"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 25 de junio de 2015

España y la izquierda acomplejada

Buen artículo de Juan Claudio de Ramón a cuenta de nuestra izquierda y sus complejos con España y su bandera. Antes de copiar alguno párrafos loables, quiero decir, sin embargo, que no coincido con él en su valoración entusiasta del alarde banderil de Pedro Sánchez. No niego que ha sido un gesto que puede hace reflexionar a los recalcitrantes, pero no ha sido un gesto sincero. Sánchez ha demostrado que es un táctico, mediocre además. Mejor hubiera sido no dar apoyo a Podemos -que ahora tiene una fuerza infinitamente superior a la que consiguió en 24-M -. Por lo tanto, lo de la bandera es un gesto electoralista - como reconoce el autor- que no le redime de su cagada monumental que puede hacer un daño enorme a esa España que ahora, por conveniencia, presume de amar, restar. O algo así.
La izquierda española no va a cambiar de sentimientos, porque éstos no cambian en una tarde más o menos acertada. La izquierda española es como es, y sólo cuando Felipe González (y Joaquín Leguina, que me ha descubierto el articulo), gobernaron, se sofocó ese sentimiento anti español. Con más motivo aún los de Podemos, cuyo programa es en realidad, esencialmente, anti español. No es rojo, o comunistas, no: es anti España. Y sus votantes les abandonarán si quieren camuflarse en el paisaje.

Lo sé muy bien porque tengo amigos que no son Podemistas ¡ni mucho menos!, pero son anti españoles hasta las trancas. No soportan la monarquía, odian la historia de España, y creen que sólo una República nos librará de la "España opresora". Para ellos Isabel y Fernando son la raíz de todos los males. Este sentimiento está muy difundido, no se limita a Podemos.

Y ahora pasemos a lo que más me gusta de Juan Claudio de Ramón, digno de leerse entero:

Que la izquierda no renuncie al marco antifranquista, con su confusa y acrítica nostalgia segundorrepublicana (que en muchos poco tiene que ver con auténtico republicanismo), tiene consecuencias. La más importante es que el marco antifranquista no les permite sentirse del todo cómodos en su piel de españoles, porque bajo ese paradigma, no sin motivo, "España" es una realidad negativa y opresiva. Y todo eso les arrastra a dar por buenos los planteamientos victimistas de los nacionalismos periféricos, que vienen dando la murga con mayor contumacia que el fantasmagórico nacionalismo español que se quiere ver en todas partes.
Esto se aprecia bien en el documento Podemos: plurinacionalidad y derecho a la autodeterminación, firmado por los barones territoriales de Podemos en Catalunya, Euskadi, Galiza e Illes Balears (escritos así). En el texto se aboga por el derecho de autodeterminación de todas las naciones del Estado (sin especificar cuántas ni cuáles), la exclusión de la lengua española como vehículo de enseñanza en las comunidades y la asimetría en las competencias sin preocuparse de cuáles quedarían en manos del Gobierno central o de la federación. Por supuesto, no faltan las invectivas contra el "Régimen del 78", del que no hay nada que valorar positivamente, y contra "las dinámicas uniformizadoras del Gobierno español que amenazan lenguas y culturas".
La pieza parece escrita en 1975; o mejor dicho, está escrita en 1975, que es donde mentalmente viven sus redactores. Es decir, si el franquismo perdura en algún sitio en España es en nuestros jóvenes antifranquistas, que no sueltan el espantajo así se les agarrote su mano siempre puño. Para los líderes de Podemos, que en esto siguen a la izquierda nacionalista punto por punto, nada ha cambiado en España de un tiempo a esta parte. Es indudable que el régimen franquista promovía "dinámicas uniformizadoras que amenazaban lenguas y culturas"; pretender que cualquier Gobierno de España desde 1978 lo siga haciendo solo es fruto de la pereza ideológica y la ignorancia culpable. Hace poco, a Tania Sánchez, interrogada por la cuestión catalana, no se le ocurría otra cosa que decir que "España no es una, grande y libre". Declaraciones vintage.
E interesa explicitar un presupuesto de este discurso: España no existe; cuando menos, su existencia es dudosa. Cuando los líderes de Podemos, en su única concesión al lector no nacionalista, dicen valorar "positivamente la rica diversidad cultural y lingüística" del "Estado español," no se les pasa por la cabeza que en esa diversidad se halle también incluida y mezclada una cultura y una lengua que han llegado a ser comunes para todos los españoles. Tan indudable como que en España no hay una única cultura y una única lengua es que hay una lengua y una cultura y una historia en común. Pero no, para la izquierda contemporánea, siguiendo la falsilla mental antifranquista, que cree que todo comienza en 1939, esa realidad común hay que leerla como realidad impuesta. Y esa desaparición de la España en común se refleja vivamente en la nueva moral lingüística: queda prohibido decir España; hay que decir Estado español. Como mucho, en función del contexto, se dice "este país". Todo menos mentar por su nombre a la innombrable.
Parece que Iglesias empieza a darse cuenta de las limitaciones de este discurso. Para él será difícil virar el timón. Como el escultor que muestra disgusto ante el trozo de mármol que le han traído, hace poco se excusaba ante sus seguidores por su apretón de manos al Rey alegando que "los españoles están socializados como están socializados". Puede. Pero Iglesias y Errejón no deben ignorar las limitaciones de su propia socialización. Es decir, una educación sentimental donde ganar la Guerra Civil y restaurar la República es la tarea magna, aunque la vasta mayoría de españoles ya haya saldado la cuenta y pasado la página. Solo situándose en ese pasado previo a 1978 puede uno compenetrarse con los nacionalismos periféricos, que entonces no habían derrochado el caudal de simpatía con que sus postulados ingresaron en la Transición.
Para alguien como Iglesias, de cuya condición de líder no se duda, se acerca el momento de la verdad: ser un líder español o solo un líder castellano. A veces da la impresión en Podemos —al contrario que Ciudadanos, que tiene una idea cabal de España— de que el país que quiere gobernar se limita a lo que podríamos llamar "la castellanía", en extraña sintonía con la visión franquista, duramente castellanocéntrica. Salir de ahí supondrá dejar de bailar el agua a los nacionalismos vascos y catalán, denunciar su mal disimulado etnicismo y defender con más agallas la dignidad del abundante sentimiento vascoespañol y catalanoespañol en Cataluña y País Vasco. Veremos. No sea que en lugar de asaltar los cielos se acaben conformando con una excursión a la meseta.

