"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 4 de septiembre de 2015

La economía después del mes de agosto

Agosto ha sido un mes tradicionalmente turbulento. La crisis que todavía arrastra al empezó en agosto de 2007. Este agosto ha amagado con caídas bursátiles muy importantes, que todavía no se pueden archivar como meras correciones de ajuste a los fundamentos (¿cuando lo ha sido?).

El epicentro fue China, pero rápidamente se extendió a los países emergentes, a inmediatamente a los mercados desarrollados, como no podía ser menos en una situación de sobrevaloración evidente, como se pide ver en el gráfico del S&P 500. Evidentemente, si ha habido "corrección", no ha sido suficiente.
Cada vez es más difícil de justificar los niveles de cotización. Robert Shiller, premio Nobel de economía, experto en valoración de mercados, decía que sin índice CAPE (PER corregido de efectos cíclicos), estaba en 27, cuando su media histórica es 17.
 

El mismo Shiller elabora un índice de confianza, compuesto por el porcentaje de operadores, individuales y empresariales, que creen que la bolsa está bien o infravalorada. En 2009, cuando la bolsa de EEUU reemprendió la subida, ese índice (individual) estaba en un 81%. Ahora esta en un 49%.

Es decir, las dudas sobre la economía mundial han incidido en unas bolsas históricamente sobrevaloradas. El problema es cuántos creen que lo están. Hemos visto que cada vez más gente. Además, se ha producido una corrección fuerte en pocos días, lo que indica, según la experiencia (las escasas ocasiones que ha sucedido, el pesimismo ha aumentado), que van seguir las bajadas. Pero nunca podemos estar seguros.

Las materias primas, entre ellas las energéticas, también ha registrados fuertes caídas, pues el temblor chino ha puesto en duda la demanda del gigante sobre el resto del mundo, y esto, si vez, ha afectado especialmente a los paises emergentes.

La caída del precio de la energía puede ser una buena noticia para los países consumidores, pero sus beneficios efectos pueden verse más que moderados por la caída de la demanda mundial. Las materias primas son, de siempre, tanto un imputado de la pero succión como un activo, y sus raliados éxitos nos están diciendo que se espera un enfriamiento de la economía mundial.
 
Ese enfriamiento, dice Dominic Rossi, Puede ser una nueva ola deflacionista, como la que tuvo lugar en 2008, y 2011-12, de consecuencias nada halagüeñas para las economía real. En el gráfico siguiente, vemos los signos de repunte de las desconfianza, escritos en la caída de la curva de rendimientos (línea azul) y de las expectativas de inflación (línea roja), junto con la subida en flecha de la prima de riesgo de la inversión privada sobre los bonos públicos. Vemos que en 2001-12 hubo un episodio similar, que se concretó en una fuerte desaceleración del PIB.
Todos estos son síntomas de un nuevo giro a la baja de las expectativas, que de momento se ve en los mercados financieros, pero que ya tiene efectos en los paises emergentes, a lo que seguirá un frenazo en la demanda mundial. Se han elevado las voces que piden a los bancos centrales que no suban los tipos de interés como estaba previsto, entre ellas la del FMI. Draghi se ha adelantado, en su primera reunión del Consejo tras el verano, diciendo que está dispuesto a ampliar su QE.
 
De momento, estas voces y la respuesta de los bancos centrales han templado algo los ánimos. Pero el pronóstico que se puede hacer no es de optimismo. Los mercados están sobrevalorados desde que en 2009 empezaron a recuperarse. Han ido, evidentemente, mucho más lejos que la economía real, que ha ido por detrás de ellos y renqueando. Sólo la economía de EEUU y RU muestra registros medianamente satisfactorios, si los comparamos con Europa Continental, pero si echamos la vista al pasado, no es alentador. No se puede decir que las consecuencia de la crisis se hay a quedado atrás.
 
Las políticas monetarias de QE no han resultado tan contundentes como creían los economistas del "mainstream". No es que hubiera sido mejor lo contrario, es que no han conseguido llevar la inversión. A sus niveles anteriores. Se ha puesto en evidencia una fractura creciente entre los mercados financieros y los reales. Los primeros han crecido con fuerza, pero su sobrevaloración en relación a los beneficios reales (captada por indicadores como el CAPE de R. Shiller), cuestionan una rentabilidad financiera por unidad de capital invertido cada vez mayor. En la imagen, los pasivos de las corporates en relación a su inversión bruta:

Es obvio que la dimensión de pasivos/inversión, del orden de 60 veces, está fuera de toda traza histórica.


Esto nos lleva a las teorías de Larry Summers sobre el "estancamiento secular", en el que estaríamos inmersos, una situación que exigiría el impulso de burbujas cada vez más intensas para conseguir resultado económicos lejanamente parecidos a los de antes. Es decir, burbujas y su contrapartida, un nivel de deuda difícilmente absorbible por el crecimiento medio potencial.
 

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