"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

jueves, 12 de enero de 2017

El tan esperado regreso de la inflación

Vuelve la inflación. Nos lo anuncia The Economist. El primer paso ha sido la subida de precio del petróleo, de 30 a 50 dólares barril, y esto ya se está transmitiendo al interior de las economías consumidoras. Es lo que llevan buscando desde hace ocho largos años los bancos centrales, elevar la inflación hacia el objetivo casi universal del 2%. No estaría mal que fuera un poco más, que dichos bancos no empezaran a restringir la oferta monetaria justo cuando llegue al 2%. 
El aumento de la inflación es un signo de aumento de la demanda. Para que siga ha de consolidarse en expectativas de inflación, y para que no sean demasiado destructivas, estas expectativas han de ser 
moderadas. Una inflación esperada entre el 2% y el 4% sería lo óptimo. 
¿Por qué es mejor una inflación moderada que ninguna inflación? 
Hemos estado viviendo durante ocho años con inflación prácticamente a cero, incluso con deflación, lo que lógicamente no era un incentivo a invertir y contratar con unos márgenes de beneficio esperados (precios menos costes) tan bajos. A eso se añade unos "Animal Spirits" (estado de ánimo de los inversores) muy pesimistas. Ambas cosas se han combinado para retraer el animo inversionista, lo que ha redundado en un nivel de empleo insuficiente para acabar con el paro. Eso, naturalmente, ha retraído el consumo. 
Pero si la inflación diera igual en todas las ramas de actividad, ¿no sería igual que esté en el 0% que en el 3%? Hay una teoría - la del tipo de interés natural - que dice que hay un tipo de interés real (deflactado por la inflación) único que es el que lleva la economía al pleno empleo si los mercados son suficientemente flexibles, porque iguala el Ahorro a la Inversión. Supongamos que es tipo natural sea el 2%. Una inflación del 4% y un tipo de interés del 6% logran este tipo natural de 2%. Si la inflación es negativa, por ejemplo -2%, el tipo de interés nominal ha de ser del cero% para que el tipo natural fuera el 2%. Cuanto más baja la inflación, más difícil es acercarse al tipo llamado natural. 
A eso ha de añadirse que los mercados no son tan flexibles, sobre todo el mercado de trabajo. El salario tienen a "arrastrar los pies" cuando se trata de ajustarse a la baja, por muchas razones. Los contratos están firmados a un plazo fijo. Hay salarios que la empresa prefiere mantener, antes que perder empleados ya formados y productivos. En realidad, hay una gran incertidumbre para empresas y para trabajadores, sobre cuál es el salario que les mantendrá el puesto de trabajo. Aún sin sindicatos, los salarios no son flexibles a la baja. Y cuanto menor sea la inflación, peor. Ergo, hay menos contratación y más despidos. 
La bajada de la inflación se deriva de que ante un evento negativo que aumente la incertidumbre, todos, consumidores y empresarios, guardan el dinero. Esto es dinero que se retira de los mercados, de la demanda, ergo hace caer los precios. En un mundo ideal, esa caída de precios restablecería (Efecto Pigou) el valor real del dinero que se ha  guardado - aumentaría su capacidad  adquisitiva - lo cual incentivaría la vuelta de la demanda, o del dinero a los mercados. Pero eso es muy simple: ¿qué pasa si las expectativas deflacionistas no se paran en un punto? La gente sabe que cuanto más retenga su dinero, más podrá comprar si espera más. ¿Por qué te vas a comprar un coche si sabes que dentro de un año va a costar un X% menos? Es como si por guardar el dinero te dieran un X% de rentabilidad. Si ese X% es mayor que el tipo de interés de mercado, estas ganando más rentabilidad que si compras bonos, y sin riesgo por definición. 
No hay la suficiente información certera de que los precios van a caer una cantidad y se van a parar. Si supiéramos de antemano hasta dónde va a llegar la deflación, sería más fácil el trabajo del Banco Central. El BC quiere sustituir el dinero que se ha retenido, para que la gente vea que  o vale tanto como cree. Si se sabe que la deflación va a ser del Z% en un año, el BC podría inyectar la cantidad de dinero suficiente para convencer a la gente de que no va a ser tal; que la demanda va a volver a su nivel muy pronto. Pero las expectativas deflacionistas son difíciles de desarraigar (véase Japón). Hay un problema de coordinación entre los diferentes agentes, que no tienen claro cómo se van a comportar los demás. 
De lo que se trata es de restablecer los automatismos que había cuando las cosas funcionaban bien. Y para ello es necesario un mínimo de inflación. Por debajo de ese mínimo, la empresa no saben cuánto va a ser su margen, ni los empleados cual va a ser su salario dentro de un año, y la desconfianza aumenta, tanto más cuanto mayor y prolongada sea la caída de los precios y  salarios. 
Demasiada inflación es mala: crea expectativas alcistas y la gente intenta anticiparse a ellas. Demasiado poca, es peor aún. 
La crisis de 2008 ha causado una deflación costosísima. Ahora aparecen signos de que sube la inflación. Sería bueno que los BC no fueran demasiado rígidos con sus objetivos de inflación. Sin embargo, la FED ya está subiendo los tipos antes de que la inflación llegue al 2%. En cuanto la inflación despunte en Alemania, tendremos broncas en el BCE. Todo indica que no se va a permitir llegar al máximo potencial de crecimiento. Sobre todo teniendo en cuenta la política anti déficit que se va a desatar. En cuanto coincidan las restricciones de ambos lados, y si no se hace con cuidado, será difícil mantener el impulso. 
Hay un problema especialmente relacionado con la inflación, que es la deuda contraída cuando alcanza niveles difíciles de ser cancelados sin medidas excepcionales. 

