"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 9 de octubre de 2016

El Informe WEO del FMI: muy distinto, más optimista, que el Informe de Estabilidad Financiera

En Gavyn Davies  del FT, un excelente resumen del Informe WEO de otoño del FMI, en definitiva más positivo que el de primavera. La economía mundial tuvo un enfriamiento a principios de año que suscitó dudas sobre su desempeño en comparación con 2015, pero la mayoría de las zonas importantes han remontado el vuelo, especialmente China. 
Es curioso, si se echa un vistazo a mi artículo de ayer sobre el Informe de Estabilidad Financierala visible contradicción que el mismo organismo exhibe para la actividad real y la financiera. Allí veíamos que la actividad financiera se presentaba llena de dudas sobre la capitalización y la rentabilidad de las entidades de crédito, seguros y pensiones, y su margen para financiar una recuperación. El Informe de Estabilidad Financiera está repleto de "caveats" y advertencias sobre los efectos de la curva de interés plana en las instituciones, especialmente su capitalización y capacidad de financiar.
En el artículo de Gavyn  Davies, el entusiasmo es apenas disimulado. La actividad real se está recuperando, aunque eso suponga que en Europa lo hace a un ritmo del 1,5% y en China del 8%. EEUU, en cambio, ha sufrido un bache que se achaca a los efectos del fenómeno Trump, a quien, por cierto, los líderes de GOP le ha  pedido que se retire de la carrera. Una buena noticia: se han esfumado  los efectos tan temidos del Brexit, pese a quien pese. 
Insisto en el agudo contraste entre ambos informes porque demuestra que sigue habiendo una censura insuperable entre los modelos macro y las finanzas, es decir, que  no ha penetrado ni un milímetro las advertencias que trajeron la crisis de 2008. 2008 fue una crisis financiera traída como consecuencia de que se miró para otro lado cuando la música del guateque estaba a toda pastilla, y otras pastillas circulaban alegremente de mano en mano. Esto no quiere decir que estamos ante un Lehman, ni mucho menos. La situación es bien distinta. Yo diría que estamos ante un Estancamiento Secular, por usar la expresión se Larry Summers, un "New Normal" consistente en ir rampando. Pero esa cesura que parece insalvable debe cesar. No es serio que los informes más importantes que se presentan al mundo nada menos que por el FMI ofrezcan facetas tan opuestas. 
Sobre esta brecha que amenaza demasiado optimismo sobre una base llena de agujeros financieros, recomiendo leer el artículo de Sebastian Mallaby, en el FT. Estamos ahora en el mismo nivel de PER bursátil que en 2007:

There are some frightening echoes. For one thing, there is the unworldly presumption that those who sound a warning about bubbles must prove their case conclusively. For example, the cyclically adjusted price/earnings ratio developed by the economists John Campbell and Robert Shiller, screams that the US stock market is now as overvalued as it was in 2007. But of course you can pick at this measure: perhaps accounting changes have distorted the comparison? It is never possible to know with certainty that a bubble exists. Yet the 2008 crisis shows that it might be sensible to act, even without certainty.

No estamos en 2008, pero tampoco podemos decir que estamos fuera del bosque. Otros activos están acercándose a niveles de 2007, como el ladrillo. 

Central banks face an excruciating dilemma. Low growth and low inflation call for stimulus; markets untethered from fundamental value make stimulus seem dangerous; the right judgment will vary from country to country. 

As they weigh these choices, central bankers must remember a basic lesson from history. It is always easy and tempting to find reasons not to act against bubbles. But financial stability matters at least as much as price stability. In today’s distorted markets, savers are paying borrowers for the privilege of lending, pension and insurance funds can’t earn the returns they need, and banks struggle to earn profits. All of which may threaten growth as much as very low inflation.


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