"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 13 de junio de 2015

España: exprópiese

Arcadi Espada tiene un artículo sobre la deriva populista en España. Es un artículo melancólico, nostálgico de cuando las cosas estaban centradas y no se habían dislocado. Dice lo que vengo diciendo desde las funestas elecciones de 24 de mayo. Vale la pena leerle por su tono de tristeza por lo que se adivina que se mis viene encima.
Algunos imbéciles creen que somos agoreros que estamos anunciando la Revolución Francesa y sus decapitaciones. Por cierto señor Cuartango, que no fue la única que en el mundo ha sido. Creo que la Revolución Soviética también se merece el nombre de Revolución, aunque sea solo porque Lenin se inspiró en la francesa, a la que sólo reprochó de acabar demasiado pronto con la violencia.

Pero no, Arcadi no anuncia el peligro amarillo, ni rojo; anuncia simplemente el peligro para la democracia y el estado de derecho. Creo que no veremos la cabeza de FELIPE VI en una pica, bamboleándose por la Castellan (a lo mejor le ve al exiliado en Suiza). Pero si creo que el Estado de Derecho en España está en mayor peligro que antes de las eleciones. Tan en peligro que se jactan algunos de que hay que conculcarlo a voz en grito. Y ahora, algunos párrafos de Arcadi:

Las dos Españas de hoy se pueden definir perfectamente respecto a Venezuela. Está la España de Joan Tardà («Late el corazón y la contestación de millones de personas que valoran la tarea desarrollada por Chávez y el papel histórico ejercido por la revolución bolivariana para el progreso social y económico de las clases populares»), la de Bildu («Valoramos la labor histórica de Chávez e instamos a la ciudadanía de Venezuela a seguir trabajando en el camino de la revolución bolivariana»), la de Compromís (Joan Ribó: «Mi homenaje a Hugo Chávez. Con ellos comenzó la ola de crecimiento y justicia en Sudamérica que hoy es hegemónica»), la de la monja Forcades ([El cáncer que padecía Chávez] es consecuencia de poner en riesgo la vida biológica por el sentido de la vida plena»), la del BNG («¡Viva la revolución bolivariana!»), la de Cayo Lara («A Felipe González se le ha parado el reloj. Sigue pensando que se puede ir a América Latina como un colonizador»), la de Podéis (Pablo Iglesias: «Hugo Chávez era la democracia de los de abajo. Era la democracia de las mayorías sociales. Era la democracia. Era un escrache para los poderosos. Por eso le temían y por eso le siguen temiendo»), e incluso la de Manuela Carmena, sus labores («Tampoco yo soy una politóloga, no soy una persona que esté leyendo mucho todas las noches sobre asuntos internacionales, reconozco que la política como tal tampoco me interesa mucho»).
(Yo sospechaba que la señora Carmena era unaanalfabeta peligrosa, pero mira, lo confirma ella misma. Tampoco le debe interesar las consecuencias que van a tener sus actos para la deuda exterior española, porque ni se los imagina.) sigue Arcadi:

Luego está la España, inequívocamente antichavista, del Partido Popular y de Ciudadanos. La pregunta subsiguiente, y del máximo interés político y público es dónde está el Psoe respecto a Venezuela, que hoy es decir respecto de la libertad. No hay duda de dónde está Felipe González. ¿Pero dónde está el Psoe en Madrid, en Valencia, en Cádiz, en La Coruña, en Zaragoza, en Vitoria y por supuesto en Barcelona? Venezuela, obviamente, no es un problema de política exterior. Como tampoco lo es Cuba, desplazada provisionalmente del foco, pero donde el arrasamiento de los derechos humanos es más antiguo y tenebroso. La evidencia es de una cierta brutalidad: la socialdemocracia del frágil Pedro Sánchez prefiere el entendimiento con el magma antivacunas, cerril, anacrónico, populista e inmoral de la extrema izquierda española antes que con el liberalismo ¡socialdemócrata! del Partido Popular. Ninguno de los aliados de este insólito partido socialista viajarían con Felipe González a reclamar la libertad de los presos de Venezuela. Y el que menos, Podéis, al que el chavismo interpela como el paciente del chiste a su dentista: no, no vayamos a hacernos daño.
Es probable que Aznar y González no se hayan apeado de su antipatía mutua. Pero la confluencia de su visión del mundo y de la libertad es sombríamente meditable para el Partido Socialista. El espacio de la razón, del sentido común y de la democracia es ampliamente mayoritario en España, y de él forma parte la inmensa mayoría de los votantes del Partido Popular y del Psoe. Quien lo está rompiendo (como lo rompe la derecha francesa cuando pacta con Le Pen), propiciando mayorías estupefacientes, casi lisérgicas, donde cuenta el poder y no el gobierno, es el Partido Socialista. Al que este González venezolano observa con una mezcla, apenas disimulada, de rabia y desaliento.
Es decir: los deschavetados (porque el problema no es su ideología, sino si deschavetamiento) se juntan: Pedro Sanchez (sin sesera), Antonio Carmona (sin tapadera de sesera), y todo el PSOE, se juntan con los deschavetados, Colau, Podau , Ximau, Carmenau, Forcadau, etc, que tienen un fin, que es cargarse toda la transición, que no les gustó, porque no fue suficientemente "roja". Para ello nos va a endeudar hasta las trancas.

Porque, ese será el primer efecto de sus actos administrativos. Endeudarse, para lo cual crearán un banco público, (¿?), que les dará siendo sin fin. Ese dinero ira a expropiar y renacionalizar servicios, para que funcionen peor y estén en huelga cada dos por tres. Ese banco de momento será regional, y habrá 17, pero cuando llegue a la Moncloa -de lo que creo al pueblo español muy capaz- intentarán que sea nacional, y entonces será cuando o nos rescatan o nos expulsan de la UE. Lo que ellos naturalmente, desean, porque entonces no habrá quien les desbanque del poder.

Ahora, fíjate, ¡me alegro de estar el el euro!, de que no tengan a mano un Banco Central, (de momento) porque nos iban a hacer un "Venezuela" de inflación y escasez. O un "Griego" de deflación y sin un duro. En fin, que por una vez me alegro de estar en la UE, porque es que si no, lo iban a tener muy fácil.

Soy keynesiano, encajo en la socialdemocracia, pero con estos locos no se puede esperar más que desolación. Adiós España. Hasta la próxima.

3 comentarios:

Miguel E. dijo...

Fue bonito mientras duró. Concordia, Democracia...

Yo no sé cómo, pero dado el caso huiré al Reino Unido. Sólo me falta convencer a mi novia...

www.MiguelNavascues.com dijo...

Cásate con ella.

Pablo Bastida dijo...

Y lárgate, tu que puedes. Me estoy ahogando en asco y vergüenza:
http://www.elmundo.es/madrid/2015/06/13/557c57b3ca4741274e8b457a.html