"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 28 de noviembre de 2015

Un tío encantado de haberse conocido

Un tío pagado de sí mismo. José María Lasalle, Secretario de Estado de Cultura (sic) que en cuestión de gilipolleces, no da puntada sin hilo. La mayor gilipollez: Albert Rivera representa el cesarismo bonapartista. ¡Toma ya! El primer párrafo no tiene desperdicio en cuanto engolamiento, cursilería, hueca retórica, y vaciedad. Se define más adelante como ¡atención! "un liberal como yo con asideros intelectuales"... Explica "convincentemente" por qué no hay que hacer precipitadamente el cambio generacional:
"-Hoy la gente de 60, 70 y 80 está estupenda.
- Rajoy aún sería joven, tiene 60.
- Relativamente joven, sí. No nos podemos volver locos... Tú sí que está loco, o loca.

Por lo que dice al final, este tío no se ha enterado que en España ha habido una guerra civil, por lo que todo lo que está pasando no está pasando, y no hay riesgo, pues no hay más que mirar a lo estable que ha sido España desde la constitución de 1812 en sus vaivenes entre seguridad y libertad. No se ha enterado de lo que se está cociendo en Europa. Es que no se entera de nada. Con esa vacía Berborrea, no me extraña. Lo que no sé es cómo ha llegado ahí. Mira por dónde, un tío más vacuo que Glz Pons.
En fin, no se pierdan ni una coma. Yo sinceramente espero que este pájaro se quede en el paro a partir del 20 de diciembre, aunque será difícil, muy difícil, gracias a la ley electoral, con la que nadie pierde nunca del todo.

Cómo contempla la dialéctica vieja-nueva política?

La sociedad española ha sido madura para reconducir las tensiones hacia relatos políticos alternativos a lo establecido. Los nuevos partidos son producto de la crisis económica y demuestran que no hay una crisis institucional sistémica. En los años 30, una crisis como ésta se llevó por delante las democracias europeas y la española. Han surgido una izquierda asamblearia de inspiración populista latinoamericana y otro partido con un bonapartismo posmoderno, que es Ciudadanos.

Bonapartismo dice, referido supongo a Albert Rivera.

Con todo respeto, puedo explicarlo. Este partido no tiene un relato político definido. No sabemos si es un partido de centro con vocación de bisagra o una especie de movimiento que trata de representar un conjunto de desafecciones políticas y sociales. No encontramos un elemento identificador claro, salvo que todo gira alrededor de una personalidad grande con un entorno riverista. Esto, en términos políticos tradicionales, es lo que podemos denominar cesarismo bonapartista.

¿A qué atribuye su éxito?

Al propio perfil del líder. Bonaparte fue capaz de seducir enormemente a los franceses, por lo que representaba de hombre nuevo, instalado en una permanente juventud, en un coqueteo con la novedad y el adanismo. Rivera lleva 10 años en política y se presenta como nuevo. Es un producto perfecto de la mercadotecnia política de una sociedad posmoderna. A un liberal como soy yo con asideros intelectuales no deja de producirle un cierto rechazo.

¿Ciudadanos les disputa el voto porque el PP no se ha renovado?

El PP está reformando sus propias estructuras, pero no de la noche a la mañana. Somos un partido de clases medias que defiende el orden y la seguridad en sentido burgués. Pero hay un cambio generacional evidente en la proyección pública que ofrece el PP, y eso, aunque a algunos no les guste, se debe también a Mariano Rajoy.

¿Usted cree que Rajoy está propiciando el relevo generacional?

Este partido no renueva radicalmente las generaciones porque la propia sociedad no ha renovado su estructura demográfica. España es un país minoritario en términos de juventud, por tanto no podemos atribuir a los jóvenes una visibilidad pública mayor. Una sociedad democrática implica, como bien vio Burke en el siglo XVIII, un pacto generacional acerca de la forma en la que nos organizamos. Hoy la gente de 60, 70 y 80 está estupenda.

Rajoy aún sería joven, tiene 60.

