"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 7 de junio de 2015

La Egpaña cañí: aromas de verano en las axilas

Genial Carmen Rigalt en El Mundo de hoy:

Isabel Pantoja es especialista en situaciones ridículas, como aquel «dientes, dientes» que inspiró memorables artículos sobre la folclórica que empezó de virgen con un torero. Paquirri, le decían en las plazas. Pero eso había sido antes. Cuando ella pronunció su célebre «dientes, dientes» ya llevaba de viuda más de 25 años y por sus venas corría la fuerza de una maldición gitana. «Dientes, dientes», le dijo a su amante mientras ella enseñaba las encías sangrantes y él la magreaba pasándole la mano por el lomo. Era el alcalde Muñoz, castellano de barriga alta, cuyo poderío lograba que le abrieran las tiendas en exclusiva para que le sacaran zapatos, bolsones, ponchos, y ella eligiera.

A los dos les gustaba presumir de pelucos y chaneles. Sobre todo de chaneles. Las cadenas de Chanel le hacían perder el oremus. Eso sí que era una metáfora carcelaria y no los suspiros de Alcatraz. Bobos, más que bobos. Nunca Marbella cayó tan bajo, su alcalde tan gordo y la Pantoja tan ruin. Dientes. 
Esta semana el icono mediático ha salido de la cárcel y a los cuatro días ha vuelto a entrar. A la salida lucía las encías abultadas, el poliéster al viento y los leggins acosándole la entrepierna. Quedaban garantizadas las esencias étnicas, esa ciencia infusa que permite llevar los chaneles de mercadillo con el estilo inimitable de la mismísima Carolina de Mónaco. No se puede llegar a más. 
Con la Pantoja reingresada vuelve también la impostura, el levantamiento de quijada (léase la soberbia), la cola de caballo haciendo el péndulo y el tito Agustín cerrando el cortejo como un guardia civil. 
Salió de permiso hecha una reina. Lanzaba besos, abría su boca de buzón y se ofrecía a cara descubierta como si acabara de descubrir la sinceridad. Algunos habían corrido la voz de que estaba en los huesos, y como no había que hacer demasiado esfuerzo para creerlo, lo creímos. Desde que estallaron sus problemas de corrupción, todos los días perdía una onza. La angustia se asomada a sus ojeras y el espectáculo era lamentable. En su día vimos pasar por el mismo trance a Mario CondeLuís RoldánLuis BárcenasJaume Matas… Hasta Ortega Cano (él tampoco ha perdido peso, pero luce más escueto, teñido y obsequioso: todo un caballero) y después, Francisco Granados. Veremos cómo acaba el púnico. De ser cierto lo que cuentan, no está pasándolo del todo mal: la cárcel en la que se aloja fue idea suya, como si hubiera presentido que sus propios huesos iban a acabar tarde o temprano en ella. 
La cárcel no es buena para mantener la silueta. En el caso de Pantoja, se ve que ella come patatas, arroz, lentejas y macarrones en abundancia. El día de su primer permiso parecía escurrida de cadera, pero el aire le inflaba el poliéster y el macarrón le salía por el escote. La tonadillera quería disimular la gordura con el orgullo racial, pero no colaba. Contra su costumbre, se quitó las gafas de sol (algo insólito en ella, que va por la vida de folclórica en modo funeral, con parabrisas negro) y entró en el coche de perfil, como metiendo tripa. La verdad es que no estaba gorda. Sólo encantada de haberse conocido. 
La prensa agridulce le siguió hasta la puerta de Cantora, donde la familia recibió a los amigos en general y a los pelotas en particular. Los Pantoja-Martín llevan a gala la misión que dios les ha encomendado y no se fian de nadie. Y menos, de la prensa. A Cantora sólo acceden aquellos de lealtad y servilismo probados. Por ejemplo, Falete. (No me cansaré de repetirlo: ¡cómo le gustaría a Pantoja que su hijo Kiko se casara en el Gran Poder, con ella de madrina, e ir juntos a la iglesia en una calesa tirada por 20 faletes blancos!). 
Pero volvamos a la realidad. Tras la alegria impostada, Pantoja recupera la cárcel, y con la cárcel, las noches indomables, el catering de Instituciones Penitenciarias y los aromas del verano en las axilas.

2 comentarios:

Pablo Bastida dijo...

Cataluña experimenta con el caos. Fascinante columna de Eduardo Golinorsky:
http://www.libertaddigital.com/opinion/eduardo-goligorsky/es-el-caos-estupido-75837/
¿Les apetecen a los señores unos "años de plomo"? En Italia, la bella y sensual Italia, les tomó décadas domar esa bestia; aquí, donde tanto abunda la estirpe de Caín, produce escalofríos imaginar lo que nos costará. Los enlaces al final del artículo son imprescindibles.
Y por si faltaba algo, llega la monja alférez:
http://www.elconfidencial.com/espana/2015-06-07/la-monja-forcades-propugna-acabar-con-el-capitalismo-y-critica-a-la-iglesia_873373/
¿Será posible que esta cantautora de convento, con un discurso más rayado que las recetas de curandero de su colega sor Lucía, sea "un formidable líder de opinión", como leí en un medio extrangero?
Parece que, como en los años 30, nos deslizamos otra vez hacia el abismo.

www.MiguelNavascues.com dijo...

Sí, la España del rencor levanta el vuelo. Voy a leer eso que me mandas