PIB. Ya dije que no era creíble

No hay más que leer el análisis de Francisco Núñez en El Mundo de hoy para entender por qué los buenos datos económicos del primer trimestre se han convertido en un amargo rechazo del gobierno. El gobierno no tiene credibilidad, pese a las exuberantes cifras de PIB. Y es que no todo es transparente, como muchas veces he dicho. Hay cocina de datos como la hay en las encuestas de CIS. No hay más remedio que pensarlo. Vayamos leyendo a Francisco Núñez a la vez que comprobamos su valoración con unos gráficos De mi cosecha (datos de INE, en % trimestral):

"La buena noticia para la economía española es que el PIB creció un 0,9% entre enero y marzo respecto al trimestre anterior y que se trata del mayor ritmo desde hace siete años. Pero no es tan positivo el dato de que un tercio de ese crecimiento, tres décimas, se deba al repunte del gasto público. Mientras, cuatro décimas de este crecimiento se deben al consumo privado de las familias y empresas, y una décima tanto el conjunto de la inversión como de la demanda externa neta gracias al buen tono de las exportaciones. (NOTA: es decir, solo 2 décimas de la 9 son auténtica recuperación).

Lo que significa que las administraciones públicas, en particular las autonómicas, han vuelto a relajarse en el proceso de ajuste y de consolidación fiscal. ¿La causa?, la proximidad de las elecciones del 24-M.

Aunque habrá que esperar a la evolución de lo demás trimestres, el consumo público, que representa el 20% del PIB, creció en este trimestre un 1,6%. Hace tres meses este gasto registró un decrecimiento del 1% como consecuencia del encaje habitual de esta partida en este periodo para intentar acercarse al objetivo de déficit. Este incremento tan elevado del gasto no se producía desde el primer trimestre de 2008 cuando Zapatero denominaba desaceleración a la crisis también en época electoral.

En su conjunto, el gasto en consumo público de las administraciones en estos tres primeros meses fue de 52.033 millones de euros frente a los 49.245 del trimestre anterior y los 51.283 millones de hace un año.

A este repunte ha contribuido la devolución a los funcionarios de la cuarta parte de la paga (44 días devengados) suprimida en 2010 y que el Gobierno decidió retornar parcialmente ante las sentencias favorables de los jueces y el cúmulo de elecciones en 2015. Esta reintegración ha supuesto que las remuneraciones (masa salarial) del personal de las administraciones haya subido un 4,2% en tasa intertrimestral. Los salarios públicos representan el 58% del consumo público total.

También han crecido las partidas de gasto en consumos intermedios (compra de bienes y servicios, desde suministros a adquisición de material), que representan el 24% del consumo público, así como los pagos en transferencias sociales en especie, que representan casi un 15% del ese consumo público. Se trata del gasto farmacéutico o, por ejemplo, conciertos con la sanidad privada o con centros de educación.

Con ese salto estrambótico del consumo público se explica el incesante aumento de la deuda. Esto, no hace falta explicarlo, es uno de los motores del consumo privado, porque una vez que el funcionario va a la compra, su gasto se computa como consumo privado. De ahí la alegría de algunos, que pillan cacho, y no de otros, que sigue cabreados, irritados, y con un futuro color hormiga. Digamos de pasada que los salarios de los funcionarios son de nivel europeo, si los comparamos con los tercermundistas del sector privado.

 
Sigamos con la valoración de Núñez:
 

Pero, donde más se nota que los gobiernos de las administraciones han tirado la casa por la ventana para ganar las elecciones es en la inversión pública. Así, la inversión en «otros edificios y construcciones» creció en este trimestre un 2,5%, algo que no sucedía desde el segundo trimestre de 2007. En tasa anual, al compararse las cifras entonces en tasas negativas, el incremento es espectacular, del 6,8%. Esta variación no se producía desde el segundo trimestre de 2006, es decir, desde antes de que hubiera indicio alguno de la crisis.

En cuanto al sector exterior, destaca la recuperación de las exportaciones mientras que las importaciones crecieron con menor intensidad. Se debe a la devaluación del euro y a la caída del precio del crudo.

Y ahora vamos con lo que nos desvela F Núñez en un aparte, que es muy curioso:

 

Nuevos trabajos. Según los datos de la Contabilidad Nacional, en el primer trimestre del año se crearon 127.300 empleos. Sin embargo, las cifras de la Encuesta de Población Activa (EPA) señalan que en este periodo se perdieron 114.300 puestos.

Jornada completa. La Contabilidad sólo contempla empleo a jornada completa y no contrataciones a tiempo parcial. Es paradójico que aparezcan 127.300 nuevos trabajos de ocho horas mientras que en la EPA se pierden 114.300, pese a contar el empleo por horas.

Horas trabajadas. Llama la atención también que se haya creado empleo en este trimestre y que a la vez bajen en 40.000 el número de horas trabajadas.

Yo ya di mi parecer, cuando salió el avance del PIB, de que un salto de un 0,9% trimestral del PIB era altamente cuestionable, cuando la EPA nos decía que en ese trimestre el empleo de todo tipo había caído. ¡Vaya incremento de productividad, me dije! pero resulta que no. Que el INE, hábilmente, consigue que el empleo asociado a este PIB haya aumentado, y no solo eso, sino que lo hace en trabajo indefinido... Pese a reconocer la caída de las horas trabajadas... Olé!

 
En fin, que es milagroso como el avance del PIB, hecho con menos información, luego coincida siempre con el definitivo (aunque luego hay revisiones posteriores, pero de las que nadie hace caso salvo los muy expertos).
 
Debe ser que primero calculan la cifra final y luego van rellenando huecos.
 
Sobre esto me gustaría recordar que en EEUU el PIB sufre revisiones importantes desde la segunda estimación (hay tres, además de las que se hacen anualmente): por ej, hoy ha sido revisado el primer trimestre de +0,2% a -0,7%... 0,9%, que no es moco de paco.
 
Como se puede ver en BEA, el PIB de EEUU se publica en tres fechas: avance, segunda estimación y tercera estimación. Entre el avance y la segunda y tercera estimación suele haber modificaciones importa tes. La desviación típica de la segunda estimación es de 0,4 pp (anual). La desviación típica entre el avance y la tercera estimación es mayor, de 1 pp (anual).
 
Bueno, en resumen, que nos estamos convirtiendo en una "Grecia contable", y cuando venga el aterrizaje de este año de feria electoral, el recuento de cada eres va ser abundante. Espero que no lo hagan Los Colaus y cía con su peculiar sistema de contabilidad.