"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

martes, 18 de agosto de 2015

Consecuencias de la inacción en Cataluña

Jorge Esteban, en El Mundo, nos explica por qué la convocatoria de las eleciones de Cataluña en septiembre son fraudulentas. Son fraudulentas en el sentido de fraude de ley, de la constitución y de la ley electoral.
 
Hasta el mismo punto que Esteban dice, irónicamente, que parecería que Artur Mas esta buscando que el gobiernos intervenga y suspenda la convocatoria. Dadas las irregularidades que Mas le pone a huevo a Rajoy, no sé que como espera para actuar. Esto es una bola de nieve que se alimenta más y más de irracionalidad, y cuanto más esperemos que se arregle por sí sóla más frustraciones dejará. La locura de Mas nos está costando un suplemento de deuda española que ya han dicho que no piensan pagar, pero esto no es la peor consecuencia. Atrás quedará una sociedad empobrecida y amargada, pase lo que pase en las eleciones de septiembre, que tendrá que buscarse un nueva razón de ser y de estar en el mundo entre los restos del naufragio.
Por ello creo que Rajoy está incurriendo en una grave dejacion de responsabilidad, sobre todo cuando el jefe de pista del circo catalán ha cometido tantas faltas como para presentar un prontuario sólido, y no creo que el gobiernos necesite acudir a un Tribunal para diluir un decisión que debería ser firme: cuanto más firme, menos tendría que enseñar "sus poderes) en otras posibles ocasiones de este país, que necesita una sacudida para recordarle lo que nos jugamos con tanta febril odiad por unos y desgana por otros.
Veamos ahora los fraudes de ley que según Jorge Esteban contiene la convocatoria:
 
1) En primer lugar, constituyen un fraude de ley electoral, pues aunque el Decreto de convocatoria señala que "se convocan elecciones al Parlamento de Cataluña", tanto los gestos como las intenciones de Mas van más allá. Y el número uno de Junts pel Sí, Raül Romeva, acaba de señalar: "Si no leemos el 27-S como un plebiscito, no lo hacemos de forma correcta". Ciertamente, se trata de una simulación que se ampara en la ley electoral con la finalidad de conseguir otro objetivo que no es el propio de esa norma, sino que de manera encubierta busca otro diferente que está prohibido por la Constitución, que no permite ni plebiSucintos ni referendos imdependentistas.
2) En segundo lugar, las elecciones eluden la responsabilidad política del Gobierno de Mas, sin la cual no hay democracia. Los comicios sirven para que la sociedad elija el mejor proyecto político para los próximos cuatro años, pero también para que se pueda juzgar la labor del Gobierno de la legislatura anterior. Es conocido que Karl Popperseñala que la esencia de la democracia reside en lo que él denomina la "destituibilidad", sin la cual las elecciones no tienen sentido. La razón de esta cláusula consiste en que las elecciones democráticas sirven sobre todo para echar, en su caso, a los gobernantes que lo han hecho mal. Pues bien, con el ardid de pasar inadvertido y de evitar el juicio por la corrupción existente y sus dos desastrosos años de gobierno, Artur Mas, con la experiencia de lo que ya le ocurrió en las elecciones de 2012, se ha situado en el cuarto puesto de la lista única, detrás de tres personas que no han tenido responsabilidades de Gobierno. De este modo, esta irregularidad es otro fraude más de las elecciones catalanas, porque Mas no se presenta como cabeza de lista de un partido que ha gobernado en los dos últimos años y que es responsable del fracaso de su política.
3) En tercer lugar, estas elecciones, tal y como las concibe el president, rompen la neutralidad institucional que establece el artículo 50 de la LOREG, según el cual "los poderes públicos que en virtud de su competencia legal hayan convocado un proceso electoral pueden realizar durante el periodo electoral una campaña de carácter institucional destinada a informar a los ciudadanos sobre la fecha de la votación, el procedimiento para votar y los requisitos y trámite del voto por correo, sin influir, en ningún caso, en la orientación del voto de los electores". Sin embargo, tras la firma del Decreto de convocatoria, Mas hizo ya una declaración tratando de influir en la orientación del voto de los electores, rompiendo así su papel neutral en el proceso.

