"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

martes, 15 de diciembre de 2015

Lo que quede de Europa

La crisis económica cayó estruendosamente en medio de la crisis política europea. Esta crisis política estaba larvada, tapada por el optimismo que había generado el euro. Falso optimismo que no supo ver que el euro parecía empezar bien porque sus bajos tipos de interés y las primas de riesgo nulas entre países había desatado movimientos de capital de Norte a Sur, movimientos que tras la crisis se invirtieron abruptamente, dejando a la vista unos niveles de deuda de Sur a Norte impagables.
La política europea nunca había sido plenamente democrática -se hablaba de déficit democrático- con la excusa de que su construcción exigía una concentración de poder en los órganos europeos. Esa concentración de poder se intensificó con el euro, pues las posibles dificultades de éste reforzaban el argumento de la concentración de poder. El euro no podía estar al albur de un parlamento nacional o del Parlamento Europeo.
 
El euro ya fue una cesión de soberanía decisiva, que increíblemente se logró sin muchas protestas -salvo las de Reino Unido, y, por razones distintas de Alemania - por la confusión con la que se vendió políticamente, fomentada por los políticos nacionales. Se hizo una gigantesca campaña política para que los parlamentos nacionales, o el pueblo en referéndum, votaran tal cesión. Hubo sonoros fracasos que se cerraron en falso. Una vez implementado el euro, y la reconcentración del poder de las instituciones europeas, ya era muy difícil dar marcha atrás. Se había creado una legalidad no democrática, pero a posteriori, a hechos consumados, aceptada por los poderes nacionales.
 
Esa legalidad, como dice Miguel E, no tiene la fuerza legal más que de unos Tratados internacionales. Sin embargo, de esos Tratados han emanado directrices que se han ejecutado con fuerza de ley en los paises. Aparte de esta legalización subrepticia, los hechos consumados, sobre todo la supresión de las monedas nacionales y la re denominación de los contratos pasados y nuevos en euros, crea unos intereses muy fuertes de los acreedores para no volver marcha atrás. Todo el conglomerado suma una fuerza de resistencia imbatible, que es lo que querían los impulsores del euro: hacer de él algo irreversiblepractivamente, no sólo legalmente (un país no puede abandonar el euro, pero si la UE).
 
Naturalmente, cuanto más problemático se ha hecho el euro, más grupos políticos han surgido en su contra. Pero estos grupos políticos han ganado terreno y poder a nivel nacional, mientras que a nivel europeo han quedado orillados en el Parlamento europeo, demostrándose de paso la inanidad de éste. Así, en los Parlamentos nacionales y en el Parlamento europeo hemos asistido al mismo tipo de movimiento de sustitución de la "vieja" por la "nueva" política, sin mayores efectos hasta ahora. Mientras, las instituciones europeas ejecutivas se han blindado contra esa marea, a la vez que se ha sometido totalmente al poder del Consejo Europeo (presidentes de Estado y de Gobierno de los paises de la UE), el único que realmente tiene poder de decisión.
 
El CE está compuesto por los Jefes de estado y Primeros ministros, pero la distribución de los votos y los pactos no escritos hacen que Alemania sea la verdadera dueña del cotarro. Sólo Francia puede condicionar un poco el poder de Alemania, porque siempre se ha sabido que Europa es "cosa de dos", que sin estos países fundadores no existiría Europa. Los demás son comparsas de los intereses de estos dos pesos pesados, rodeados por una segunda barrera de aislamiento los pesos ligeros, los países pequeños pero satélites de Alemania. En esta Gran Corte, que concentra el poder de la UE, hay desavenencias de poca entidad, porque los pececillos quieren adquirir más relevancia a través de instituciones como la Comisión, pero siempre sin atacar la hegemonía alemana. Por lo tanto, no tienen los mismos intereses que los paises del Sur o del Este, todo lo contrario. Sirven de primera línea de coral defensivo contra esos extraños comparsas.
 
