"How can I know what I think until I read what I write?" – Henry James


There are a few lone voices willing to utter heresy. I am an avid follower of Ilusion Monetaria, a blog by ex-Bank of Spain economist (and monetarist) Miguel Navascues here.
Dr Navascues calls a spade a spade. He exhorts Spain to break free of EMU oppression immediately. (Ambrose Evans-Pritchard)

domingo, 1 de abril de 2018

Luis Garicano

Cuidado porque Luis Garicano, estrella de C’s, es un progre de acrisolada raigambre. Le molesta la Seman Santa, pero como eso no lo va  decir, ha criticado a la ministra del ejército - deje de hacer el ridículo- por hacer ondear la bandera española a media asta como símbolo de dolor del ejército. Bueno, no sé cuáles son los motivos de Doña Dolores de Cospedal para mandar poner las banderas de cuarteles y demás instituciones a media asta, pero la rabieta de Luis Garicano sí que sé de donde viene: de su  acendrada progresía de burguesito madrileño. Es una progresía sobre todo anti católica, porque, siendo liberal en economía, no le queda más para expresar sus furias y sus fobias políticas que el anticatolicismo, como al señor Azaña y tantos otros enemigos del espíritu español, que esta Semana se expresa con un catolicismo más acentuado, aunque lo hace compatible con ir a la playa y jugar a hacer castillos en la arena. ¿Y si cada uno se metiera en sus cosas? Que conste: yo no soy católico practicante, pero sí partidario de las radiaciones y constumbres arraigadas se manifiesten con Libertad, mientras cumplan la ley. 
Cuidado con Garicano: pertenece a un círculo de ilustrados cosmopolitas, como su amiga Elisa de la Nuez, que forman un círculo de asesores áulicos del partido de C’s, y que ya han manifestado varías veces su opinión de que Cataluña es superior a España  y que es más europea que el resto, que en el fondo somos unos paletos incontenibles. No tienen más que leeer el artículo citado, en el que se puede leer, observen esta frase: “la inmersión liguistica ha funcionado muy bien porque "sí logra que los niños hablen bien ambas lenguas" (sic). Aquí, el artículo completo de este sujeto. 

La reivindicación catalana tiene tres patas: simbólica, competencial, y financiera. En lo simbólico, hay que encontrar maneras reconocer la diferencia de Cataluña, usando palabras (como la palabra «nación») y símbolos que no son tan lejanos de los que de hecho usamos («nacionalidad»). Aún más importante, es crucial recomponer el vínculo emocional: Cataluña debe saber que no sólo es parte de España, sino que es querida por España, que su singularidad es aceptada y querida, que su lengua, el catalán, es un patrimonio de España tan importante como el castellano. Gestos simbólicos aquí (¿por qué no un año de lengua autonómica en las escuelas?) pueden hacer mucho. En lo competencial, se trata de blindar las competencias relacionadas con la lengua, particularmente cultura y educación y con la sanidad. En la práctica el modelo lingüístico que existe, de inmersión en catalán, funciona bien, y el hecho innegable (a pesar de la histeria) es que sí logra que los niños hablen bien ambas lenguas. Y Cataluña, con la excelente política universitaria liderada en su momento por Andreu Mas-Colell (a años luz de lo hecho en el resto de España) ha mostrado lo útil que puede ser para el resto de España el introducir competencias entre las regiones en nuestro anquilosado sistema educativo. Finalmente, en lo financiero, no se trata de cambiar a corto plazo el monto de transferencias como de utilizar el momento para hacer una simplificación radical en el incomprensible e injusto sistema de financiación, comenzando por ceder la totalidad del IRPF a las autonomías -se trata, como sugirió hace tiempo el ministro Margallo «no tanto de transferir agua como dejar que las autonomías exploten sus propios pozos», junto con un sistema competencial que incremente la transparencia financiera y la rendición de cuentas a los ciudadanos.

El PSOE y el PP deben conjuntamente pactar tal acuerdo con CiU incluyendo la necesaria reforma constitucional (para la que ahora tienen los 2/3 necesarios, lo que no sucederá quizás tras 2015), recuperando el consenso constitucional y separando definitivamente al president de sus extraños aliados. Luego el Estatut debe ser reformado, y los ciudadanos deben votarlo. No nos olvidemos, el clamor «queremos votar» ha ganado psicológicamente la partida en Cataluña, y es necesario dar una oportunidad a los votantes de que se expresen. Un nuevo Estatut lo sería. Luego todos los españoles deben votar en elecciones generales la reforma constitucional.

Al Sr. Rajoy, siempre tan averso a los riesgos y los grandes pasos, le parecerá con seguridad este camino arriesgado, y lo es. Pero es un camino que elimina riesgos mucho mayores. España tiene amplísima experiencia histórica de cambios radicales inesperados y dramáticos como para que no sea imposible imaginarlos ahora. El Sr. Rajoy, junto con el Sr. Sánchez, tiene una oportunidad única de pasar a la historia, dando un necesario impulso de democratización y de recuperación de la confianza de los ciudadanos. Octubre 2014.

Luis Garicano es Catedrático de Economía y estrategia en la London School of Economics y autor de El dilema de España (Península, 2014)

Inenarrable la sublime estupidez y/o malignidad del sujeto. ¡Viva la inmersión lingüística! ¿Qué pensar después de todo lo que ha pasado? Seguramente él pensará que como no se le ha hecho caso... Albert Rivera debería hablar sobre estos temas con su estrecho colega de economía. Porque aquí hay una asintonía mayuscula. Cuidado porque si llega a ministro de educación, nos mete a todos a estudiar catalán. Así seriamos todos bilingües. 
Un pájaro tan elitista, con estas ideas, va a gobernar la economía española. C’s es la gran esperanza ante la debacle del PP. Yo no dudo de las capacidades económicas de Garicano, profesor en la London School of Economics. Lo que dudo es si esta especie de elitismo “transversal” no será peor que lo que tenemos ahora.
En la misma onda que este post, lean este artículo de Edurne Uriarte.

1 comentario:

Enrique dijo...

Muy buen artículo. ¡Qué flaco favor nos hacemos al llamar castellano a nuestra lengua!
1) Ponemos a la lengua común al nivel del resto. No es así, es español porque es común a todos.
2) España pone en peligro ser quien lidere a nivel mundial este idioma.
3) Políticamente le hacemos un favor a unos señores que no quieren estar en España pero a la vez quieren que su lengua esté al mismo nivel de la de la nación y estado al que no quieren pertenecer.

Garicano sólo tiene ganas de ostentación y de lucir como otros economistas asesores de presidentes en la historia.