"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

martes, 13 de octubre de 2015

Metáfora de la selección española

La selección española gana a las canicas a cualquiera.  Ha hecho la machada de ser primera en un grupo compuesto por equipos como Como Macedonia, Ukrania, Luxemburgo, Eslovakia... Y hablan de ello sacando pecho como de una proeza.
Ayer, De Gea le sacó los colores a Casillas y al marqués del Nabo. Estos dos me recuerdan a la esplendorosa novela de Juan Carlos Onetti, "El Astillero", en que un sujeto desclasado se empeña en casarse con una deficiente mental, para que el suegro le nombre "Director del Astillero", del que es dueño. El Astillero no es más que un esqueleto de vigas, cerrado, lleno de ratas, pero que sueñan con levantar de nuevo. El nuevo director quiere convencer al suegro de que el será el demiurgo que lo consiga. el caso es seguir dando chance a vivir del cuento y la mentira.
Del Bosque, marqués, es el suegro de Casillas, que le ha convencido de que le va a sacar la seleeción adelante. La seleeción es un astillero semi-ruinoso,  sólo semi porque llegan algunos jugadores jóvenes que a veces consiguen colarse por las rendijas que no vigilan esos dos estafermos corruptos. Como De Gea, por ejemplo, uno de los mejores porteros del mundo, suplente por la gracia de Dios de Casillas, que sólo para los balones que la van cerquita. Suerte si no las mete dentro cuando se van fuera.
Una historia de decadencia tapada con mentiras, gracias a una prensa igual de corrompida que a nivel nacional, por cierto. Es decir, una parabola de lo que es España, un astillero ruinoso que aspiran a mandar los de siempre, los corruptos y cínicos políticos de toda la vida, que forman una tupida red por la que intenta colarse un joven prometedor, Albert Rivera. Esperemos que rompa la red como salta una tapón de una botella de champán, y se cepille a los Casillas y los del Nabo de turno.
Soñar no cuesta dinero.

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