2 comentarios:

in dijo...

Excelente artículo.

Pero añadiría algo más. Aparte de que perder la guerra en manos de Franco, que les causa severos trastornos postraumáticos dignos de estudios psiquiátricos,y al que recurren constantemente para afirmar su supuesta superioridad moral, haciendo renacer odios no resueltos adrede y conscientemente, por elementos puramente electorales, lo que resulta en maquiavelismo puro y duro, pienso que ya se trata de postureo ideológico, basado en lo más rancio de los viejos dogmas marxistas teóricos. Ellos se dicen intelectuales, por eso basan su política en mera bibliografia filosófico comunista.

De todas maneras sabemos que el comunismo es internacionalista, expansivo; no cree en el núcleo aunque luego mantenga el más estricto capitalismo centralizado de estado.
Pero podemos tiene algo más y es un punto de anarquismo anacrónico, en el que no cree en las instituciones y sus leyes a no ser que las impongan ellos. Creen que la democracia es que cada cual haga lo que considere sin el menor apego a la legalidad vigente.
Teoria de biblioteca.
En España siempre ocurre lo mismo en ciclos.

Cuando España atisba algo de libertad aparece la Corrupción de las instituciones, nepotismo y decadencia económica, desequilibrio social, izquierda radical. `No es la primera vez que pasa. Es como si no tuvieramos nociones de que la libertad democrática de un país tiene sus límites. Nosotros no los queremos. Como cuando dejas a tu hijo hasta las 12 y viene a las 6 de la mañana. No sabemos gestionar la libertad, y sus consecuencias son posteriores castigos y latigazos a nuestras desbandadas. Estoy segura de que la extrema derecha volverá a aparecer.

No se nos puede dejar sueltos.........como diría mi madre.

Inmarros.

interbar dijo...

Los que se llaman izquierda en España en realidad odian a la nación, y lo hacen por carecer de un auténtico pensamiento izquierdista europeo. Sus santones mezclan una mala digestión del regeneracionismo costista con el añadido de malas lecturas del lingüista Américo Castro y un leninismo de andar por casa.
En cuanto al asunto de la Guerra Civil han transcurrido 76 años de su final pensemos que vigencia tuvo la tercera guerra carlista 76 años después de ocurrir o 40 años después...ninguna. Han convertido a la Guerra en un relato mítico como Juego de Tronaos.