"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

sábado, 25 de marzo de 2017

Las pensiones, al desnudo

En un artículo de la Revista Consejeros de José Ignacio Conde-Ruiz ("Medidas para restaurar (o no) la estabilidad financiera de las pensiones"), se expone con total claridad el problema y sus soluciones, a la vez que se desmontan leyendas (p.ej, "bastaría con aumentar el empleo", o "lo que hay que hacer es aumentar los salarios"), que corren por ahí como falsas soluciones. El autor parte de admitir los principios legales que nutren a nuestro sistema.
La principal debilidad de nuestro sistema de pensiones es la demografía, causa de que en un horizonte temporal  de treinta años, la población pasiva pase del 24,8% al 60,2% de la población en edad de trabajar, por lo que el gasto en pensiones/PIB se multiplicaría por dos (17,4% de PIB).
Para contrarrestar este factor externo, no controlable ni mediante la inmigración, hay que ir a otros  factores del gasto en pensiones para abordar el problema. Antes que nada, me gustaría destacar lo que NO es solución de ninguna manera: 

2.1. La sostenibilidad financiera del “sistema actual de pensiones” no se restaura “creando suficiente empleo”
Todos los modelos sobre este problema parten de suponer que en el horizonte contemplado se mantiene el pleno empleo, supuesto más favorable de todos. Aún así, el gasto en el año 2050  disminuiría apenas un 16%, lo que supondría disminuir en un quinto el aumento de gasto debido a la deriva demográfica. Ergo, el pleno empleo es necesario, pero no suficiente.

2.2. La sostenibilidad financiera del “sistema actual de pensiones” no se restaura “aumentando los salarios”
Suponen los defensores de este argumento que el aumento de los salarios se traduciría en un aumento de la recaudación del sistema. No tienen en cuenta que no vale lo mismo un aumento salarial vinculado o no a un aumento de la productividad. Los incrementos de salarios por encima de los de productividad llevan a un contracción del empleo; pero incluso ligados a la productividad, los aumentos salariales se convierten a la larga en un aumento de las pensiones, a menos que se retoque la tasa de sustitución, es decir, la relación pensión media/salario medio. Es decir, a menos que no se reduzca el impacto del aumento salarial en el aumento de las pensiones futuras. 

2.3. La sostenbilidad financiera de las pensiones no se restaura aumentando las cotizaciones sociales
Esto es fácil de entender: las cotizaciones son un coste más de producción, lo que afecta al empleo máximo y a la tasa de empleo. España es ahora el país de Europa con más altas cotizaciones sobre puesto de trabajo, uno de los factores más limitadores del empleo. 

2.4. La sostenibilidad financiera de las pensiones no se restaura recurriendo a los impuestos generales. 
Primero, sería trampear los criterios que rigen las pensiones, que son contributivas (la pensión es definida por la vida laboral). Segundo, los impuestos de más amplia base recaudatoria son pagados también por los pensionistas, lo que sería añadir más por un lado para mermar por otro. Tercero, si se rompe el principio de contribución, cualquier pensionista podría exigir mayor pensión dado que ya no se financia en base al sistema cerrado de Seguridad Social. 

La única variable con la que podemos jugar es la tasa de sustitución, es decir, la relación Pensión media/salario medio, siempre en disfavor del que está jubilado. El problema es que este disfavor se haga con equidad y minimizando la merma en la capacidad adquisitiva. 
Por supuesto, esto dando por hecho que se han cumplido las condiciones mínimas de pleno empleo, baja precariedad laboral para fomentar mayor tasa de nacimientos, mejorar la educación (productividad mayor)... 
pero aún alcanzando esos objetivos, dice el autor, la tasa de sustitución debe disminuir. Es decir, deben reducirse las expectativas de la gente de que existe tal cosa como un "pensión digna". Por el contrario, una pensión digna para todos pasa por un acuerdo político que reduzca la tasa de sustitución  de manera que afecte lo menos posible a la capacidad adquisitiva del jubilado. No es sencillo. Lo que propone el autor es una especie de capitalización nocional de todo lo contribuido, calcular una rentabilidad de ese capital teórico, y aplicar criterios subjetivos como la esperanza de vida. 
Este modelo ideal está fuera de nuestras capacidades políticas. Por lo visto funciona así en Suecia. Bien por los suecos, pero nosotros tenemos otros parámetros. 
Esto no es más que un resumen sumarísimo del artículo original, mucho más largo y que merece leerse.

2 comentarios:

Miguel E. dijo...

"La única vía es disminuir la tasa de sustitución."

Yo creo que también se ha jugado y se seguirá jugando con la edad de jubilación, que reducirá drásticamente el número de pensionistas aunque la tasa de sustitución siga constante.

Ejemplo; yo tengo 29 años. No me voy a jubilar a los 67 ni de coña.

Cuando yo tenga 70 la edad de jubilación será de 75 (por ejemplo).

Mucha gente se habrá muerto sin llegar a la edad de jubilación y los que la alcancen no vivirán mucho más (la esperanza de vida no va a aumentar en los próximos cuarenta años como ha aumentado en los últimos cuarenta; es imposible).

Conclusión; si hoy la gente cobra jubilación durante 20 años (63 a 83, de media aproximada) en el 2057 se cobrará durante 15 años o menos (73 a 89, por ejemplo).

Eso ayudará a rebajar el gasto en un 25%, ceteris paribus.

Pongo números exactos para transmitir mejor mi idea, aunque sé que prever datos a 40 años vista es imposible.

www.MiguelNavascues.com dijo...

Exacto. Es lo mismo.