna. Ergo, la única compensación que existe es un canal de compensación de flujos de norte a sur, y eso solo pude pensarse en una unidad fiscal...

Pero, a su vez, una unidad fiscal no puede imaginarse sin antes una unidad política aprobada democráticamente por todos, y con la mayor solemnidad posible, no con la ratonería exhibida en la aprobación de los Tratados de la Unión, en realidad a espaldas de la ciudadanía. Obviamente, un salto así configuraría una unión muy diferente geográficamente a la actual. No es posible que Grecia estuviera en esa unión a la vez que Alemania. Pero no solo Grecia, que no es más que un ejemplo de "polizonte fiscal".

Escocia podría llevar a una posición tan problemática como la de Grecia actual, así de sencillo, con la diferencia de que Escocia es más grande que Grecia en relación al conjunto. Por cierto, Cataluña puede meterse (y meternos) en un atolladero similar, pues también quiere ser independiente y quedarse en el euro. Es decir, quiere manejar su poesía fiscalidad pero no pagando la prima de riesgo que tendría que soportar a pecho descubierto. Pues no se puede y no se debe.

Por lo demás, este análisis demuestra que la secuencia temporal no se puede obviar en el análisis. No hay marcha atrás fácil contra decisiones del pasado irresponsablemente mal tomadas. Una vez dentro de la trampa, no es fácil salir, como demuestra el sufrimiento de Grecia. Pero es sufrimiento se lo ha buscado ella (y nosotros) democráticamente: votó entrar, y ahora vota no salir, pero que le den dinero barato.

Nos quedan muchas cosas por ver en esta desestructuración de Europa.