4) Por último, estas elecciones son fraudulentas porque demuestran un arbitrismo en la interpretación de los resultados. En efecto, si se tratase realmente de unas elecciones autonómicas no se exigiría una determinada participación mínima, y no habría problemas para señalar que el partido o coalición que obtuviese la mayoría absoluta de escaños fuese quien formase Gobierno. Ahora bien, si se empeñan en llamar plebiscitarias a estas elecciones, lo primero que tendrían que tener claro es qué quorum de participación hay que exigir y qué quorum de decisión sería necesario para ganar. En consecuencia, si tenemos en cuenta el principio ya reconocido en el Digesto de que refertur at universos quod publice fit per mayorem partem (se atribuye a la totalidad lo que públicamente haga la mayoría) es cierto que rige teóricamente en cualquier votación. Ahora bien, si lo que se pretende es la independencia de una región de España, es claro que va a afectar no sólo a todos los españoles en general, sino especialmente a todos los catalanes, sean o no independentistas. De ahí que el quorum de participación debiera ser por lo menos el del 70% del censo. Y en cuanto a la mayoría para declarar la independencia es evidente que no puede ser, como ha dicho titubeante Mas, la mayoría absoluta, sino que sería necesario conseguir los dos tercios de los diputados, como se exige para reformar el Estatuto catalán.

Sin embargo, no se ponen de acuerdo en los requisitos numéricos los propios independentistas, pues se ha llegado a decir, por ejemplo, que lo que quieren los ciudadanos catalanes se medirá sólo en escaños, como se miden todas las elecciones, sin tener en cuenta los votos electorales. Lo cual contradice el carácter plebiscitario que revindican para estas elecciones. Es conocido que el Tribunal Supremo de Canadá estableció que la separación de Quebec, en su caso, exigiría una mayoría cualificada en un referéndum. Pero los nacionalistas catalanes cuentan la feria según les vaya mejor. En efecto, Mas lo tiene ya previsto: las elecciones serán plebiscitarias si gana la lista única, aunque sea por un diputado más de la mayoría absoluta, que es 68, y ello aunque no obtenga ni la mitad de los votos de los ciudadanos. Y, si no es así, serán unas elecciones autonómicas en las que será imposible formar un Gobierno homogéneo, teniendo en cuenta que en la lista única, además de unos pocos políticos de derechas y de izquierda, hay cantantes, actores, futbolistas, juristas extraviados y profesionales del independentismo, esto es, una macedonia política que podría servir para todo, menos para gobernar.

Es posible, por tanto, que estas elecciones no tengan validez, es posible asimismo que la lista única obtenga menos escaños que los demás partidos y es posible también, con todo el derroche de medios con el que están presionando a la sociedad catalana, junto a la tonta pasividad de que viene haciendo gala el Gobierno de Madrid, que ganase la lista única. En cualquier caso, habría que recordar que las dictaduras siempre se presentan acorazadas porque quieren vencer como sea, mientras que la democracia aparece siempre desnuda porque ha de convencer y ese es su gran mérito.

Por todo ello, ante los escasas semanas que quedan para el estallido de una locura que nos puede costar a todos nuestra paz y bienestar y los de nuestros hijos, apelo al gobierno a que desconvoque esas elecciones, sin mucho miramientos, y que compare las consecuencias de una actuación preventiva con las de no hacer nada y que la locura se ampare de Cataluña.
 

Quizás Rajoy es incapaz de verlo y sopesarlo, pero esa decisión podría ser la base para recuperar la mayoría suficiente de gobierno. O quizás piense que tanta estulticia e improvisación se acabaran reflejando en un buen resultado electoral. Ningún resultado electoral será suficiente para los no independentistas. Aunque sea tal el resultado que todos los payasos se maten entre ellos, la sociedad catalana estará perdidamente dividida y en manos de bandas facciosas que se harán con el poder. No espere señor Rajoy.

 

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