"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

martes, 1 de marzo de 2016

Keynes y el ahorro. El testamento traicionado

La economía que Keynes llamaba "clásica", fundaba su teoría del tipo de interés en la oferta de ahorro y la demanda de inversión. Los ahorradores eran las personas y empresas que no gastaban todo lo que ingresaban. El ahorro era un sacrificio, un no consumo, o un consumo diferido al futuro, que, por la ley de "la desestimación de las necesidades futuras" (o ley de la miopía del futuro), exigía una recompensa. Que era el tipo de interés devengado por el intermediario financiero. Digamos, para simplificar, el banco. 

Ese tipo de  interés es, para el inversor, el premio que ha de pagar para que le presten ese dinero que necesita para comprar bienes de capital. 

Por lo tanto, el tipo de interés que iguala el ahorro y la inversión es de equilibrio, porque recompensa la renuncia al consumo y carga la inversión con un coste que el invasor ha de comparara con las ganancias que estera d esa inversión.

El ahorro es el gran muro de contención de los excesos de inversión, excesos que según hacer, solo podrían venir de una alteración del tipo de interés real de equilibrio por parte del Banco Central. El ahorro era determinante de la inversión. Si la demanda de inversión era más alta que el ahorro a un tipo de interés, éste aubía, lo que aumentaba el ahorro y se vivía a restablecer un equilibrio a un volumen de ahorro e inversión mayor. Intentar invertir por encima del ahorro es una insensatez que lleva a la inflación y a la quiebra. 

Esa fue la posición de Keynes en su obra anterior a "La teoría general...", el "Treatise on money". Pero en el tránsito a la Teoría General, fue cambiando de opinión. Paulatinamente se dio cuenta de que esa teoría era falsa, que en realidad no era el ahorro el "Gran director orquesta" del proceso, porque en todo momento el ahorro es igual a la inversión, como de deuda de la contabilidad nacional. Y ese ahorro igual a la inversión siempre no coincidía necesariamente con el pleno empleo. 

Keynes abjuró de su fidelidad a la teoría clásica, y revolucionó la teoría del tipo de interés. 

En su nuevo esquema, la inversión se decide por las expectativas de ganancia de los empresarios, que compararan con el coste de financiación, obviamente. Pero lo que Keynes llamaba la Eficiencia marginal del capital, o valor actual de las ganancias futuras, no es un cálculo matemático seguro: depende de la información que tengan del futuro, que no es mucha, y eso hace que la inversión sea naturalmente volátil, pues en esas expectativas influirá mucho es estado de opinión actual, lo que hagan los demas, etc... 

La inversión no está limitada ni determinada por el ahorro. Al revés. Además, la inversión, junto con otras partidas de gasto, determinan la renta que gana el empresario y los trabajadores. Si la nueva inversión sube, y se crean más puestos de trabajo, la renta de todos los agentes subirá. De ahí que, si se mantiene la proporción que la gente dedica al ahorro, el ahorro aumentará

No ha sido el aumento de ahorro lo que ha determinado el aumento de la inversión. Es la inversión la que ha determinado el ahorro

En los clásicos, el mercado de ahorro-inversión era autónomo de lo que pasaba en el resto de la economía. Solo el tipo de interés era decisivo. Con Keynes, el cambio en el ahorro o en la inversión determina un cambio en el nivel de renta, lo que hace que la renta entre como variable encogen a en lo que después pase. Por ejemplo, un aumento de la preferencia por el ahorro reduce el gasto, lo que reduce la renta y el empleo antes de que el tipo de interés haya jugado nigún papel en recomponer el equilibrio. Desde luego que una bajada del tipo de interés suficiente podría alentar la inversión y restablecer el nivel d gasto anterior. Pero eso no depende de que aumente el ahorro, sino de que el banco central actúe para ue la banca baje el tipo de interés, lo que no es desde luego automático. 

Por eso Keynes acabó diciendo, después de cartearse con gente que como. Hayek y Roberston, le habían criticado, sino una fracasé muy acertada:

S ′ [Ahorro] is not the voluntary result of virtuous decisions. In fact S ′ is no longer the dog, which common sense believes it to be, but the tail . . .

"De hecho, el ahorro no es el perro, sino porque cola del perro." Es una metáfora que coincide bastante con la que he usado varias veces, del proceso de ahorro inversión como una cadena que va de las personas que meten su exceso de renta sobre el consumo en el banco, este transforma ese dinero a corto plazo en créditos a largo plazo, y financia los peoyectos d inversión, que son realmente la cabeza del dragón. 

No hay que creer que los bancos dan crédito en función de sus depósitos. Los bancos dan créditos según la fiabilidad del cliente que lo pide, y luego se preocupa de casar su tesorería y sus ratios de activos sobre capital que le exija la ley. 

En medio puede haber tanta intermediación sofisticada como se quiera, pero si el dinero no consumido no va a inversión productiva, no hay crecimiento. 

Esta teoría fue rápidamente traicionada por los que se denominaron "herederos" de Keynes, cuando hicieron la síntesis de Keynes con los clásicos, lo e supuso una edulcoración patente de un esquema mucho más realista, por muy imperfecto y necesitado de enmiendas que fuera. Lo malo es que se borro lo esencial, la ruptura con las falacias de los clásicos. 



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