"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 6 de febrero de 2016

¿Fue JC el fundador del Cristianismo? (I)

Antes que nada, quiero dejar claro que esto no es un ataque a las creencias religiosas de los cristianos. Creo que se puede seguir creyendo en el Dios de los cristianos estudiando los hechos históricos, aunque ciertamente el dogma impuesto por la Autoridad queda bastante mal parado. Pero eso sucede porque el dogma quiere dominar férreamente los hechos seudohistóricos, como si fueran esenciales a lo más importante de la religión.
Los hechos son sin embargo muy diferentes a cómo la Iglesia desea que se crean. Hay hechos incontrovetibles, como que JC existió, vivió, predicó una doctrina extraña y nueva, y murió por ello crucificado. A partir de aquí surgen las variantes principales, entre el dogma y la historia contada con los pocos datos que tenemos pero con la lógica humana. Un creyente puede decir: la lógica humana es falible, se contradice, y yo me atengo a lo que la Iglesia me dice que crea. Está en su derecho. Lo que no está en su derecho es negarse a que otros estudien variantes históricas más verosímiles, aunque después de ellas se pueda seguir creyendo en que hubo un hombre que predicó, tuvo seguidores, y esa prédica fue la "semilla de mostaza" de la que nació un Reino, como lo llama Emmanuel Carrere.

Por lo tanto, lejos de mi atacar a las creencias de cada cual. Pero no puedo evitar preguntarme qué sucedió realmente en esta historia tan curiosa de la que un pequeño grupo de humildes seguidores originaron una Revolución, lenta, silenciosa, por ello, una de las más importantes de la historia.
 
Llevo muchos años leyendo e investigando sobre esta historia. He leído miles de páginas, desde el primer libro que fue "La Sinagoga Cristiana" de Josep Montserrat, a este último, de Emmanuel Carrere, esplendoroso "El Reino", que recomiendo encarecidamente a los interesados. Por en medio leí la "Vida de Jesús" de Renan, "El sentimiento trágico de la vida" de Unamuno, decenas de libros de historia sobre la época, y otros que guardan relación tangencial, como libros de la historia de Roma. Además he leído infinidad de veces la Biblia, AT y NT, en diferentes versiones, que ocupan lugares de mi casa que a mi mujer le gustaría desembarazar y quemar sus páginas, como el ama y la sobrina de don Quijote, junto con el cura y el barbero, hicieron con los libros de caballerías del pobre hombre.
 
Todo eso lo hice sin orden ni rigor, por el placer exclusivo de leer. No tomé notas, y además, muchos de esos volúmenes están por ahí inencontrables. El motivo por el que lo hice no lo sé. Dejé de creer en lgleisa joven. Creo que empecé por buscar un sentido a la vida, ataque que nos da a los cuarentaytantos, pero luego simplemente fue la curiosidad la que me siguió impulsando.
 
Lo más difícil de definir es lo que nos motiva. Afortunadamente, el último libro, el de Carrere, es una perfecta y sublime síntesis de todo lo que he leído. Creo que a él le motivaron razones vagamente parecidas, sin querer yo ni por un momento elevarme a su nivel inquisitivo, profesional, laborioso, del que solo puedo estar agradecido por haberse acercado un poco más -de momento- a la verdad de una de mis innumerables vidas paralelas internas. Esas vidas se van estrechando, y me da angustia ver que no me queda tiempo para acabarlas todas, repasarlas como querría, releer, y volver a releer, y volver a vivir, y probar otras cosas para las que me he robado tiempo, por haber elegido otras. La vida "nos sucede" en nuestro interior, hagamos lo que hagamos. Lo único inevitable, el destino, es que hay que elegir, pero todo sucede dentro. Es nuestro sistema neuronal lo que registra nuestro balance vital, seamos galácticos del fútbol, como sueñan muchos, o ratas de biblioteca. Nuestro destino es perseguir quimeras inalcanzables, pero lo importante es el camino, o los caminos. "El sentido de la vida es adquirir una idea de lo que es la vida" decía Ernst Jünger, que estuvo en dos guerras mundiales con la mochila cargada de libros y de cuadernos de notas.
 
Se me ha ido poco la extensión. De todas maneras, no creo que hubiera tenido suficiente con una página. Así que resumiré lo que quizás alguna vez me apetece continuar: JC fue el iniciador del cristianismo, qué duda cabe. Pero el fundador, el que de verdad lo hizo expandirse, el que le dio el vuelo suficiente para hacerlo universal, fue San Pablo. Fue el primer teólogo de la nueva religión, que empezó siendo una secta minoritaria del judaísmo. San Pablo la desembarazó de las adherencias judias, enfrentándose a los "guardianes" San Pedro y Santiago, los apóstoles que quedaron como depositarios de la predicación, para ellos nada incompatible, todo lo contrario, con el judaísmo. San Pablo, con la única arma de su pluma (y que vibrante pluma) y de sus viajes incesantes, consiguió desagregar a las primeras iglesias cristianas de las sinagogas de la diáspora judía del Mediterráneo. Poco a poco esas sinagogas, adheridas al Templo de Jerusalén, se fueron separando de los cristianos, a los que Pablo fue convenciendo que no hacía falta seguir las reglas - circuncidarse- para ser "nuevo" judío, es decir, cristiano. Hacia el año cien DC, la separación se había completado. La Sinagoga cristiana había dejado de ser judía en el Mediterráneo de cultura griega, para quienes los evangelismo se escribieron en griego. En buen aparte fue una trasferencia cultural, del judaísmo al mundo griego, hijo de las conquistas de Alejando Magno. La entrada en la acción del Imperio Romano no supuso ninguna ruptura, porque Roma había absorbido el griego y todo romano culto lo hablaba. Pablo era ciudadano romano, y sus cartas están escritas en griego.
 
Lo que esencialmente difundió Pablo fue la esperanza en la resurrección. Cristo había resucitado, lo había hecho por nosotros, y la segunda venida era inminente. Por eso aconsejaba abandonar todo empeño material, porque el fin de este mundo y la venida del Reino estaba cerca. Este aspecto escatologixo, al no cumplirse, le causó diestros problemas de credibilidad, que el obligaron a modificar sutilmente es inminencia por otras formas, como que en realidad si creían ya habían alcanzado el Reino. Pero la esencia de su doctrina era la resurrección de todos, hasta que llegó a decir: "sí Cristo no ha resucitado, si no lo creemos, no somos nadie".
 
Es fácil ver que decir lo expuesto no refuta la Fe. Refuta la historia tal como la cuenta la Iglesia, pero no es incompatible con una intervención divina en los hechos. Pero dejémoslo aquí.
 
 

2 comentarios:

Miguel E. dijo...

Quizás tus vidas interiores se entrelazan como una fuerte cuerda a la que asirse en un momento dado.

¿Quién sabe lo que le pasará a tu Fe?

;)

Por cierto, para mí una de las pruebas de que Jesucristo es Dios es que su Palabra en el desierto de una región periférica...acabase siendo la Religión oficial del Imperio.

Es imposible por improbable. ¡Ríete tú de las técnicas de marketing actuales!

Y sin embargo...

www.MiguelNavascues.com dijo...

Muy buena razón. San Pablo actuó por designio divino. Ya he dicho que los hechos no niegan una "mano invisible". En fin, a mí la historia de Pablo me parece asombrosa. Hay gente que le cae mal, creo que la Iglesia no ayuda a eso. Su perfil no sale favorecido. A mí me parece un gigante enorme. Repito: es una pieza enorme en el mecanismo de relojería de la extensión al muchos antiguo. La mano invisible o el azar funcionan.