"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

lunes, 16 de enero de 2017

Pensiones

En un artículo de JR Rallo tenemos un buen análisis del problema de las pensiones. El problema de las pensiones es cuánto es su peso sobre el total de le economía es decir, sobre el PIB. Este indicador se puede descomponer en varios factores, como hace el autor citado, para captar cuales son los elementos decisivos en el resultado final del gasto de pensiones sobre PIB. 

Ecuación de las pensiones

Vamos a explicar esta descomposición de la fórmula que se hace para poder trabajar con variables operativas clave. Si observan atentamente, en realidad se trata de un identidad contable en la que se descompwone el numerador "Gasto pensiones"en distintos elementos. En efecto, Gasto en pensiones es idéntico a 

{Número pensiones * pensión media}. Esto lo podemos descomponer en 

{Núm pensiones / Núm trabajadores} * {[Pensión media / Salario medio] * Masa salarial}

Podemos introducir arriba y abajo "Pob en edad de trabajar", lo que nos permite tener en cuenta la relación entre ésta y el número de trabajadores 

Recolocando los conceptos, obtenemos los siguientes factores, que tiene su propio nombre: 

{Núm pensiones / Pob en edad de trabajar} = Tasa de dependencia 

{Pob edad de trabajar / Núm trabajadores} = Tasa de empleo 

{Pensión media / Salario medio} = Tasa de sustitución 

{Masa Salarial / PIB} = Ídem 

Estos cuatro factores están llenos de significados en la estimación del peso de las pensiones sobre el PIB estimado en el año para el que se quiere proyectar. Cada uno de ellos factores aumentarán la carga de las pensiones sobre la economía según aumenten ellos. Por ejemplo, la relación {Pob edad de trabajar / Núm de trabajadores} aumenta la carga de las pensiones sobre el PIB, pues hay menos corizantes por cada persona en  edad de contribuir a la cotización. Lo mismo pasa con {Núm de pensiones / Pob en edad de trabajar}, como es obvio. 

Por lo tanto, La estimación de cada uno de estos factores para el futuro nos dice cuál será la carga del gasto en pensiones sobre el PIB. Esta carga es ahora mismo del 10,7% del PIB. El 10,7% se explica por: una tasa de dependencia del 31%. Una Tasa de empleo del 55,8% (de 1,79 por cada empleado). Tasa de sustitución del 44%. Masa salarial / PIB del 44%. Veamos las proyecciones que hace Rallo para 2050:

Proyectemos lo que se espera de cada uno de los factores para ver cuál será este peso dentro de X años. Como dice el autor citado, 

Si la edad de jubilación se mantiene en los 67 años, la tasa de dependencia se ubicará en torno al 64% en 2050. Si la tasa de sustitución no cae del actual 43,9%, el gasto en pensiones sobre el PIB dependerá de cómo evolucionen el empleo y su productividad. Si somos optimistas y consideramos que la tasa de empleo podrá aumentar hasta el 70% de la población en edad de trabajar sin que se hunda la productividad de los trabajadores (por ejemplo, una masa salarial en torno al 48% del PIB), el gasto en pensiones públicas aumentaría por encima del 19% del PIB. Si somos menos optimistas y la tasa de empleo se queda en el 60%, el gasto alcanzará el 22,5% del PIB. Es decir, sin elevar la edad de jubilación o sin reducir la pensión media en relación a los salarios medios, el gasto en pensiones tenderá en cualquier caso a duplicarse.

Por lo tanto, vemos que la sostenibilidad de las pensiones en relación a los recursos es función de que se retoquen algunos puntos que constituyen mitos bien aferrados en la conciencia de la gente, que piensa que su pensión "se le debe" porque ha cotizado. En realidad su pensión no está relacionada con la cotización. Su pensión esta cubierta por lo que cotizan los que hoy trabajan, y por eso se llama un sistema de reparto. A ello ha se añadirse los impuestos, cuando las cotizaciones no son suficientes para cubrir el gasto total. 

Concretamente, es necesario aumentar la edad de jubilación como primera provisión, algo que hasta ahora no se ha aceptado fácilmente cuando se ha planteado. Tampoco es bien aceptado reducir la tasa de sustitución, o pensión media / salario medio; o lo que es lo mismo: el cálculo de la pensión por años de cotización. 

En sentido positivo, estas medidas no muy populares podrían ser paliadas si el PIB, el empleo y la productividad aumentaran más, lo que reduciría la tasa empleo (es decir, aumentaría el número de trab / Pob en edad de trabajar)  y aumentaría el PIB, el denominador de todos estos factores. Si España creciera robustamente, con aumentos de empleo y  productividad constantes, habría más trozo de tarta para dedicar a las pensiones. Al final, el nivel de las pensiones dependen del PIB, pero las previsiones de crecimiento para España no son muy halagüeñas, dado el panorama demográfico decadente que se nos presenta. Esto podría ser sustituido, en parte, por la productividad, con la que no podemos contar mucho, dada nuestra trayectoria. La tendencia de España es a sustituir capital por trabajo - el paroxismo de esto fue la burbuja del ladrillo - y denegar el desarrollo tecnológico, lo que frena la productividad. 

Cuando hablamos del PIB hablamos del PIB disponible, es decir, no afecto a otro gasto ineludible. Por ejemplo, debemos quitar de él la parta de pagos de impuestos por la deuda, un compromiso imposible de incumplir a menos que haya negociaciones con los acreedores. Por eso dediqué los dos post anteriores (aquí y aquí ) a la necesidad imperiosa de más inflación, para que el PIB nominal crece más y se acelere la cancelación de la Deuda, que es una cantidad nominal. Francamente, lo de mayor inflación como paliativo no se puede aplicar para el problema de las pensiones, a menos que se diera la suficiente ilusión monetaria para que la recaudación fuera siempre por delante del gasto. 

En suma, debemos esperar una corrección lenta del problema, siempre por detrás de las necesidades. 


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