Negro, Moro, proxeneta, puta, putero, y las sustanciosas derivadas palabras del castellano de larga antigüedad, se quieren sustituir por eufemismos que lo malo es que son oficiniscos, y por lo tanto fracasarán.
En España hay un fuerte y rico vocabulario, variado por cuanto cada región y provincia ha creado el suyo, y se pretende que desaparezca en mor de una corrección oficinesca que alguien se ha inventado por el afán de imponerla y prohibir. Más trabajo inútil para los jueces que perseguir palabras no se me ocurre.
Imaginen la siguiente conversación:
- ¿has estado últimamente de trabajadoras de sexo?
- pues no mira, porque la última vez estaba el prostituidor subsahariano y me dio yuyu.
- ¿subsahariano? Pero no era aquel que era afroamericano?
- sí, pero ha cambiado. Bah, Anda, déjalo, vamos a tomarnos una bebida alcohólica en ese establecimiento de bebidas ídem, que a lo mejor allí está la magrebí esa que lleva siempre sustancias adictivas y nos echamos unos ¿porretes?
- yo prefiero pasar antes por la casa de apuestas a tomar unas posiciones de riesgo sobre el R Madrid Barça, y luego ya me entrego a perder la lucidez.
- bueno macho (sic)! Pues ya te invitarás a una de trabajos sexuales eh? Que tú siempre aciertas en tus posiciones de riesgo! Venga, yo pago las bebidas espirituosas.
La vida es la vida, y cuando se intenta encarcelarla en palabras, se acaba encarcelando a la gente, aunque sea por el miedo a no ser totalmente correcto. Y entonces llega el Gran Hermano, pero el de Orwell, no el de Mercedes Milá.
En el artículo de El Mundo, muchos otros ejemplos de represión lingüista.
2 comentarios:
Jajaja muy bueno y todo lo relacionado con el proceso de paz en Colombia.
El señor Pablo Iglesias es un hipócrita porque el habla como quiere censurar. O que dijo sobre Mariló Montero y como habló de unos chavales que le querían robar un equipo de música?
A parte de un sectario e ignorante, es un cínico.
Carmena, ya es harina de otro costal (tiene el veneno del rencor dentro).
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