Al reprimir la expresión del malestar a nivel nacional, y el doble blindaje de al IE bajo la férula de Alemania, Europa se está convirtiendo en una olla a presión insostenible. Esa ola a presión ya ha empezado a tener pérdidas por diferentes puntos: los paises del Este y la inmigración sin control, el malestar económico sin esperanza, la deuda acumulada de Sur a Norte a la que sólo se le aplicado paños calientes llamados rescates. Mientras, Europa se está rompiendo políticamente por sus bases. Los Parlamentos nacionales son cada vez menos europeistas, y cada vez más sesgados a la extrema derecha en el Norte (y en el Este, por ser los,parachoques de la inmigración), y a la extrema izquierda en el Sur.
 
Se puede vislumbrar ya una confrontación entre el Norte y el Sur, en un escenario de debilidad de los partidos democráticos, que no podrán resistir la avalancha que se les viene encima, entre otras razones porque de su seno se ha expulsado la estima de la democracia como máximo valor. Lo que quede de Europa dependerá de la voluntad de los paises fundadores, Francia y Alemania especialmente, porque de los demás no se puede esperar nada. Pero hoy por hoy las fuerzas debeladoras son potentemente centrífugas, nada interesadas en mantener el tinglado. No hay visos de voluntad de reforma: o cerrazón de los "viejos" partidos o "acción directa" de los "nuevos",
 
Lo que los mediocres políticos españoles soñaban es que Europa acabaría con los seculares problemas democráticos de España. Pues va a ser posiblemente al revés. De momento parece haber servido para aplacar los dioses de la guerra entre Francia y Alemania, pero. ¿Cuánto tiempo?
 
Fuente: Adrew A. Michta
 

1 comentario:

Miguel E. dijo...

Abundo en el tema, con tu permiso.

Todo Derecho aplicable en España es Derecho español, es decir, emanado de la soberanía nacional, que, al ser España una Democracia, es soberanía popular; voluntad popular (ésa es la teoría, no se me enfaden).

En consecuencia, todo Tratado Internacional (fundacional de una Organización Internacional como la Unión Europea o la ONU o simplemente referente a un acuerdo entre 2 Estados o entre un Estado y una Organización Internacional) DEBE pasar por el Parlamento Español y ser aprobado para poder tener vigencia en nuestro país. En el momento en el que el Parlamento aprueba un Tratado Internacional (por ejemplo, Maastricht), éste se convierte en legislación española, en Derecho español.

En España no rigen (en teoría) legislaciones diferentes a la española.

Si se toman decisiones en el Parlamento Europeo y éstas rigen en España es porque el Derecho Español (un Tratado regulador de la Unión Europea aprobado por nuestro Parlamento) así lo establece, y no porque ningún otro país lo establezca. Es decir, si una mayoría del Parlamento Europeo o del Consejo decide una cosa y ésta se aplica en España es porque España HA ACEPTADO que dichas reglas del juego rijan para nuestro país.

Ahora bien, repito, ésta es la teoría, pero de la teoría a la práctica en Derecho hay mucho trecho.

En consecuencia, si mañana España quiere salirse del euro puede hacerlo (aunque desencadene sanciones por parte de otros países o sufra presiones). Ídem si quiere salir de la Unión Europea.

En teoría...

En cualquier caso, este tipo de situaciones se han dado toda la vida. Todos los países son soberanos...en teoría.

Siempre puede venir un país extranjero a presionar sin necesidad de pertenecer a la Unión Europea. Del cuajo del Presidente del Gobierno (y de la situación económica del país) dependerá el grado de resistencia a dichas presiones por parte del país presionado.

Resumen; TODO lo que se aplica en España se hace porque es Derecho Español. Todo lo que viene "de fuera" se TRANSPONE a la legislación española por aprobación del Parlamento (continuamente el Congreso está transponiendo Directivas europeas, etc.).

Que eso se haga libremente o como consecuencia de alguna presión externa es otra historia.