"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

viernes, 12 de febrero de 2016

Desconfianza mutua

Los bancos no confían en los clientes que piden crédito, aunque de éstos no hay muchos, pues ellos no confían en el futuro de sus posibles inversiones. Además, los bancos siguen en proceso obligatorio de recapitalización, lo que les obliga a correr menos riesgos.
 
Encima, los tipos de interés bajos, incluso negativos, impuestos por los Bancos Emisores, cercenan el margen de ganancia de la banca. Se hizo con la idea de presionar a los bancos a que buscaran activos rentables privados que financiaran inversión. Pero no ha sido así. Lo que ha pasado es que los bancos prefieren guardar el dinero por el que pagan 0% y encima pagar un interés negativo impuesto por el BCE u otro banco central a los depósitos que las entidades guardan en ellos. ¿Por qué? Por la gran desconfianza, y además creciente, que hay entre entidades, pero también de clientes a bancos, y de bancos a clientes.
Por eso la anomalía de tipos interbancarios 0% -que son fijados por el BC con su oferta o demanda - y tipos negativos para los depositos en el BC, y por otra parte tipos altísimos para las escasas operaciones de crédito, como del 6% para el consumo de bienes duraderos. En realidad, fragmentación de la curva, escasas operaciones de activos, preferencia por financiar al sector público, quien, sin embargo, no aprovecha esos bajos tipos para invertir y cancelar deuda.
 
Todo esto solo tiene una salida: crecimiento. Pero los BC han perdido su varita mágica. La empezaron a perder cuando la desregulación del 1980 dio un revolcón a la banca tradicional, y empezaron a surgir productos de una ingeniería financiera de bases poco firmes, que, en todo caso, logró oscurecer los riesgos que de verdad había enfangados en el sistema, sistema que además se extendió y uniformizó a todo el mundo, gracias a la desregulación de las operaciones transnacionales. Los paquetes de activos y pasivos iban y venían pero las autoridades ni se enteraban, por lo que decidieron confiar en el interés propio de los bancos en su solvencia, cosa que había dejado de interesarles, pues la competencia salvaje entre ellos sólo les incitaba a buscar el beneficio a corto e hinchar la cuenta de resultados. De paso, había que pagar uno bonos descabellados a sus gerentes y tener contentos a sus accionistas mediante la práctica del Buy back, recompra de sus propias acciones para mantener la cotización. Había que inventar técnicas contables que ocultaran aún más el estado de cosas. Apareció la tesis o del "Cisne Negro" riesgo inesperado que se contagia a todos, pero no es más que contabilidad fraudulenta disfrazada de tecnicismos.
 
El crecimiento no ha vuelto desde 2008 (salvo en España, pero sólo los ingenuos se lo creen), muy al contrario, aparecen horizontes nublados de vuelta a la deflación. La deflación recorta los beneficios de las empresas (menos ventas) y de los bancos (menos márgenes), pues el intento de acercar el tipo de interés real a su nivel "natural" sólo consigue aumentar la desconfianza. El artíficio de los tipos negativos aplana la curva de rentendimientos, un desastre para los bancos, y unas expectativas pesimistas de crecimiento y empleo.
 
Desde 2008, el crecimiento ha sido renqueante, o nulo, la inflación plana o negativa, pero las bolsas se han hinchado como en los mejores tiempos. Antes, la subida de las bolsas preanunciaban con 6 meses se adelanto un coció económico alcista, pero éste ha fallado y ahora se espéralo contrario.
 
A eso hay que añadir la imposible trinidad China, que quiere decir que seguro que su moneda se devaluará, porque está perdiendo a chorros divisas, y lo único malo de esa devaluación es que su deuda exterior, voluminosa, se encarece. China quiere sostener su moneda, pero no podrá. Cuando más lo intente, más fuerte será el estallido, como dice David Beckworth en un excelente artículo, cuyo resumen es esta imagen espectacular:
Que es una imagen perfecta del modelo Mundell-Fleming.
 

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