Algunos están convencidos que las deudas han de pagarse. Eso presupone que se pueden pagar. Para pagar las deudas, La renta del deudor debe aumentar a una tasas mínima superior al tipo de interés devengado. Si no es así, la tasa deuda/renta no deja de crecer, lo que hace más difícil aún la devolución. Entonces, como decía Keynes en su "Tract on Monetary Reform", hay tres salidas:

- una quita de deuda o un impuesto de capitación igual a lo que se quiere cancelar de la deuda. Dudosa aceptación voluntaria de los votantes. 

- una reestructuración de plazos e intereses, que es una quita con otro nombre, pero que ha de cumplir con que el tipo de interés debe ser menor al crecimiento anual de la renta (o PIB). Esto exige una negociación que muchas veces es dificil, y que debe ser impulsada por un tercero - FMI, por ejemplo - por la cantidad de intereses opuestos en liza. 

- un aumento de la inflación, que eleve la tasa de avance de la renta nominal por encima del tipo de interés devengado. Si con ello aumenta la probabilidad de pago de la deuda, los acreedores lo aceptarán. Si no lo hacen, peor para ellos. Estamos suponiendo que estamos en niveles de deuda no redimibles precisamente porque la renta aumenta menos que el tipo de interés. 

Por lo tanto, la inflación es deseable, sobre todo, sobre todo, cuando se está en una depresión deflacionista. Aún así, las bajas tasas de inflación son problemáticas, porque hacen caer a muchas rentas en zona peligrosa. Así, se puede decir que la inflación es un impuesto especial que viene a reemplazar otros métodos menos aceptables. 

De todo esto se deduce que hay lo que se llama "Ilusión monetaria". Esto es, la gente no es tan racional y clarividente para saber lo que va a pasar con los precios en el futuro, por lo que no sabe cuál es el precio llamado real - deducida la inflación. Los modelos suelen tomar como dado que la gente es racional y sabe usar la información para estimar los datos de futuro en términos reales. Esto es ilusorio. Es más realista contar con la ilusión monetaria a pensar que la gente es clarividente. No tiene la información suficiente para serlo. Si no hubiera ilusión monetaria - si la naturaleza humana no fuera como es - la inflación cero no sería un problema. 


 

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