Primero, como desquite el autor citado la deflación de los años veinte, hasta la llega de la crisis de 1919. Luego, algunos comentarios míos sobre la actitud de las diferentes escuelas.
De Eric Rauchway en su excelente "The Money Makers: How Keynes and Roosevelt Ended The Depression".
Deflación en estado puro, en hechos históricos.
"For generations, many American farmers believed that falling crop prices resulted from a simple disparity: there was a more or less fixed amount of gold out there, while the size of crops kept increasing. As new fields came under cultivation, as new technologies (like the tractor) allowed them to get more from old fields, farmers were producing larger crops all the time. New gold strikes did happen, and scientists could develop new methods for extracting more gold from old seams: in the 1890s both the Yukon strike and the cyanide process increased the quantity of gold in circulation. But advances such as these did not come along often enough nor produce enough gold to keep pace with the bounty of the American farm. Shortages imposed by the First World War encouraged still more farm productivity. As a result of this increased capacity, crop prices fell when the war ended and normal commerce resumed. After peaking at nearly $3 a bushel in 1920, wheat fell to around $1 a bushel in 1921. The prices of other agricultural goods followed suit. Meanwhile, the interest that farmers had to pay on their mortgages and other loans fell only gradually, remaining around or above wartime levels throughout the 1920s; other prices they had to pay remained higher as well. Examining these trends, the economist Irving Fisher identified the combination of debt and deflation as a cause of economic depression. 2 In an era when one in five of the nation’s workers toiled in the fields, if agriculture suffered the whole country suffered. Falling crop prices meant falling purchasing power for 20 percent of the country’s consumers. Unable to buy as much as they once could, the increasingly poorer farmers began to sink the nation’s economy. 3 In 1926, George Warren addressed the Republican Party, saying the nation needed to confront the problem of falling farm income, and soon. If the country’s leaders did not adopt “a planned procedure to restore the price level,” then prices would continue to fall until some “sudden, unplanned and unknown ‘action’” occurred. The nation’s leaders, including President Calvin Coolidge, tended to believe that they should not act. As Coolidge complacently said, “In the long run prices will be governed by supply and demand.” The market would take care of itself. Agreeing, the Wall Street Journal held that an attempt to raise prices by policy would only create a “bubble” that would result in an inevitable crash. 4 Then, in 1929, the stock market crashed anyway, with Warren’s predicted suddenness. In the ensuing economic slowdown, farmers’ purchasing power plunged even more precipitously than during the preceding hard times. Some farm advocates began to demand drastic intervention in farm production, asking the federal government to set aside a part of each farm to lie fallow. Fewer crops farmed would mean higher prices, they reasoned."
¿Ante estos hechos, que se contagiaron al resto de la economía, ¿qué receta propondría cada una de las escuelas entonces y ahora en vigor?
Hemos visto la respuesta de Coolidge, típica de un liberal: a largo plazo los precios vuelven al equilibrio y al oferta se iguala a la demanda. A largo plazo, todo vuelve a su ser.
Un nuevo clásico, como Lucas o Sargent, Diría que esto es un choque de productividad en la agricultura, y que lo que han de hacer el resto de los precios de la economía es bajar, para que las rentas reales vuelvan a su nivel de equilibrio. Así, los agricultores, con los precios de sus insumos más bajos, recuperarían poder adquisitivo. Lo único es que nadie ha explicado convincentemente cómo se induce esa bajada del resto de precios.
Los movimientos de precios y salarios, diría Keynes, no suelen ser tan veloces. Por ejemplo, los asalariados de otras industrias tendrían un salario real más alto, al bajar el nivel de precios de la cesta de la compra, pero sería difícil convencerles que no es mérito de ellos. No se dejarían fácilmente rebajar los salarios nominales. Como decía Keynes, los trabajadores admiten mejor una reducción de su salario real vía un aumento del coste de la vida que vía una reducción de su salario. Pero esta reflexión tan realista no la he visto incorporada a las "microfundations" tan exigentes matemáticamente del presente.
Por lo tanto, el aumento del salario real daría paso a un aumento de los despidos y una bajada de la contratación, pues la demanda total se ha caído por la baja en el consumo de los agricultores, lo que ha menguado los no benéficos empresariales... Antes de que los preicos y salariarios hayan vuelto a un nivel de nuevo equilibrio, las cantidades de consumo, inversión, contratación se han visto alteradas en un sentido que tiende a presionar a la baja aún más el nivel general de precios.
Introduzcamos ahora el modelo de Irving Fisher de "Debt Deflation". Es decir, asumamos que hay sectores, como los agricultores, más o menos endeudados, por lo ue la caída de sus ingresos vía deflación les complica enromemente su situación patrimonial. Eso les pues incluso obligar a vender tierras (u otras propiedades a otros trabajadores) para hacer frente a la deuda. La deflación pues, no se ciñe a los mercados de bienes, sino que también afecta a los activos, y una cosa realimenta a la otra.
Al menos Milton Friedman recomendaría abrir las espuertas del dinero, para que la deflación acabara cuanto antes y el nivel de precios subiera, lo que haría más fácil la vuelta a precios y salarios reales de equilibrio. Es decir, en vez de esperar que las "bondades" de la deflación actuarán benéficamente sobre las decisiones de los agentes, recomendaría todo lo contrario. Se puede discutir la técnica monetaria eficiente para ello, pero al menos Friedman no se engañaba con embelecos de largo plazo y de tendencia al equilibrio. Es más, seguro que recomendaría dejar que el tipo de cambio, que debería ser flexible, se devaluara, para recuperar competitividad de las producción agrícola y inducir aún más ajuste a la baja del salario real. Todo esto implica un cierto grado de ilusión monetaria, pero ¿quién se cree a estas alturas que alguien es tan racional que sabe venir y actuar contra el aumento del dinero en circulación y la devaluación? Pues justamente Lucas, el de las expectativas racionales. Lucas, del que Friedman acabo hasta los webs.
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