Relativamente joven, sí. No nos podemos volver locos. El relevo no puede abordarse de forma radical.

Existe la sensación extendida de que el PP es un partido antipático.

Quien gestiona una situación tan difícil como la que hemos vivido no puede parecer simpático. Cuando coges el toro por los cuernos no estás para mirar al tendido, hacer alharacas y ser brillante a la hora de explicar lo que estás haciendo. Le hemos dicho que no a mucha gente pero con la mano en el corazón, creo que hemos sido un partido empático.

¿...?

Empático en el sentido de garantizar que la paz social no se rompiera. La sociedad española es una sociedad de pequeños propietarios y esa condición no la ha perdido. No creo que seamos impopulares entre los pensionistas.

Hay muchos compañeros suyos que lamentan la falta de sensibilidad del Gobierno hacia el sufrimiento de muchos españoles.

Quizá hemos estado muy volcados en la gestión económica inmediata, en llegar a fin de mes sin que el país colapsara financieramente. En el año 12 estuvimos al borde de la intervención y de la alteración del orden social. Gobierno y partido no hemos sido capaces de organizarnos de forma armónica para trasladar ese mensaje.

¿Rajoy también es un líder empático?

Rajoy es un hombre de afectos que proviene de las clases medias. Tiene una percepción intuitiva de la política y será recordado como el presidente conservador más naturalmente británico. Se dice que es un hombre de casino de Pontevedra y se le critica por eso, pero es interesante. Sabe escuchar. Otros sólo hablan. No proyecta plasticidad emocional porque, como nos ocurre a todas las personas del norte, su educación sentimental tiende a la contención. Rajoy no va a caer nunca en la mercadotecnia electoralista posmoderna. Eso es un valor. No hay impostura. Y está demostrando en las crisis actuales un liderazgo que muchos le han cuestionado.

Aznar entre ellos. Hay quien echa de menos un poco más de épica en el líder del PP.

Se dice que hay que liberar a los pueblos viejos de la épica porque aboca al abismo. La épica de Aznar no consiguió resolver adecuadamente los problemas que tenía España en ese momento. Aznar trató de construir una suerte de gaullismo en la derecha española. Y a punto estuvo de crear un aznarismo en el que por otro lado una parte de las derechas españolas no se hubiera reconocido. Afortunadamente, no existe el aznarismo como discurso político. Rajoy tiene la épica de las clases medias. Posee la templanza serena para encajar la mediocridad de lo cotidiano, la épica de la grisura en la que se mueve la mayoría.

Dice usted que representa a las clases medias, pero es el presidente peor valorado de la democracia.

Va contracorriente de un modelo político muy vinculado a un público que pasa muchas horas pegado a la televisión y buscando morbo a todos los niveles, un morbo cosmetizado.

¿Es lo que hacen Podemos y Ciudadanos?

Reconozco que han sido un revulsivo para los dos grandes partidos. Han logrado que PP y PSOE fueran conscientes de que algo estaba pasando en la calle. Creo que ambos han tomado nota y serán capaces de rehacerse y rearmarse para no tropezar de nuevo en la Historia. He leído las tesis electorales de los dirigentes de Podemos y les reconozco una decantación intelectual que no tiene Ciudadanos. Es una opción más sólida, pero más peligrosa. Ciudadanos juega a bisagra con vocación lobbysta y Podemos tiene vocación antisistema.

Han moderado su discurso después de las europeas.

Porque toca. La capacidad de adaptación forma parte del pensamiento populista que pone en práctica estrategias de transformación de la sociedad. Una revolución posmoderna, donde la represión se practica de manera sutil. Adaptan su discurso para parecer respetables. Pero están impostando.

¿Cree que los nuevos pueden destruir el bipartidismo?

Tengo mis dudas de que hayan venido para quedarse. Están muy asociados a la crisis. Las dos grandes corrientes de las que hablaba Bobbio -libertad e igualdad- seguirán definiendo la política en España, como lo han hecho desde la Constitución de 1812



No hay comentarios: